Con esta canción se cierra el disco “Cantos desde el Espíritu”. Un álbum elaborado y que fluye desde el corazón, desde el corazón primigenio, desde el niño interior... el que fuimos, somos y siempre seremos.
Porque
todas las filosofías vitales, todos los caminos espirituales coinciden en una
idea: Somos niños en continuo y asombroso aprendizaje y es algo que nunca
debemos olvidar... y si lo hacemos, debemos volver a reconectarnos con Él, con
el Ser Interior, con el Niño que somos.
EL NIÑO QUE
FUISTE
El niño que
fuiste vivía día a día,
creciendo,
viviendo cada instante.
Le
maravillaba todo lo que tenía delante,
caminaba
danzando al ritmo de la vida.
El niño que
fuiste no surgió de la nada.
Es más, no
creía en cielo ni infierno
hasta que
lo invistieron del terror supremo
con el que
nos lastran y que la consciencia apaga
Y a partir
de ahí vivimos muriendo
creyendo
que el fin
siempre
está a la vuelta de la esquina.
En vez de
seguir viviendo
y llegar al
morir
con la
experiencia vivida
sabiendo
que es tan solo una escala más.
El niño que
fuiste no guardaba en la memoria
más de dos
o tres segundos el dolor.
A lo
desconocido no tenía temor
y era feliz
inventando su historia.
El niño que
fuiste era sabio a su modo.
No olvidaba
nunca lo aprendido.
Miraba a la
luna arrobado y decidido
quería ser
amigo del mundo, de todos.
Y a partir
de ahí vivimos muriendo
creyendo
que el fin
siempre
está a la vuelta de la esquina.
En vez de
seguir viviendo
y llegar al
morir
con la
experiencia vivida
sabiendo
que es tan solo una escala más.
A.BARO
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