Considero más valiente al que conquista sus deseos
que al que conquista a sus enemigos,
ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo. Aristóteles
Hace tiempo soñé con
un país de las
maravillas. Un lugar en el que no
existía la mentira, la hipocresía,
la traición, la envidia o la falta de escrúpulos. Un mundo en el
que cada uno sabía que lo mejor para sí era también lo mejor para la comunidad
y que con pequeñas acciones era muy fácil conseguir la felicidad para uno mismo y para los demás…
Entonces me desperté y
no estaba mi país de las maravillas… como si de la Caja de Pandora se tratara, se abrió ante mis ojos el mundo
en el que vivimos. Un mundo en el que convive la guerra junto a
las más bellas obras de Arte y ambas son producto de la mano humana…
Un mundo en el que
felicitamos al vecino por sus logros mientras nos reconcome por dentro sin ser
conscientes de que ese sentimiento sólo nos hace daño a nosotros mismos, a
nadie más. Un mundo plagado de imágenes de guerra y horror que nos reproducen
cada día en los telediarios y que vemos mientras tomamos nuestro almuerzo
tranquilamente…
Y sin embargo nos
escandalizamos que
los demás vean lo castos y puros que somos ante una Obra de Arte de contenido
erótico o una película algo subida de tono, cuando todos ya sabemos lo que es
el mundo… Un mundo en el que las aplicaciones de mensajería instantánea han
desplazado a la comunicación cara
a cara y a ese “Hola, buenos días ¿Cómo está?”. Que ahora decimos con poca o
ninguna gana.
Pero este
es el mundo real, un mundo imperfecto como nosotros mismos y que sigue cometiendo errores y
aciertos desde los albores de a historia, porque es así y porque lo seguirá
siendo… pero algo me dice en mi interior que cuando creces, cuando crees que ya
eres un adulto es porque ha crecido un fuerte árbol en tu interior que te mantiene sereno y resistente
ante los vientos fuertes e inesperados…
Eres un poco más sabio y ya sabes en qué consiste el juego de la vida e incluso
te repites a ti mismo con cierta ironía “la realidad siempre supera a la
ficción” o “Cést la vie” y no por ello te entristeces o te
vuelves desconfiado, reacio al contacto con los demás o incrédulo, el mundo es
imperfecto y nosotros también.
Cuando aprendes a perdonar y a perdonarte todo
se torna más fácil y con lo bueno y con lo malo entiendes que siempre
hay algo por lo que merece la pena vivir. Seguramente sean tus
hijos, tus padres y tus cosas cotidianas las que te hacen seguir vivo e
ilusionado… porque solo estamos muertos cuando empezamos a rendir pleitesía al
abandono y lo acoplamos como una constante en nuestras vidas.
Dedicado a una persona
muy especial, que ya no está aquí y que amó la vida hasta el último minuto de
su aliento. Y dedicado también a todas esas personas que puedan estar pasando
un momento triste o de desaliento en sus vidas. Con todo mi cariño y mi respeto os
animo que construyáis vuestro árbol fuerte y resistente en vuestro interior.
Gracias a la vida que
me ha dado tanto
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo.
Me dio dos luceros que cuando los abro
Perfecto distingo lo negro del blanco
Y en el alto cielo su fondo estrellado
Y en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que
me ha dado tanto
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre amigo hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando.
Me ha dado el sonido y el abecedario
Con él las palabras que pienso y declaro
Madre amigo hermano y luz alumbrando,
La ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida que
me ha dado tanto
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Me ha dado la marcha de mis pies cansados
Con ellos anduve ciudades y charcos,
Playas y desiertos montañas y llanos
Y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que
me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro al fondo de tus ojos claros.
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro el fruto del cerebro humano,
Cuando miro al bueno tan lejos del malo,
Cuando miro al fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que
me ha dado tanto
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto.
Me ha dado la risa y me ha dado el llanto,
Así yo distingo dicha de quebranto
Los dos materiales que forman mi canto
Y el canto de ustedes que es el mismo canto
Y el canto de todos que es mi propio canto.
Gracias a la vida
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