¿ESTÁS
VIVIENDO CONSCIENTEMENTE?
Tu
vida trata de ser vivida, ella procura aprovechar cada momento y no esperar a
que lo malo venga para hacer de ella misma un “carpe
diem”. Eres
tú quien le pone las barreras, eres tú quien le impide ser vida. Disfrutar y
aceptar cada momento que vivimos tiene un trasfondo importante que no
podemos desestimar y es que parece que hacerlo de forma intensa nos ayuda a saber
quienes somos.
Vivir
nuestra vida en primera persona y sin inercia es la única manera de
conseguir conocernos a nosotros mismos. Pese
a la dificultad de alcanzar la habilidad del automanejo, parece que es la única
forma de llegar a mantener una estabilidad
emocional y un equilibrio psicológico. De la misma
manera que el herrero tiene que conocer todo lo necesario sobre metales,
herramientas, técnicas, etc., para convertirnos en personas plenas y felices será
preciso, primero, que conozcamos cómo somos y cómo queremos llegar a ser. En definitiva, cómo queremos
vivir.
Si
en verdad queremos apostar por conocernos e incrementar nuestra autoestima debemos elegir la opción de vivir siendo conscientes. Esta afirmación puede resultar
vaga e imprecisa pero en realidad vivir conscientemente es algo muy concreto y consiste
en cuestionarnos cómo y en qué queremos variar nuestra vida para no fallarnos a
nosotros mismos.
Nuestra
conciencia favorece que seamos más o menos abiertos, tendamos a ser claros
o confusos, podamos ver o no, vivir de forma consciente, semiconsciente o
inconsciente, o disponer de múltiples opciones de forma habitual. Optar
por la visión, la claridad o la apertura es sumamente importante para autorrealizarnos.
Si
nos escondemos de nosotros mismos bajo la manta y nos ocultamos nuestras
emociones, sentimientos o creencias interiores poco podemos avanzar hacia el
equilibrio y estabilidad que estamos persiguiendo. De
hecho, vivir de forma irreflexiva conllevará el fracaso
vital antes o después.
Además, para
vivir conscientemente es importantísimo que cuidemos nuestra reputación
personal, que no es más que la reputación con
uno mismo. O sea, la honestidad personal depende del uso que hagamos de
nuestra conciencia. Es mucho lo que está en juego, ¿verdad?
Apostar
por una vida consciente es apostar por el caballo ganador. Reconocer
en nuestra realidad lo que es y lo que no es y dejar de centrarnos
solamente en lo que nos gusta es la única forma de ser responsables
con nuestra vida.
No
es sano que pensemos por los demás, como tampoco es sano que otros piensen por
nosotros, hemos de ser independientes, perseguir el autoconocimiento y
buscar primero desde nuestro interior, que es probable que nos depare sorpresas
positivas que ni siquiera imaginamos.
Si
vivimos conscientes de nuestro mundo interior más creeremos en nuestra mente y, por tanto, en nosotros mismos. De
esta forma, respetaremos más nuestro valor y nos sentiremos más naturales, lo
que apoya el desarrollo de nuestra autoestima
Vivir
conscientemente no es cuestión de un día o dos, sino que implica que
usemos cada día, cada relación y cada momento para, sobre todo, buscar el
sentido de nuestra vida y no fallarnos.
En realidad, vivir de forma consciente nos hace entender que hay un tiempo para
dejar que sucedan las cosas y otro tiempo para hacer que las cosas sucedan, lo
cual no resulta fácil.
Al
fin y al cabo, es hora de dejar de vivir de forma irreflexiva puesto que gran
parte de nuestros problemas derivan de evitar pensar sobre lo que estamos
haciendo con nuestra vida y con nuestros ideales y, como dijo Einstein, “no
podemos resolver un problema desde el mismo nivel de comprensión en el que lo
creamos”. Algo tiene
que cambiar y quizás el cambio comience cuando empecemos a cazar las
respuestas dejándonos llevar por ellas.
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