CAMBIAR TU VIDA: 5 PASOS PARA REINICIARTE Y AVANZAR
Optar
por el cambio no es una elección casual o un capricho. La
mayoría de las veces, cuando hablamos de cambios importantes,
hablamos de un acto de necesidad, de firme convicción y ante todo,
de valentía. Porque en ocasiones no hay más opción que hacerlo,
mudar la piel, arrancar raíces y buscar otros mapas para poder
“ser”, para poder reiniciarnos y hallar ese equilibro entre
necesidades y logros, entre deseos y conductas… Como veremos a
continuación, todo ello es importante cuando tomas la valiente
decisión de cambiar tu vida.
Decía
Winston Churchill, con gran acierto, que mejorar es cambiar y que ser
“perfecto” es tener la valentía de cambiar a menudo.
Sin embargo, a esta afirmación deberíamos añadirle otra igual de
importante: los cambios son positivos siempre que no perdamos la
esencia, los propios valores. Por tanto, cualquier variación que
hagamos a lo largo de nuestro ciclo vital debe tener como objetivo
acercarnos un poco más a aquello que de verdad deseamos ser.
“No hay nada como volver a un lugar
que permanece sin cambios
para descubrir cómo has cambiado tú”
Ahora
bien, conseguirlo no suele ser fácil ni rápido, ni mucho menos
agradable, al menos al principio. Así, algo curioso que suele
suceder es que la
mayoría asumimos que debemos hacer un cambio cuando acontece algo
relevante en nuestra vida.
Perder el trabajo, dejar una relación afectiva, sufrir
una decepción o
un fracaso es casi como una invitación directa a llevar a cabo eso
que a menudo resumimos en una frase popular: “renovarse
o morir”.
Sin
embargo, y esto es importante tenerlo claro, antes de vernos en
estas situaciones que nos sitúan al borde de un acantilado, no
estaría mal desarrollar estrategias relacionadas con el cambio
personal, para afrontar mejor dichos momentos. Si
“cambiar” es sinónimo de progreso y de mejora, pongámoslo en
práctica a diario, de forma continua, de modo integrador e
inteligente.
De
este modo, reaccionaremos mucho mejor ante cualquier acontecimiento
y nos sentiremos más válidos para seguir avanzando. Veamos
por tanto una serie de estrategias para lograr esta meta.
Cambiar tu vida en cinco pasos
Cambiar
tu vida es una necesidad que habrás sentido en más de una
ocasión. Esa
necesidad te habrá llevado a consultar algún libro
de autoayuda para
descubrir que la mayoría de ellos ofrecen ideas generales muy
similares, cargadas de optimismo y buenas intenciones.
Sin
embargo, la realidad es otra. Nuestro
cerebro es resistente al cambio,
no le gusta, no lo ve correcto porque para él supone un
desequilibrio y una amenaza directa a nuestra supervivencia. Esto
nos lleva una vez más a la premisa de que todo cambio es traumático
y por tanto, para mitigar ese impacto lo que debemos hacer es
aplicar en el día a día cinco reglas; cinco enfoques de
pensamiento que nos ayudarán a favorecer esa renovación personal.
1. A través de la simplicidad surge la claridad
Marcos
ha empezado a dar clases de kárate. A sus alumnos, niños de entre
8 y 12 años, les
repite de forma constante que “sin dolor no hay logro”. Lo
hace mientras les da instrucciones agotadoras y muy complejas,
animándoles al esfuerzo. Una semana después, de su clase de 20
alumnos solo quedan 3 niños.
¿Qué
es lo que ha hecho mal este instructor? Pensar que podía generar en
los pequeños cambios rápidos y un compromiso firme
con las clases es un error. Los
auténticos cambios, los mejores logros, llegan logrando objetivos
sencillos, claros y motivadores en los que trabajar cada día.
De
este modo, y si deseas cambiar tu vida, nada mejor que simplificar
el proceso. Establece
una meta, una fácil de conseguir (aunque forme parte de otra más
grande y difícil). Cuando
la consigas, proponte para mañana otra que sea un poco más
complicada o que suponga un nuevo avance. Así, y sin que te des
cuenta, tendrás ya media montaña conquistada.
2. “Protege” tus nuevos comportamientos
Todo
cambio, grande o pequeño, exige poner en práctica nuevas
conductas. Sin embargo, hay un problema común del que no siempre se
habla. ¿Cómo
reacciona nuestro entorno ante esas variaciones? ¿Cómo reaccionan
ante nuestra necesidad de renovarnos?
- A menudo, sentimos el efecto de comentarios poco adecuados y nada motivadores. De hecho, podemos llegar al punto (nada recomendable) de dar un paso atrás por el efecto negativo de las críticas.
- Evitemos esto. Toma conciencia de que todo nuevo comportamiento debe ser “protegido”. Si eliges, por ejemplo, dejar de quedar con ciertos amigos, de dedicarte más tiempo o practicar otras aficiones, no permitas que te afecte lo que puedan o no puedan decir los demás.
3. “Ser” es más fácil que convertirse
Cuando
quieres cambiar tu vida puedes cometer el error de
desear convertirte en otra persona. Es
común visualizar esa imagen donde auto-percibirnos como alguien
distinto, alguien especial llegando a un lugar nuevo, desempeñando
tareas apasionantes, conociendo a personas diferentes e
interesantes.
Mantengamos los
pies en el suelo y entendamos dos aspectos clave.
- Ser es más fácil que convertirse. Es decir, promover un cambio en nuestra vida no supone transformarnos en alguien que no somos. Esto no es ni lógico ni saludable.
- Lo ideal es que todo cambio potencie la expansión de nuestro ser. Que nos permita hallar el equilibrio, pero desafiando a la vez nuestros miedos y limitaciones para dar un paso más allá. Un paso donde ajustar aspiraciones con logros, sueños con triunfos, bienestar con satisfacción.
“No intentes cambiar el mundo,
intenta que el mundo no te cambie a ti”
4. El miedo a lo desconocido está justificado
En
muchos libros de autoayuda vamos a encontrar la siguiente frase “no
tengas miedo, tú puedes, confía en ti”.
Bien, esta expresión tan manida y usada en exceso tiene matices que
debemos considerar, veámoslo.
- Tener miedo es normal, así que no lo niegues ni lo escondas, limítate a entenderlo.
- El miedo ante el cambio es ante todo temor a la incertidumbre, al qué pasará, al si seré capaz de, al si todo irá mal. Entiende que este tipo de pensamientos responden al mecanismo de supervivencia de nuestro cerebro animándonos a que nos quedemos quietos y no arriesguemos.
Por lo tanto,
no está de más que apliques esta serie de verbalizaciones en tu
día a día que pueden serte de gran ayuda.
- Tengo miedo y mi temor está justificado. Es un proceso normal que debo entender y gestionar. El objetivo es que ese miedo lejos de paralizarme, me sirva como motivo para desafiarme a mí mismo, para ver hasta donde puedo llegar.
- Para reducir ese miedo me pondré objetivos realistas, sencillos y progresivos. Iré poco a poco, pero sin detenerme.
- Si hay algo que tengo claro es que todo cambio me llevará a un lugar donde seré mejor. Todo cambio debe ser positivo. De ahí, que focalice mi mente en todo lo bueno que me va a suponer este proceso hasta la consecución del logro.
5. Admira cada resultado
Si
deseas cambiar tu vida, recuerda que las prisas no son buenas
compañeras. Ir lento nos permite tener mayor perspectiva,
ser más conscientes de cada paso realizado, de los errores
cometidos y las rectificaciones que es mejor aplicar.
Realizar
uno o varios cambios no es tarea fácil, no es un camino sencillo.
De hecho,
en ocasiones, la distancia más
corta entre dos puntos no siempre es una linea recta, sino una
travesía zigzagueante donde caer y levantarse dos y tres
veces… donde
perdernos y reencontrarnos, donde dar un paso adelante y dos atrás.
Sin
embargo, no nos olvidemos de algo en esta aventura: de admirar cada
resultado logrado. Porque el éxito logrado, nos corresponderá a
nosotros mismos y a nadie más. Es
un proceso donde solo hay alguien a quien complacer, atender y
escuchar, y ese alguien somos nosotros.
No
dudes por tanto en aplicar estos consejos si deseas cambiar tu
vida. Todo
esfuerzo valdrá la pena.
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