Nos pasamos la vida buscando, ya sea bienes materiales o respuestas
espirituales. Pero buscar presupone que hay algo que no está aquí ahora, lo que
resulta frustrante. El secreto es que no hay nada que perseguir. La vida es un
fin en sí misma, una gran ofrenda que hay que aceptar. Vivir el presente nos
permitirá deleitarnos a cada instante.
Pero lo que está sucediendo
ahora mismo en el momento presente, esto nunca nos parece suficiente.
Nos pasamos la vida buscando, anhelando y deseando otra cosa, algo más, algo
distinto a lo que ahora ocurre. Buscando algo en el futuro que nos satisfaga,
nos complete y nos salve. Buscando respuestas… nos machacamos con preguntas hasta
volvernos locos.
Jamás hemos sabido descansar aquí, relajarnos completamente en lo que está
ocurriendo. Estamos sometidos a impulsos que nos empujan hacia un momento
futuro en el que suponemos que las cosas irán mejor.