Este
no es un artículo de amor. O, a lo mejor, sí.
Es un artículo
de amor. Pero de amor del bueno. Del que empieza en casa y mira hacia
uno mismo. Del que alza la frente y grita: “aquí estoy yo y, si
quieres, tú conmigo. Pero siempre yo”.
Del que te
recuerda una y otra vez que para ser dos, tres o veinticinco no puede
faltar la persona más importante. (Y ya saben a quién me refiero).
Hoy vamos a
hablar de cuando quien duda de tu amor eres tú. De cuando quien mira
hacia otra parte eres tú. De cuando algo muy fuerte late dentro de
ti y por personas o motivos ajenos a tu ser, lo dejas escapar.
QUIERO
HABLARTE EN DEFINITIVA, DE TUS SUEÑOS.
“El
amor no es la búsqueda de alguien, sino la conquista de uno mismo”.
Alguien dijo
alguna vez que ninguna persona termina de amarse por completo si ante
la llamada de una pasión no acude a toda velocidad. Como si su casa
ardiera. Que no había nada tan urgente como atender a un arrebato
nacido del interior. (A buen seguro, era poeta). No le faltó razón.
Y es que amar
puede ser muchas cosas, pero entre todas ellas nunca puede faltar el
instinto más salvaje de luchar, reclamar y proteger aquello que
esperamos de la vida.
SÍ O SÍ.
QUIEN PELEA POR SU HISTORIA, SE AMA.
Pero, ya
sabes, AMARSE NO ES SENCILLO. No cuando quien merodea te
amenaza con quererte un poco menos si no cumples con lo que de ti
espera. No cuando quien debería aceptarte con todo regatea con su
amor a cambio de que sigas su mismo camino. Sabes bien quiénes son.
Son los que si
no lo logras dirán “te lo dije” y si lo consigues murmurarán
“menuda suerte”. Los que tratan de ponerte el jersey cuando son
ellos quienes sienten frío.
Los que te
dicen “es-por tu-bien” pero lo que en realidad sienten
“es-por-mi-miedo”. Pero que no te engañen, amar no es evitarte
una caída cuando aspires llegar a lo más alto. Amar es no cortarte
las alas y, cuando falte viento, soplar.
Quizá les
eches de menos, pero tranquilo, no están hablando de ti, sino de
ellos. Habla su cobardía, su conformismo o un pasado donde un sueño
les cruzó por delante y lo dejaron marchar. Habla aquella ilusión
que llamó a su vida y dijeron “va, seguro que no es para mí”.
Puede que, por eso, escuches muchas cosas. Siempre injustas. Porque
para algunos nunca serás suficiente. Pero esa no es la cuestión. La
cuestión es lo que tú te respondas.
DI, ¿ERES
SUFICIENTE? Y VE TRAS LO QUE AMAS
“SIMPLEMENTE,
QUIÉRETE COMO ERES”.
¿Y qué es
quererse? Saberse merecedor de cualquiera de las riquezas de la vida.
Es no preguntar si tienes derecho a ser feliz, a sentir como sientes
y a perseguir los sueños que desees. Es, además, saberlo con
firmeza.
Recuerda:
Los sueños no son ni para los más listos, ni para los grandes
genios, ni para cuatro privilegiados. LOS SUEÑOS SON PARA
QUIENES CREEN QUE SE LO MERECEN. Como el mar, que carece de dueño y
es de quien en él quiera navegar. Como el campo. Como el cielo. Como
todo lo hermoso.
Así que:
– Basta
de pensar en pequeño.
– Basta
de decir, “esta no es mi lucha”.
– Basta
de negarte el derecho a ser quien más te apetezca.
– Basta
de dar credibilidad a los que, cuando tuvieron oportunidad, se
rindieron
Rebélate y
protege. Tus sueños son tuyos y tu vida más. Mantén tu horizonte
despejado. Escucha, pero no a todos. Y si cuando hablan no les
brillan los ojos, sospecha.
Deberás
distinguir unas voces de otras. Para ello, yo llevo a cabo una
estrategia. Si te sirve, es tuya: no pidas opinión sobre tus sueños
a quien nunca ha luchado por uno. Quizá alguna vez te equivoques,
pero por lo general es la mejor manera de filtrar a quienes quieran
quitarte la ilusión de soñar.
“No
pidas opinión sobre tus sueños a quien nunca ha luchado por uno”.
Y una
penúltima cosa (la última deberás aprenderla tú). Cuidado con
frases como “es por tu bien”, “búscate algo que asegure tu
futuro” o “por si acaso”. Aunque pueden tener buenas
intenciones, pocas veces estarán justificadas si lo que provocan es
que abandones tu pasión, tu sueño.
»¿Qué
es por mi bien? Por mi bien es que me apoyes, me valores y me
animes Ya habrá tiempo para curas si caigo. Cuento ahí también
contigo.
»¿Qué
busque algo que asegure mi futuro? ¿Qué apueste por algo capaz
de mantenerme toda-la-vida? Como si Toda-la-vida fueran a ser 70 años
más y por decreto. Tuve un gran amigo para quien Toda-la-vida fueron
solo 25 años y quien de no haber apostado por lo que amaba antes de
irse no hubiera tenido ni siquiera un ratito para él. Siento
disentir, pero la seguridad no existe y el futuro, es el resultado
del trabajo diario. »
Y
respecto al “por si acaso”, déjame decirte algo. El “por
si acaso” es solo un estilo de vida que hará que la pasión que
pones en tus sueños se reduzca a la mitad. Y ya sabes lo que
ocurre cuando sueñas a medias; ya sabes quién gana, lo has
comprobado un millón de veces. Tus sueños, desde luego, no.
Si
vas, vas.
No importa la
meta que elijas, siempre habrá alguien diciéndote que te equivocas.
Por eso, asegúrate de que cuando te digan “por ahí no es” o “te
vas a estrellar” sea al menos en el transcurso del camino que tú
elegiste. Y si se cumplen sus pronósticos, si efectivamente te la
pegas, levántate y recoge con orgullo TU fracaso. Con suavidad,
colócalo sobre un estante y contémplalo mientras te tomas un
refresco. Has logrado algo tuyo, algo propio. Y eso es algo que
muchas personas, a pesar de sus aciertos, jamás podrán decir.
Disfrútalo.
Has dejado una huella en este mundo.
Si te sirve de
algo, yo estoy orgulloso de ti.
No
puedes vivir según lo que otros esperan de ti. Tienes que buscar la
manera de que lo que amas triunfe sobre las demás opciones o
perderás el interés y la pasión por cada cosa que hagas. ¿No es
eso morir de alguna forma?
Es
tu vida y tienes derecho a inventártela. Más allá de lo que ocurra
después. Y alguien te dice lo contrario, no te rindas. respira
profundo, traga saliva si hace falta y, con el mayor amor que puedas…
responde: “si no estás a mi lado, seguiré sin ti”.
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