LA VIDA ES FÁCIL Y TODOS LOS DÍAS SON FIESTA
La vida es fácil y todos los días
son fiesta. Y no lo digo sólo por los gatos, que dicho sea de paso, viven de
fábula. Sino por nuestras propias vidas. Cuando lo reflexionamos detenidamente es algo que parece obvio.
Pero si todavía no te has dado cuenta, ya puedes preguntarte por qué.
Porque los días no tienen nombre, más que los que nosotros les ponemos.
Y los años no tienen fechas, más que las que nosotros les
ponemos.
Y si la vida te parece complicada no intentes buscar culpables
fuera, porque la solución está en ti mismo.
Aquí no estamos hablando de tópicos, estamos hablando de
realidad.
No la realidad inventada que nos programaron para desviarnos,
estamos hablando de la auténtica realidad. La esencia de lo que son las cosas.
Y si esta realidad está definida por nosotros mismos,
pregúntate: ¿qué sentido tiene que vaya en nuestra contra? Ningún sentido, en absoluto.
Si nos parece ir en nuestra contra es porque esa sensación la
hemos adquirido navegando entre la cantidad de falsedades que otros se
inventaron durante generaciones para que no nos diéramos cuenta.
Para tenernos entretenidos ante obstáculos absurdos que nos
hacen perder nuestro preciado tiempo, y así aprovecharse de nosotros.
Porque los días de nuestras vidas no están divididos entre
laborables y festivos, porque el tiempo es realmente nuestro.
Porque si hay que definir a nuestros días, hay que definirlos
como festivos.
Porque cada día, cada mínimo espacio de tiempo de nuestras
vidas, es la celebración de que estamos vivos.
Es la celebración de que estamos aquí y de que somos nosotros
mismos, aunque seamos incapaces de encontrar las respuestas que buscamos.
Porque aunque vivamos en la eterna ignorancia, al menos nos
damos cuenta de que vivimos, y eso es lo realmente importante.
Y tampoco nos dediquemos a perseguir a los culpables de nuestro
engaño. Ni los odiemos, ni los demonicemos ni nos venguemos.
Porque nuestra auténtica victoria es romper sus cadenas y ser
nosotros mismos, y caminar nuestro propio camino.
Porque este tiempo que vivimos tampoco podemos perderlo odiando,
demonizando y vengándonos.
Este tiempo que vivimos hemos de aprovecharlo siendo nosotros
mismos, y dejar de lado lo que nos obstaculiza en ese sentido.
Y esta es nuestra gran victoria: ser conscientes de este hecho…
por fin elegir nuestras propias opciones, hacer realidad nuestros deseos.
Y la vida es fácil, si deseamos que así sea.
Y cada día es festivo, si deseamos que así sea.
Porque cuando tenemos un propósito, haciendo lo que amamos
hacer, atraemos a la gente y a las circunstancias que necesitamos para
conseguir nuestro objetivo.
Porque cuando nos enfocamos en el resultado que queremos, no en
el proceso, nuestra intención pone en movimiento al universo.
La clave, o el secreto, llamémosle como queramos, está en elegir
hacer realidad todo lo que nos propongamos.
Y ahí está: tomar las riendas de nuestra vida es sencillamente
cuestión de hacerlo.
No hay más esfuerzo, dificultad o impedimento que no querer
hacerlo.
“No lo intentes, simplemente hazlo.”
Y para romper esta programación que está constantemente martilleándonos con todo lo contrario hay una manera muy fácil de contrarrestarla.
Por ejemplo, si tu primer objetivo es conseguir más dinero,
escribe esto en un papel o anótalo en tu “smartphone”, y leelo cada día, tal
como explica Robert Anthony en su libro “Beyond positive thinking” (“Más allá
del pensamiento positivo”):
“Elijo saber cómo ser rico. Elijo merecer la riqueza. Elijo que
mis ingresos excedan a mis gastos. Elijo darme el permiso para disfrutar del dinero. Elijo
liberararme de mi falta de voluntad de ser rico. Elijo aceptar que el dinero
está fluyendo en mi vida ahora mismo. Elijo ser rico en conciencia y rico en
dinero.”
Por supuesto, puedes cambiar esta fórmula adaptándola a tu
deseos, porque lo importante es su esencia.
Lo importante es elegir, aceptar que queremos superar nuestros
obstáculos y a la programación negativa, y hacernos receptivos a nuestros
propios deseos.
Romper el ser nuestro propio obstáculo.
Y porque cuesta el mismo esfuerzo atraer a lo bueno que a lo
malo, qué mejor que atraer a lo mejor a nuestras vidas, ¿no crees?
Reitero la frase inicial: “la vida es fácil y todos los días son
fiesta”.
Y es que no me estoy inventando nada nuevo, es que es así.
Sólo tienes que desear comprobarlo.
Un abrazo.
José Manuel Goig
http://www.oroparatodos.org
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