LO DIFÍCIL
QUE RESULTA COMPROMETERSE CON UNO MISMO
Muchos
seres humanos, la palabra compromiso la asocian a algo ideal pero irreal, a
otros les causa escozor, otros la evitan y la gran mayoría ni se lo plantea.
Hay
muchos y variados tipos de compromiso, pero el más importante es el compromiso
con uno mismo, comprometerse a ser uno mismo.
En
la infancia es donde se graban la mayoría de los programas emocionales que se
manifiestan en la madurez por eso muchas veces, estas actitudes tienen que ver
con la forma en que nuestros padres se han comprometido en relación a nosotros
cuando éramos niños. Puede ser que no lo hicieran seriamente o, por el contrario,
que lo tomaran como una obligación neurótica o que lo asumieran al comienzo y
luego se desinteresaran o se marcharan o se murieran y eso constituyera un
dolor insoportable.
La
sociedad misma tiene mensajes contradictorios. Los idealiza o los fusiona con
sacrificios y agobios o los niega infantilmente.
El compromiso es el fundamento de cualquier
relación auténtica de amor.
En
una pareja, es lo que posibilitará que avance fructíferamente después que pasa
el enamoramiento. Con los hijos, es lo que nos transformará de padres
biológicos en padres verdaderos. En un trabajo o estudio, es lo que permitirá
que profundicemos y progresemos plenamente. En una terapia o cualquier labor de
desarrollo personal y/o espiritual, es lo que realmente nos conectará con las
riquezas de nuestro interior.
Entonces,
¿por qué tantos problemas con los compromisos? Sencillamente porque nos causan
cambios, riesgos, crecimiento, dedicación y, también, dolor.
Veamos:
cuando nos damos cuenta que estamos estancados, sabemos que debemos
evolucionar. Nuestra parte más sabia y conectada nos invita a movernos con la
Vida, porque Ella es cambio constante, es mutación: algo debe morir para que
nazca algo nuevo. Nos da miedo este proceso, ya que no estamos educados para
pensar así. Nos aferramos a lo que somos y a lo que hay, por más que ya no
funcione o nos duela.
Ese
paso supone un cierto riesgo. Estamos habituados a la seguridad y la comodidad
de lo conocido. ¿Qué sucederá, qué ganaremos y qué perderemos, qué pasará con
los otros?
Finalmente,
se trata de crecer, de asumir nuevos roles, de dejar atrás las limitaciones que
nos hemos impuesto, de liberar lo que ya no sirve o constituye una carga sin
sentido, de desarrollarnos, de hacer uso de nuestra creatividad y de nuestra
calidad humana.
Esto
requiere dedicación, constancia, paciencia, confianza en uno mismo, seguridad
en nuestro saber y como no, valor.
Lo
más cómodo siempre es decirnos: Mejor me quedo como estoy. ¿No es lo que
pensaste? Y sí, parece demasiado. La clave aquí es no asustarse ante el gran
panorama que la vida nos presenta cada mañana al levantarnos a un nuevo día,
sino ir haciendo pequeños avances cada día.
Como
dice un proverbio chino: “un camino de mil kilómetros comienza con un paso”. Se
trata de hacer lo necesario en cada momento, sin cargarse con el pasado ni con
el futuro. Sostener la visión clara del logro que nos hemos propuesto, mientras
se va caminando paso a paso, en el aquí y ahora.
¿Será
todo sobre un lecho de rosas? No, claro. Habrá momentos de dolor, de miedo, de
indecisión, de frustración, de ira, de tristeza. Pero, piensa un momento: ¿no
los tienes ya? ¿Y qué estás consiguiendo? ¿Hacia dónde estás yendo? ¿Están
mezclados con otros de entusiasmo, alegría, autoestima, respeto, fuerza, logro,
creatividad, plenitud, amor? Eso es lo que obtendrás si cambias.
¿Y
el compromiso? Es lo que te mantendrá firme y confiado. Si no asumes el
compromiso por lo que decidas, caerás una y otra vez. Pero, ¿qué pasa si nunca
lo has hecho o has tenido malas experiencias con asumirlo? Comienza con
pequeñas cosas. Observa lo bien que te sientes cuando lo logras. Toma
conciencia de los temores y enfréntalos, con calma y confianza.
Date
cuenta que, cuando te comprometes, te liberas. Al contrario de lo que crees,
ser irresponsable o no aceptar los cambios que necesitas, te mantiene
prisionero de lo que temes, te hace débil, te victimiza, te mantiene en una
mediocridad gris y enfermiza.
Por
eso, asume el mejor compromiso que puedes hacer: contigo mismo. Luego lo demás,
te resultara fácil.
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