El ser humano tiene la necesidad de perseguir
la felicidad en todas partes y en todo momento. Creo que es el gran error de
nuestra Civilización actual, de la que por cierto viven muchas personas,
empresas, instituciones… con métodos supuestamente infalibles y garantizados,
miles de libros y supuestos manuales sobre ellos, infinidad de charlas y
seminarios que prometen lograrlo. Yo mismo fui durante años un buscador
compulsivo y, a la vez, consumidor de este tipo de recetas aparentemente
mágicas!
Lo único que crearon en mí es un nivel de auto exigencia y de ansiedad,
lo que evidentemente me privó de la felicidad, aunque tal vez contribuí a la
felicidad de muchos otros maestros, gurús y escritores presuntamente sabios e
iluminados que se lucraron de mí tóxica adicción y alcanzaron su felicidad…
económica! Ni qué decir tiene que yo por entonces y mientras durara el camino,
me negué el derecho de amar y de ser feliz, privándome de las oportunidades que
me regaló la vida para vivir instantes de felicidad!
Pero viviendo de verdad -y no gracias a la
edad, como muchos creen- te das cuenta de que uno es feliz solo de una manera.
Sabiendo crear y recrear momentos de felicidad y, sobre todo, renunciando a
dejar de ser infeliz, que no es más que dejar de perseguir la felicidad,
creando expectativas sobre ella e involucrando a alguien más en ello. La
felicidad sale de dentro y no es más que una actitud en la vida de uno mismo,
que nadie más puede aportar si tu no lo permites ni puede inducirte a ello. Una
vez tienes el valor de vivir y de crear momentos felices, es verdad que puedes
compartirlos con alguien más y la felicidad crece entre ambos.
Como todo largo camino que es la vida, todo
empieza con un primer paso, sabiendo que la felicidad está en el camino y no es
un estado al que hay que llegar. Y ese primer paso es sin duda decidir
firmemente dejar de ser infeliz, sin necesidad de buscar razones en el pasado,
en el presente o en el futuro. Si uno puede sentir la felicidad aunque sea en
algunos momentos, ya está capacitado para ser feliz. Luego solo debe abandonar
el viejo y tóxico hábito de la infelicidad y aprender a crear cada día más
momentos de felicidad y también aprender a compartirlos con los demás! La
mayoría de las veces pasa por aprender a invertir la misma energía que
invertimos -sin darnos cuenta- en el mal hábito de ser infelices, en perseguir
por fuera la felicidad eterna y/o en aceptar la realidad porque no es como la
habíamos soñado, para lograr vivir esos momentos felices que la vida te trae a
cada nuevo instante, con amor.
Escrito por Miguel
Benavent de B.
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