MUÉVETE Y EL CAMINO APARECERÁ
Muévete
y el camino aparecerá.
Puede que no lo haga hoy, ni tampoco mañana, pero en cada paso dado
con firmeza la mente se aclara y las oportunidades surgen.
Tampoco importan las veces que te hayas perdido, porque en cada
sendero equivocado nos encontramos a nosotros mismos, y ese
aprendizaje es sin duda el más valioso.
La
vida es movimiento, y si no lo asumimos desde un principio de este
modo, quedaremos relegados al ostracismo de quien no entiende que
tras los cambios llegan las oportunidades o que no basta solo con
esperar para que la felicidad llame a nuestra puerta. Todo
logro llega tras una lucha. Todo
éxito acontece tras la férrea dedicación de quien invierte tiempo,
de quien entiende de sacrificios y de esa voluntad donde no cabe la
palabra rendición.
“Solo
 da el primer paso y el resto del camino irá apareciendo a medida
 que camines”
Martin
 Luther King-
Ahora
 bien, hay algo que en ocasiones falla en esta fórmula. Nos han
 inculcado desde niños que debemos ser capaces de luchar por nuestro
 sueños. Nos
 esforzamos en cultivarnos a través de unos estudios,
 alimentamos esperanzas y esperamos ser un día esa mano de obra
 especializada y puntera capaz de crear un mundo mejor donde se
 tengan en cuenta nuestros esfuerzos, nuestra valía.
Si
 embargo, esto no siempre se cumple. Tal y como explicó una
 vez Nicholas
 Kristof,
 periodista especializado en derechos humanos, hemos llegado a un
 punto en nuestra sociedad moderna donde parecen
 haberse terminado las oportunidades, o más
 concretamente, “la igualdad de
 oportunidades”. Puede
 parecer fatalista, no hay duda, pero muchos estarán de acuerdo en
 que a
 veces, no basta con luchar hasta la extenuación para hallar el
 triunfo.
Estamos
 ante una fórmula que empieza a fallar y que requiere tal vez, de
 otro enfoque. Hay que poner en marcha otro tipo de camino. Te
 invitamos a descubrirlo a continuación.
El camino de la desigualdad y el caos personal
Michael
 Spence ganó el premio nobel de economía en el 2001. Tal y como nos
 explica a través de diversos artículos,
 hemos llegado a un punto donde hay una regla de tres que casi nunca
 falla: a
 mayor riqueza o nivel de modernidad de un país, mayores son las
 desigualdades sociales.
Evolución
 económica no va de la mano de la evolución humanitaria ni aún
 menos de los derechos personales, esos que nos dignifican como
 especie. Es como si hubiéramos vuelto a esa conciencia de clase del
 medievo, donde unas
 élites se alzan en la cúspide y más abajo, se halla una clase
 media en serio peligro de extinción.
“Si
 enciendes una lámpara para otro, iluminarás tu propio camino”
No
 es este el momento de ahondar en cuestiones políticas, pero estamos
 ante una realidad que tiene un claro impacto sobre nuestra salud
 psicológica. El
 caos personal al que puede llevarnos este contexto es inmenso, por
 ello es vital que mantengamos a flote nuestra brújula interior para
 aprender a sobrevivir en
 un entorno cambiante, a instantes implacable y muy poco sensible con
 las necesidades de las personas.
Es
 muy posible que durante mucho tiempo hayamos enfocado nuestra
 estrategia vital de forma errónea. Buscamos nuestro camino en el
 exterior. Hemos
 desgastado las suelas de nuestros zapatos y agotado
 nuestro corazón en
 busca de oportunidades entre múltiples senderos,
 arroyos y sinuosas carreteras que no nos han llevado a ninguna
 parte. Tal vez, sea el momento de dirigir nuestra mirada a otro
 camino: el de nuestro interior.
Seguidamente,
 te explicamos en qué consiste esta nueva propuesta.
Movimiento interior y creación
Ya
 lo dijo Carl
 Gustav Jung, si
 miramos hacia fuera, soñamos; pero si volvemos nuestra mirada hacia
 el interior, despertamos. Es
 pues momento de despertar. No importa la edad que tengamos, si somos
 adolescentes o si ya han pasado sesenta inviernos por nuestra vida,
 lo cierto es que aún nos quedan infinidad de primaveras y es
 necesario disfrutarlas en plenitud iniciando una revolución
 interna.
Nos
 hemos pasado media vida conjugando el verbo “buscar”.
 Buscamos trabajo, buscamos pareja, buscamos nuevas oportunidades y
 buscamos esa felicidad soñada con la que sentirnos vivos. Es
 hora de utilizar otro verbo: “crear para permitir que nos
 encuentren”. Veamos
 los pasos a seguir.
Claves para encontrar tu camino
Algo
 que nos proponen especialistas en crecimiento personal es
 que debemos entender
 primero a qué nos estamos enfrentando.
 Reconocer a nuestro enemigo en lugar de resistirnos a él nos puede
 ayudar a tener una visión más realista de las cosas.
- 
Conexión interior. Hay un área que cada vez está adquiriendo mayor relevancia: el de las intuiciones. Quien es capaz de escuchar, confiar y entender sus propias intuiciones tendrá una conexión real con sus necesidades. Además, obtendrá ese aprendizaje vital e inconsciente que forma parte de nuestra personalidad.
 
- Enfrentar la contradicción. Si hay algo a lo que nos enfrentamos día a día es a la contradicción. Si tengo tanto que ofrecer, ¿por qué nadie me tiene en cuenta? ¿Por qué me rechazan? ¿Es que quizá no soy lo bastante bueno para el mundo? El peligro de este tipo de contradicciones vitales es que minan nuestra autoestima. Dejemos a un lado este enfrentamiento continuo para tomar conciencia de nuestras fortalezas, de nuestras aptitudes y habilidades. Reforcémoslas.
 
- Atrévete a ser diferente. En un mundo de personas iguales, hasta el momento, has intentado encontrar tu camino moviéndote en las mismas direcciones que los demás. Somos demasiados haciendo lo mismo, la sociedad y la educación recibida se ha encargado de dar al mundo personas semejantes que piensan del mismo modo, así pues… ¿y si intentamos ser diferentes?
 
Ahonda
 en tus capacidades para explotarlas y ofrecer cosas nuevas a esta
 sociedad tan demandante. En lugar de buscar, atrévete a crear, a
 innovar, a dar forma a un camino que nace directamente desde tu
 corazón para seducir a los demás. Al fin y al cabo el
 éxito no está en tener poder, el éxito está en hacer aquello que
 nos hace felices mientras servimos de inspiración a los demás.

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