PARA Y PREGÚNTATE ¿QUÉ ME QUEDA POR HACER?
La realidad es que en los tiempos que
nos ha tocado vivir, todo va muy deprisa, no sabemos muy bien
tampoco si somos nosotros los que vamos acelerados o sin son otros
los que nos aceleran y todo lo que deseamos lo queremos ya…
Estamos en el reino de la inmediatez.
Dice el refranero castellano: “las
prisas no son buenas para nada”.
Cierto y estas prisas y el no
concedernos tiempo para nosotros, hace que no sepamos muy bien lo
que hacemos, lo que hemos hecho y lo más importante ¿Qué nos
queda por hacer?
Por todo lo expuesto, para el ritmo
loco que llevas, relájate y pregúntate…
¿Qué sueños tienes? ¿Qué metas
por cumplir? ¿Qué o quién te queda por descubrir? ¿Qué te
gustaría hacer? ¿Te quedan aún ganas de ser de otra forma? ¿De
vivir en otro sitio? ¿De enamorarte de nuevo? ¿De tener hijos? ¿De
adoptarlos? ¿De vivir una nueva etapa siendo el protagonista? ¿De
comenzar a cuidarte? ¿De cambiar de ambientes? ¿De mudar de
amigos?
Pero sobre todo pregúntate si lo que
aun te queda es… ¿Encontrarte a ti?
No se puede vivir sin proyectos, sin
ilusiones. Hay que buscar lo que nos motive a vivir. Lo que sea, lo
que mueva nuestra pasión, lo que nos impulse a luchar, a seguir, a
refugiarnos cuando todo va mal y a pensar que a pesar de lo que
suceda, lo que anhelamos está por pasar y con trabajo y esfuerzo
pasará.
Vivir instalados en la rutina
tiene poco aliciente. La seguridad que da la comodidad mata el
entusiasmo y nos hace morir en vida lentamente.
Mientras estemos llenos de vida habrá
algo por hacer, algo nos espera. Un montón de posibilidades que
abrazar y un sinfín de caminos por donde dirigir nuestros pasos,
numerosas personas por conocer.
Lo importante es creernos capaces,
saber que el mundo está ahí para nosotros y percibir que aún
pueden pasar cosas que nos den la vuelta a la vida.
Focalizar la atención en el presente
y dirigir el interés hacia un futuro posible, nos va a asegurar un
por qué para mirar cada situación de otra forma. En definitiva, a
nosotros nos esperan nuestros sueños dispuestos a hacerse realidad.
La fantasía también sirve, siempre
que la dejemos reposar en la cabeza y la sostengamos con los pies en
la tierra; pero no hay duda que nos ayuda a volar sin alas.
No lo dudes ni un momento…
Ilusiónate y vive.
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