EL MITO DE LA
ESTABILIDAD
Soñamos con la estabilidad continuamente, la añoramos. La sociedad nos la impone como un fin a conseguir en nuestras vidas para ser felices. Por ello, nos anticipamos a la vida con una serie de pasos que debemos hacer para conseguirla. Pero añorarla no es algo negativo, pues la estabilidad es básica para poder equilibrar nuestra vida.
Soñamos con la estabilidad continuamente, la añoramos. La sociedad nos la impone como un fin a conseguir en nuestras vidas para ser felices. Por ello, nos anticipamos a la vida con una serie de pasos que debemos hacer para conseguirla. Pero añorarla no es algo negativo, pues la estabilidad es básica para poder equilibrar nuestra vida.
Si creemos que nuestro plan no se puede alterar por algunas
circunstancias sufriremos mucho, incluso en ocasiones, optaremos por seguir
soñando y que permanezca siendo una ilusión, en lugar de corregir la situación.
Nos llenaremos de frustración y de malestar.
Puede ocurrir que por
conseguir esa ansiada estabilidad nos estemos perdiendo muchas etapas de
nuestra vida, de tanto mirar a un futuro en
el que todo estará en orden un día; nos sentiremos tremendamente desdichados
por no haber podido disfrutar lo que hemos dejado atrás.
Es más, puede
ser que una vez que lleguemos a esa situación tan ansiada nos
sintamos vacíos, por no ser lo que esperábamos… por sentirnos
defraudados por esa vida “ausente de cambios” que un día creímos o nos hicieron
creer que es el paradigma de la madurez y la felicidad.
Si quieres que la
estabilidad de verdad sea útil, intenta que sea interna, que esté dentro de ti.
La estabilidad externa es solo un mito al que se le ha concedido demasiada
importancia.
Una
vida estable no es sinónimo de una vida feliz
Desde pequeños nos dicen que debemos casarnos, tener hijos, encontrar un trabajo
estable, evitar mudanzas, intentar vivir siempre en un mismo
sitio, evitar divorcios, evitar peligros, pagar lo antes
posible al gobierno para gozar de una buena jubilación y cuidar de nuestros
bienes para poder dejarlos a la generación siguiente.
Cualquier persona que quiere tener una
vida interesante, no solo una vida estable, sabe que para tener un hogar no
basta con amueblar una casa y que para tener un amor no
solo basta escoger a una persona al azar… aunque a veces algunas personas
parecen hacerlo así. Estas personas podrán adquirir estabilidad, pero
dudamos que esa estabilidad nos haga felices a nosotros y quizás a muchos de
ellos tampoco.
Ser feliz no es ser estable. Ser feliz
es una actitud, aquella que nos permite estar
satisfechos de nuestra vida y de nosotros mismos. Por mucha estabilidad que
tengas, puedes estar viviendo una vida que no te guste, por lo que
probablemente no serás feliz.
La
estabilidad emocional y una vida inestable son una buena combinación
La estabilidad está en nuestra cabeza. Podemos estar viviendo un sinfín de
situaciones diferentes o enfrentar cambios vitales bruscos que si tenemos “la
cabeza bien amueblada” podremos no solo enfrentarlos, sino disfrutar, o si son
negativos aprender de ellos para fortalecernos.
“Si crees que la
aventura es peligrosa, prueba la rutina. Es mortal”
-Paulo Coelho-
El ser estable emocionalmente no viene
solo, a veces llegamos a un punto en nuestra vida en el que aseveramos: “De
tanto pasarlo mal, ahora solo disfruto de la
vida”. Es decir, son las experiencias de la vida, y sobre todo las
experiencias variadas y vividas intensamente las que nos “amueblan la cabeza”. No
hay nada más negativo para nuestro bienestar psíquico que la inmovilidad y la
inflexibilidad mental.
Cuando buscamos por todo los medios
seguir un camino que nos lleve a la calma y a la ansiada estabilidad, más nos
damos cuenta de que podemos ser unas víctimas en lugar de unos ganadores:
un matrimonio no tiene porqué durar siempre o podemos perder el trabajo.
“¿Pero quién quiere
una vida fácil?…¡Es aburrido!”
-Jane Birkin-
El mito de estar protegidos por algo
que no va a cambiar nunca es falso a la par que frustrante. Hay
que vivir como se piensa, no pensar como se vive. Hay que luchar por lo que te hace
sentir bien, ya sea una casa prefabricada en una urbanización de familias, o
conseguir dar la vuelta al mundo tú solo.
Todas las opciones son válidas, pero
recuerda que si estás eligiendo el camino más fácil por miedo, por imposición
social o por necesidad de sentirte protegido no estás eligiendo la estabilidad,
sino un cachito de infelicidad. Por lo tanto, lucha por aquello que quieres y aprende a ser estable
emocionalmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario