ABRIR EL CORAZÓN PARA PERSEGUIR UN SUEÑO
A veces me pregunto cómo hay
personas que viven sin soñar. Solo viven lo que viven en la realidad, adaptados
a sus circunstancias, a sus escenarios conocidos, a su vida planificada…
Quizás desde siempre he sido una
persona soñadora, pero inquieta, exigente conmigo mismo y con mi vida. Siempre
pido más aunque ese hábito tiña algo de insatisfacción e infelicidad mi vida,
pero a la vez me dispone a mejorar y me mantiene permanentemente atento y con
ganas de mejorar o cambiar el mundo.
Tal vez por eso me gusta escribir
y expresar mis anhelos para que, al fin, algún día se hagan realidad. Me gusta
soñar en voz alta y escribir cada día sobre ello. Pero hoy ya he aprendido a
soñar con los ojos abiertos y aceptar mi realidad, sin juzgarla ni lamentarme
por ella. Lo que haya de ser, será! Y creo que no hay mejor manera para soñar
que hacerlo despierto…
Soñar con los ojos cerrados te
ausenta, alejándote de tu realidad. Y es en la realidad donde está todo lo que
deseamos, aunque para descubrirlo y vivirlo debamos tener primero la valentía
de abrir nuestro corazón y, segundo, la voluntad de querer ver todo desde él y
vivirlo. Solo así entiendes este mundo nuestro, que los ojos solo ven como algo
peligroso, amenazante y/o incierto.
Mientras nuestros ojos ven
personas diversas y posibles contrincantes, nuestro corazón las ve a todas
iguales y unidas en un mismo fin, con las mismas luces y sombras. Los ojos dan
argumentos a la razón para creer, juzgar y/o condenar a los demás o las circunstancias
externas, mientras que el corazón te da razones poderosas para respetar,
comprender y amarlos, desde dentro…
No hace mucho que aprendí a abrir
mi corazón, solo necesité valor para hacerlo. Tuve que dejar atrás el miedo a
ser herido y aprender a aceptar el dolor y la felicidad, como partes
consustanciales del ser humano. Y me di cuenta de que un corazón abierto de par
en par invita a amar… o a huir por miedo al amor o a ser amado, sin más…
Quizás lo único que logré es
descubrir al fin qué es la vida, su sentido verdadero y mi misión en ella…
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