Cuando
te quedan por vivir menos años de los ya vividos, ante toda etapa
que concluye, ante toda tarea cumplida, se impone un grato
sentimiento de bienestar y, por qué no, de gratitud. La vida fluye
y nos ha ayudado brindándonos circunstancias propicias.
Sin embargo,
si sabemos elevar nuestra mirada para ver qué se esconde detrás de
cada hecho, también tendremos la capacidad de aceptar la piedra que
entorpece el camino o el imprevisto que demora la concreción de un
proyecto anhelado. Hasta en los momentos más difíciles de la vida,
formamos parte de un suceso maravilloso que merece ser
agradecido… ESTAR VIVOS.
Por
supuesto, no se trata de valorarlo en virtud de las posesiones
materiales ni de la mayor o menor suerte que - pensamos - nos
acompaña. Se trata de descubrir que todo ser, tan sólo por
existir, revela un secreto, recrea la mayor magia de la que podemos
ser partícipes... LA VIDA MISMA.
Cómo nos
sorprendemos cuando nos despertamos por la mañana y abrimos
nuestros ojos. Cómo olvidar que hoy es un día irrepetible y único,
y que nosotros tenemos el privilegio de vivirlo en plenitud...
Así, cada
objeto, cada persona, cada palabra, cobrarán un nuevo significado,
el que nunca deberían haber dejado de albergar, y llenarán de
sentido nuestro espacio vital.
Todo
ser humano llega a este mundo para cumplir una misión
impostergable: Aprender a quererse, conocerse en profundidad,
apreciar lo que tiene, aceptar a quienes le rodean y, entonces,
transitar el camino que se abre frente a él.
No
importa si, en algunos tramos, el terreno es escarpado: sólo son
pruebas a las que el destino le somete a fin de fortalecer su
espíritu. Sepamos apreciar toda bondad y toda belleza que nos
rodee, por pequeña que sea.
Pero,
también, sepamos reconocer qué nos está tratando de señalar la
vida cuando nos presenta obstáculos, una y otra vez.
Y
sobre todo, para no culpar a nadie de lo que nos suceda, seamos
conscientes y tengamos siempre presente que de nosotros depende todo
aquello que nos sucede y las consecuencias que de nuestros actos se
deriven.
Si
comprendemos el sentido último e invalorable de nuestra existencia,
habremos encontrado la mejor forma de empezar a vivirla plenamente…
Agradece
la vida.
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