NUESTRA
FORMA DE VER LA VIDA:
La mejor manera de cuidarnos
La mejor manera de cuidarnos
Pensamos que la
felicidad es algo que nos llegará de pronto, como si no dependiera
de nosotros mismos. Pero la felicidad, al igual que nuestro cuerpo,
hay que entrenarla. Nos cuidamos mucho físicamente, practicando
deporte, comiendo saludablemente, pero muy poco mentalmente. Entrenar
nuestro cerebro debe ser igual de importante que entrenar nuestro
cuerpo. Nuestra forma de ver la vida es sin duda alguna la mejor
manera de cuidarnos.
Si
vemos nuestra vida como algo externo a nosotros, estaremos dejando
nuestro bienestar en manos de la suerte o el azar. Este
punto de vista está muy extendido, parece como si solo pudiéramos
ser felices o disfrutar de las situaciones en los momentos de alegría
que trae la vida, como si no fuéramos capaces de fabricarlos por
nosotros mismos.
La felicidad no es un tren que pase por la estación mientras esperas, es un tren que tú construyes y para el que tú fijas rumbo.
Los pensamientos son
los que en última instancia nos llevan a tener una vida equilibrada
o desequilibrada. Los
pensamientos que nos desequilibran son lo que tenemos que entrenar
para poder tener control sobre ellos, de la misma forma que se
entrena el cuerpo para salir a correr. Son los pensamientos los que
forman nuestros hábitos, nuestro carácter y por lo tanto, si
queremos cuidarnos mentalmente, empecemos a cuidar lo que pensamos.
La
sociedad consumista nos ha vendido la idea de que para ser felices
debemos tener una casa decorada con las últimas tendencias, un
coche nuevo y el mejor cuerpo de la piscina. Es cierto que si
obtenemos objetivos o metas externas nos sentiremos felices pero por
un breve periodo de tiempo.
En
cambio, una
vida enfocada a los valores personales nos ofrece una mirada más
amplia de la realidad. De
esta manera no solo disfrutamos de los objetivos, sino también de
lo que acompaña a estos. Hablamos de valores como gratitud,
aventura, diversión o curiosidad. Hablamos de cuidarnos.
Cuando piensas en
positivo, las cosas ocurren.
Neurotransmisores
y felicidad
Cuando pensamos nuestro cerebro segrega unas sustancias
químicas, llamados neurotransmisores, que son las encargadas de
activar o inhibir los estados anímicos. Los neurotransmisores
están diseñados para que nuestro sistema funcione sano y en
equilibrio. Si
pensamos de una manera adecuada, el cerebro segregará un tipo
concreto de neurotransmisores; si pensamos de manera poco
adaptativa, el cerebro segregara otro tipo de sustancias o las
mismas en distintas proporciones
Si
cerramos los ojos y dibujamos el perfil de alguien a quien
amamos, nuestro cerebro segrega dopamina, oxitocina, etc. Lo que
sentirá nuestro cuerpo, será amor, y esa química trae salud a las
células. Pero si pensamos en algo que nos causa ansiedad,
segregaremos hormonas del estrés.
Al
pensar creamos un hábito, y ese hábito activa las sustancias que
nos ponen alegres o tristes. Si
nuestros pensamientos son automáticos o irracionales nos
acostumbraremos a activar un neurotransmisor determinado y
lo acabaremos haciendo de forma automática. Esto nos sucede a
diario, de hecho muchas veces activamos el neurotransmisor que no
encaja con la situación en la que nos encontramos.
Por
ejemplo, si estamos en una situación negativa el pensamiento
adecuado nos hará sentir tristeza,
produciendo en nuestro cerebro una bajada de serotonina. Lo
irracional sería tener pensamientos alegres en situaciones tristes
ya que la serotonina subiría y nos produciría un estado de alegría
en un contexto equivocado.
Lo
mismo ocurre en las situaciones en que los pensamientos adaptativos
deben ser alegres. Al
tener el hábito automático de segregar hormonas de tristeza, nos
sentiremos tristes aunque estemos recibiendo buenas noticias. No
siempre se puede estar alegre, pero aún así se puede ser feliz.
La
felicidad es
un concepto más amplio que la alegría.
Abarca encontrar un camino y un significado en nuestras vidas. Ser
feliz es una manera de cuidar a nuestro cerebro, de mantenerlo
activo, equilibrado y de mantener saludables a sus células.
La responsabilidad de nuestra felicidad está en nosotros, de manera que no podemos culpar a nadie si no la alcanzamos
Cuidarnos
pensando
Los
pensamientos sesgados y
distorsionados nos hacen entrar en conflicto con nosotros
mismos, con
los demás y con la sociedad en general. Esto hace que aumente
los niveles del gaba, neurotransmisor del estrés, volviéndonos más
negativos, suspicaces e irritables. Para que esto no ocurra, una
buena idea siempre es entrenar a nuestro cerebro a pensar
correctamente, con juicios exactos, racionales y utilizando toda la
información disponible.
Cuidarnos,
atender a lo que pensamos y cómo lo pensamos es el camino real
hacia la felicidad, ya que si pensamos correctamente sin dejarnos
llevar por distorsiones, segregaremos en nuestro cerebro una serie
de hormonas y neurotransmisores que nos conducirán al bienestar. La
serotonina, noradrenalina y oxitocina son las “culpables” de
nuestra felicidad. La
única manera que tenemos de segregarlas naturalmente es mediante el
cuidado de nuestros pensamientos.
Fátima
Servián
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