DESPLEGAR LAS ALAS... Y VOLAR... VOLAR EN LA VIDA
"La bruja del bosque solía decirme: Cuanto más control busques en
tú vida, menos espacio para la magia estarás dejando. La vida es la magia y el
misterio del momento"
Aparqué el coche a un lado de la calle y
mientras esperaba, me dediqué como es mi costumbre o deformación profesional a
observar a las personas . Vi gente que paseaba con prisa por la calle. Unos
empujaban sus carros de la compra. Otros de paseo con la correa del perro en
una mano y el niño en la otra. La calle estaba bulliciosa a esas horas del
mediodía de un sábado.
Giré la vista a un lado de la calle y
observé el nuevo comercio que habían abierto. Toda esa calle estaba repleta de
nuevos comercios, que intentaban salir adelante. Los comienzos pueden ser un
poco duros a veces, pensé. Lo que más me llamó la atención, es que en la
fachada de ese comercio, habían colgado una jaula con un pájaro dentro de ella…
algo que ya no se suele ver en el paisaje moderno de hoy en día y mucho menos
en la fachada de un comercio.
Allí quedó mi vista fijada durante largo
rato mientras esperaba. Dentro de la jaula había un pajarito que se balanceaba
dentro del pequeño espacio que le envolvía. Sus alas amagaban el vuelo, agitándose
nerviosamente a cada momento, y ante la incapacidad de volar, el pájaro
volvía una y otra vez a intentarlo, saltando de un lado a otro de los soportes
colgantes que adornaban la jaula. La gente paseaba y no hacían caso de su
presencia. Y el pájaro, seguía amagando. Cabezón. Como si en uno de esos
saltos, pudiera salir de la jaula y volar agitando sus alas que ahora
quedaban ridículamente encogidas por falta de espacio.
Pensé que si el pájaro pudiera hablarme, me
diría que añoraba su LIBERTAD. Sin embargo, y además de esto, a mí me pareció
cruel que un ser que ha sido creado para una misión tan clara, le fuera
arrebatado su don de forma insensible e injusta.
El pájaro tiene una misión clara y sencilla…¡VOLAR! Claramente,
ese Don, le fue arrebatado impunemente. Y los saltos nerviosos que daba dentro
de la jaula, indicaban su ansia por demostrar quién eEs él. Esa jaula no era
suya. Simplemente, de un modo u otro, alguien encajó esa realidad en su vida y
allí se quedó, sin saber qué ocurría ni qué le impedía volar. Y lo más grave
sin pedirle opinión de si esa era la vida que él quería.
-¡Yo Soy un pájaro! – Nos diría
orgulloso. – Mi alegría en la vida es volar. Abrir mis alas, batirlas sin
esfuerzo y alzarme hasta que mis plumas quedan bañadas por el sol o la luna.
Acariciar el viento y crear remolinos a mi antojo. Mirar desde arriba lo
pequeño que es el mundo. Mi visión es amplia desde allí. Y mi misión queda
reducida a algo tan valioso que no tiene precio. Volar. Vivir haciendo lo que
soy. Nací para eso. Nací libre para expresar lo que Soy. ¡Soy un pájaro! Y
volar en libertad.
Todo esto me hizo pensar y llevar la
historia a mi realidad y a los que la comparten cada día conmigo. Y es que veo
cada día a seres humanos que no son felices porque se han creado una jaula
invisible que no les deja ser quienes realmente Son. Viven alejados de sus
valores personales. Esos valores que son los pilares que sujetan la casa de su
vida. Y su visión del mundo es limitada porque tienen la creencia errónea de
que esa visión es real.
La vida va poniendo en nuestro camino
situaciones donde debemos elegir: tomar una decisión u otra, dice lo que somos.
Cada elección, dice de nosotros lo que elegimos ser. ¿Elegimos pasar a la
acción o quedarnos cómodos y conformarnos con lo que nos ofrecen otros? En la
elección está el resultado de lo que quieres crear en tu vida. y de esa
elección, saldrá el ejemplo que estés ofreciendo al mundo: a tus hijos, a tus
amigos, a tus compañeros de trabajo, a tu familia… y lo que es más importante
aún, ¡a ti mismo.
A veces, por querer conformarnos, creamos
una mentira. Son miedos para no dar el paso que deberíamos dar. Y resulta que
esos miedos son insignificantes porque lo peor que nos podría pasar, ya nos
está pasando: seguir metidos en la jaula del conformismo. De seguir ahí, nuestra
imaginación, nuestra pasión, nuestra actitud positiva, nuestro talento y
genialidad, aquello para lo que nacimos un día, se va diluyendo en nuestro día
a día.
No es extraño escuchar hoy día: “mi trabajo
no me gusta, pero las cosas están muy difíciles…”, “mi marido no me trata como
merezco, pero más vale lo malo conocido…”, “me hubiera gustado dedicarme a otra
cosa, pero no tengo tiempo ahora de ello”, “me pagan poco y me conformo con
ello porque cualquiera busca otra cosa…”, “no tengo tiempo para mí porque tengo
cosas que hacer…”
¿Te das cuenta de la gran jaula que construyes cada día?
¿Qué tipo de jaula te impide ser lo que quieres ser?
¿Qué pasito puedes dar para que tu jaula no te atrape?
¿Qué valores no encajan en tu vida o sientes que te han arrebatado?
¿Quién crees que podrías ser si no tuvieras esa jaula?
Deja de dar saltos esperando a que algo
cambie con el tiempo o a que otros abran tu jaula. Abre tus alas. Atrévete a
salir de la jaula que te has fabricado. Atrévete a mirarte, a valorarte.
Atrévete a ser consciente de quién realmente eres, elige serlo, nunca es tarde
para comenzar a ser tú mismo, además no tienes nada que perder si acaso la
jaula donde decidiste un día vivir o que otros decidieron por ti.
Ahora más que nunca, estoy seguro que las
jaulas de nuestra vida, sólo nos las creamos nosotros mismos. Vivir en libertad
y en armonía es una de las claves de la felicidad
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