RESILIENCIA
Unos nuevos versos brotan y gritan con
fuerza animándome a continuar y no rendirme, a disfrutar cada paso como un
objetivo y así, de instante en instante construir un camino donde nos
hacemos mutuamente, "Camino y Yo", hasta llegar a la meta y darme
cuenta de que, lo que realmente ha sido apasionante, es el recorrido y la
experiencia, más que el destino.
Ando meditabundo contemplando el fondo del cajón donde guardo todo lo que siento y pienso, el lugar donde brotan los polvos mágicos que llamo imaginación, con el poder de crear algo nuevo que cambie el mundo, mientras la mirada va perdida en el camino, sin meta alguna.
¿Es el caminante el que hace el camino, o el camino el que hace al caminante?
Comienzas algo con fuerza, con pasión, tal
vez con un objetivo, o a lo mejor te tiras a la piscina sin saber ni siquiera
si podrás nadar, o simplemente das un paso para salir de la zona de confort,
sabiendo que no te llevará donde quieres, pero te sacará de donde estás.
Al poco de comenzar, la respiración es más dura, el cansancio, el miedo agobia la mente,: Podré conseguirlo? Te preguntas, y si me doy la vuelta, y si no estoy preparado? Y si me juzgan…
Miras el camino desmotivado, pero no te frenas, sigues caminando aún teniendo esta vorágine de pájaros en la cabeza.
Observas las piedras, los desniveles, los retos… el cansancio se apodera de ti y tus huesos tiemblan, pero sigues adelante.
Justo cuando empiezas a ver el objetivo, aquello que anhelabas, te caes, te levantas, pero te vuelves a caer. Entonces te golpeas el cuerpo, muerdes el polvo, aprietas los dientes de rabia… alzas la mirada hacia el frente, miras hacia atrás pensando todo lo que has recorrido hasta llegar aquí, no puedes rendirte ahora!
Cierras los puños y te levantas, jadeando si hace falta, pero sigues con el ritmo incesante de un corazón acelerado, sintiendo el poder y la fuerza que vibra en ti aun después de ser golpeado, eres pura resiliencia caminando.
Ahora, descubres lo etéreo del miedo, lo inefable del poder humano, entras en una espiral de epifanía, sientes que podrías seguir caminando hasta el infinito, llegas a tu destino y las lágrimas limpian tus ojos para poder tener claridad en este instante.
Recuerda que estás repleto de pensamientos superfluos, que puedes decidir reconocer lo inmarcesible que eres, sentir la energía inconmensurable que vive en ti, la pasión sempiterna que tu eliges cuando sacar. Confía en ti, en tu intuición, si te duele deja que duela, si hay lágrimas deja que salgan, si te caes, te levantas, pero nunca, nunca, nunca, te rindas.
Si te rindes, jamás encontrarás tu camino, pero todo camino comienza por un primer paso.
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