Un
homenaje a todos aquellos que hicieron de su vida una búsqueda. Y a
quienes como yo, sienten que el espíritu del ser humano se prodiga
a través del universo en cualquier lugar, cuando la búsqueda de la
sabiduría y la entrega a los demás es su brújula.
“Un
buscador, es alguien que tiene inquietudes y ansia de saber, no
necesariamente alguien que encuentra, un buscador es alguien cuya
coherencia le hace ser siempre él, alguien que a lo largo de su
vida, nunca dejará de buscar ese conocimiento que dé respuestas a
todas sus interrogantes.”
Un
buscador sabe que no ganará la lotería, ni hará el amor con la
más bella, ni se desmayará de emoción ante un auténtico Picasso.
No
quiere discutir contra las estrecheces cotidianas, ni sumarse a los
lamentos de la gente, en cambio le gustaría tocar las axilas de un
león cansado, y sacudir las orejas de una manada de elefantes, o
perderse entre las hojas del girasol más ausente.
Piensa
que haciendo eso su cascarón puede sacudirse el moho de nostalgias
y lagrimones.
Un
buscador desea mecerse como hacen los muertos, sin prisa, sin pausa,
desea mojar su garganta con el viento que corre, y examinarse de
perfil en los ojos amarillos de las iguanas, como un mascarón de
proa que estudia su reflejo en el mar.
Es
ante todo un ignorante, un analfabeto de las cuestiones importantes,
y de los motivos que agitan a sus próximos prójimos.
Por
decirlo así: no pierde el sueño ante el coche de su cuñado ni por
los pechos de miss universo, ni por los rumores de la guerra.
Y
lo más grave del asunto es que no se arrepiente, no reniega de su
torpeza mundana, ni de la incultura que arrastra y que abona en
diarias cuotas de aparente indiferencia. Alguien le dijo que se
entretiene demasiado con sus pulgas y por lo tanto se pierde la
aventura del mundo.
Por
eso un buscador baila la danza de los perros callejeros, baila,
gira, y muerde su cola animal, corriendo veloz hasta que el
horizonte se hace circular, hasta ser el centro de una línea de
colores confusos y mutantes.
Su
propio cascarón, si lo llega a notar, está de acuerdo: aprieta los
dientes y piensa con los pies en la tierra, confiado en que no hay
lugar donde esconderse de uno mismo (y en verdad no lo hay).
Pero
el buscador sabe que hay una chispa, un delirio casi estrella, una
mano amorosa que empuja y empuja desde adentro, algo que sostiene a
su cascarón para que siga gastando los zapatos, para que continúe
la senda que llega hacia uno mismo.
Y
eso que lo motiva es tan fugaz, tan minúsculo y cercano su
terremoto silencioso, que cuando el cascarón bebe su copa se
sorprende, se pierde, desvaría, y se olvida de todo, hasta de
aquello que un segundo atrás creía importante.
Decidiste
iniciar el viaje. Pusiste en la valija las cosas necesarias,
abandonaste tu casa y te refugiaste en la búsqueda de aquello que,
así lo crees, justificará tu vida.
Recuerda
siempre el motivo de la marcha, lo harás a cada paso y con
despierto entusiasmo, porque un camino consciente es libertad, en
cambio un camino emotivo es esclavitud y un camino mecánico es sólo
estupidez.
Has
decidido buscar y debes estar atento: muchas oportunidades de
encontrar la vía se pierden por exceso de arrogancia por falta de
estima por falta de avidez o por indiferencia.
Además,
buscar algo implica conocer aquello que estás buscando y para ir
hacia algún lugar debes tener algún lugar adonde ir.
Sé
sincero: ¿Tú sabes adónde vas? Lo sepas o no recuerda que eres tú
quien decidió caminar no sea que mañana lamentes haber emprendido
la marcha y acuses a la vida por no encontrar la vida que
buscabas. Fue la sospecha de otra realidad lo que te alejó de
tu viejo mundo.
Allí,
en tu ilusión, tenías la certeza del refugio seguro, el techo y la
comida, pero también estaban la duda la ansiedad y el sufrimiento.
Tu espejismo se caía a pedazos y por eso elegiste caminar; no digas
después que tu viejo mundo se derrumbó porque te fuiste.
Si
comienzas a mover tus pies ninguno de los que te precedieron te lo
agradecerá. En todo caso dirán: «te has dado cuenta de que es
necesario caminar».
Como
ves, deberás llegar más allá de tus opiniones. No quiero decir
que lo aprendido anteriormente sea inútil solo que su
significado se transforma de acuerdo a la etapa de la vía.
Tu
saber te llevó hasta este punto del tiempo pero a partir de aquí
el paisaje cambia y tus convicciones pueden transformarse en trampas
sutiles.
BUSCADOR: No
son sólo tus capacidades las que determinan cuánto has de aprender
en la vía sino también tu conducta.
Aptitud
y actitud van de la mano en la búsqueda que te has propuesto.
Aprovecha cada paso para aprender. Es inútil caminar si no eres
capaz de beneficiarte de ello.
Has
decidido partir pero debes saber que la vía no es sólo la
superficie que corre bajo tus pies ni la huella borrosa de lo que
dejaste atrás ni la invisible senda que espera el eco de tus pasos.
No es algo que puedas aferrar con una idea ni un concepto que
aprenderás en los libros.
La
vía no es algo que vendrá a buscarte ni una puerta que se abrirá
a tu voluntad y aunque te repitas que debes caminar ni siquiera
puedes decir que estás en la senda mientras tus piernas no se
muevan. Pero aun cuando creas que estás caminando ¿cómo sabes que
vas en la justa dirección?
De
aquellos que buscaron antes de ti quedan solo las cenizas pero en
cierto modo eres su huésped ya que en la tierra que atraviesas
también vibran sus pasos, su espíritu aún sopla alentando tu
esperanza y su ejemplo te ayuda a iluminar el rumbo.
Pero
tú eres apenas una idea que vaga; no te creas más importante que
una sombra fugaz. Recuérdalos cuando te falten las fuerzas o cuando
debas decidir en una encrucijada, porque ellos pasaron como pasas tú
con las mismas preguntas.
Quizás
mañana encuentres otras respuestas pero hoy es mejor declararte
ignorante a que exhibas tu conocimiento de los caminos a seguir. Has
elegido andar y lo harás hasta que te transformes en la marcha
misma.
Todo
camino que nace de ti regresa a ti: si has iniciado la vía no te
preocupes por saber hacia dónde te conducirán tus pies, el final
del sendero ya está dibujado en tus primeros pasos por lo tanto, si
conoces el principio conoces el fin.
Y
EL CAMINO SE CONOCE CAMINANDO NO EXISTE OTRO MODO.
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