Si
hay algo que me fascina de la incertidumbre es que cuando llevas un
tiempo bailando con ella, acabas llevando tú el paso…
Me
he dado cuenta de que todos estamos sujetos a ella, todos. Los que
imaginan que tienen un trabajo seguro y los que desde hace tiempo han
asumido que este escenario se tambalea y quieren decidir por sí
mismos.
Nadie
se salva de caer en sus brazos. Algunos la ven venir con paso firme y
abren los ojos para aceptar, otros se encuentran un día por sorpresa
durmiendo con ella y descubren que no pueden dormir.
Cada
uno tiene su proceso y no se pueden quemar etapas pero después de
marcarme un tango y caer en la pista de baile rendida y agotada,
tengo claro que la única forma de vencerla es abrazarla.
De
nada sirve prevenir, alejarse de ella, esquivarla… La incertidumbre
es el pan de los valientes y la cruz de los eternamente asustados. Si
la temes, vendrá a por ti con más fuerza porque en la vida siempre
llega a ti todo lo que necesitas superar. Cuando antes la aceptas y
asumes, antes te das cuenta de que es un regalo, una oportunidad…
Dice
Deepak Chopra que la incertidumbre es el suelo fértil de la
creatividad pura, la libertad y la evolución. Y eso es lo que viene
a que entendamos… Es ese espacio de pánico absoluto en el que tú
decides si bailas o si te quedas en el rincón… Si te reinventas y
encuentras en ti a ese bailarín incansable que será capaz de seguir
adelante pase lo que pase o si tiras la toalla y juegas a repetir eso
de “todo me pasa a mí”.
La
incertidumbre es un universo interior fuera del espacio y del
tiempo donde puedes conversar contigo y decirte las verdades a la
cara, por crudas que sean… Es ese lugar donde saldas cuentas con tu
pasado y haces borrón y cuenta nueva, donde te perdonas y asumes y
descubres que tienes que dejar de recortarte a ti mismo.
La
incertidumbre te descubre que tienes alas. Unas alas atrofiadas y
pegadas a la espalda, sin abrir, sin usar, pendientes siempre del qué
dirán, del yo no sé, no puedo, no llego, no sirvo… Si la dejas
actuar, te arrancará la piel a tiras para que te renueves y salgas a
la luz… Te hará levantar y borrará todas las sillas y sofás de
tu mundo para que no puedas volver a sentarte… Te dejará durante
un tiempo sin amigos, sin referentes ni barandillas donde apoyarte
para que descubras que no necesitas nada más que tus ganas para
salir adelante…
La
incertidumbre sólo quiere que bailes. Ha venido para quedarse en tu
vida y está dispuesta a ser una gran maestra y aliada si eres capaz
de de deslizarte con ella y explorar más allá del decorado que
consideras hasta hoy que es tu vida…
Es
el momento de inventar, de imaginar, de dejarse llevar, de creer en
ti y confiar en tus locuras más osadas. La incertidumbre es el
estímulo que los osados utilizan para convertirse en genios… El
pegamento que une esas piezas que hasta hoy en tu vida eran inconexas
y ahora descubres que juntas llevan un mensaje y abren una puerta que
debes cruzar sí o sí.
La
incertidumbre abre ventanas que no existían y dibuja caminos en
lugares imposibles. Le gusta reírse de tus dogmas y creencias más
arraigadas y estrechas para demostrarte que casi no te conoces… Le
gusta demostrar que lo imposible es sólo algo que aún no has
imaginado en tu cabeza… Le gusta devorar tus refugios seguros para
que te des cuenta que no puedes escapar de ella y que cuánto más lo
intentes más destinado estás a caer en sus brazos… Te hace
replantearte quién eres, qué buscas, qué sueñas, qué necesitas…
Hace que hurgues en tus entrañas y encuentres historias desconocidas
y jamás contadas, hace que salga a flote una parte de ti que
ignorabas que existía y tome el mando de tu vida…
La
incertidumbre hace que dejes de mirar hacia fuera para que mires
dentro de ti y conozcas cómo eres realmente.
Te
mira a los ojos y te sondea todas las excusas. Se ríe de tus miedos
y te invita a buscarlos, a explorarlos… Juega al escondite para que
sepas que está en todas partes… Y está despierta las veinticuatro
horas para que te quede claro que no va haber descanso hasta que no
asumas que te acompañará el resto de tu vida.
Si
la repeles, es una amante terrible y descarnada. Si la amas y te
aventuras a descubrirla y afrontarla, es la gran aliada que te
llevará a las cumbres de las montañas más altas que jamás
creíste poder llegar a subir.
No
hay cima que la incertidumbre no te lleve a explorar ni meta que no
puedas conseguir con ella de aliada.
Todos
los que tienen éxito se pasean con ella del brazo cada día y han
llegado a echarla de menos cuando de tanto usarla para crecer y
evolucionar se queda sentada un rato, alerta, mirando cómo su gran
obra florece…
Quién
aún no ha visto sus fauces chillonas es que no ha querido darse
cuenta que llega para quedarse… Y mientras no la asumas, se meterá
en tu cama cada noche y te susurrará al oído cien, mil veces…
¿Bailas? Y no podrás dormir…
Hazme
caso, di que sí, y abre la puerta a un mundo increíble donde nada
es imposible.
Me
recordaba ayer Maite
Finch que
“el objetivo no es eliminar la incertidumbre, ni dejar de estar
insegura, ni dejar de estar asustada… todo esto lo necesitamos
muchísimo, solo que en el grado adecuado” ¡Cuánta razón, Maite!
Mercè
Roura
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