MENTE O
CORAZÓN… ¿QUIÉN DECIDE? ESA ES LA CUESTIÓN
Cuando
enfrentamos en la vida la noble acción de la toma de decisiones, siempre nos
asalta la duda sobre si debemos seguir los dictados del corazón cuando la
cabeza camina en sentido contrario.
Si
reflexionamos, nos daremos cuenta que la mente, la parte racional, no está
preparada para resolver y dar soluciones a lo que ella crea, solo con el corazón
somos capaces de decidir.
Sin
olvidar que la ciencia actual reconoce que dentro del corazón hay un cerebro
emocional y dicho cerebro es quien toma la gran mayoría de nuestras decisiones.
A
la hora de decidir lo más aconsejable es meditar desde la paz interior, lo que
vamos a decidir. Yo personalmente prefiero quedarme a la expectativa, aquietar
mis impulsos, no darlo todo en un instante, ni regalar afectos sin mirar a
quién.
Después
de meditarlo mucho. La verdad es que la armonía mente y corazón es el logro
mayor que podemos alcanzar, pero la mayoría de las veces esto está fuera de lo
normal y luchamos en contra de ambos grandes mandatarios de la conducta, siendo
la clave de que esto sea así, nuestras dudas y nuestra baja autoestima.
Actuar
con el corazón siempre conlleva riesgos y a veces muy altos. Pero elegir la
tiranía de la razón no equivale a no equivocarse. También la mente se equivoca
y lo que nos parece correcto se convierte en imposible cuando el corazón grita
y exige su derecho a participar.
Lo
único que podemos hacer es evaluar la fortaleza que nos asiste para cualquiera
que sea la decisión que tomemos. La valentía que muestre nuestro carácter y el
convencimiento de que sea cual sea el resultado que obtengamos, vamos a seguir
caminando hacia delante.
No
es fácil aconsejar. Y no lo es porque desde fuera todos somos capaces de
organizar la vida de los demás y porque nos parece que ejecutar una toma de
decisiones es sencillo cuando no estamos implicados. Por otra parte, cuando en
el consejo va una elección en el amor, la cosa se complica.
A
veces, cuando uno no sabe qué hacer, hay que abrir los ojos y mirar lo que no
se ve. En ocasiones hay señales que inconfundiblemente nos hablan de lo mejor
para nosotros, en ese momento. Aunque bien mirado…¿qué es lo mejor? ¿Y en qué
circunstancia o tiempo?
Posiblemente,
lo que creemos negativo hoy, mañana se convierta en una oportunidad para
superarnos. Por eso, no me atrevo a opinar nada.
Tal
vez yo, oyese primero al corazón pero sin duda, la mente tendría la llave de
paso del torrente de pensamientos que seguramente quisiera escapar de ellos. Y
al final, tomase la decisión que tomase estaría seguro de que era la correcta
por estar dispuesta a llevarla a cabo pese a quien pese y por encima de todo.
Esa
es la mayor grandeza. La seguridad de asumir como lo mejor lo que hayamos
elegido. No hay mejor camino. Y a la par entender que el pensamiento racional
nos puede llevar hasta un determinado entendimiento de las cosas, pero si
queremos ir más allá de esa comprensión meramente mental… deberemos desarrollar
otro tipo de pensamiento, que nos lleve a una comprensión mayor.
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