NO SEAS TU PLAN "B"
Cuando
alguien no se acaba dedicando a aquello que ama no se llama
realismo, falta de recursos o imposibilidad: se llama conformismo.
Casi
siempre la misma historia: niño con hambre de mundo y ambiciones se
convierte en joven con sueño; joven
motivado orienta
sus primeros estudios a su sueño; joven menos joven termina
estudios y envía CVs a empresas que colmarían sus aspiraciones;
empresas en crisis o con muchas peticiones para un mismo puesto
dicen no;
joven desmotivado busca trabajo en
lo que sea hasta
que lo encuentra; joven empieza a ganar dinero y a comprarse
cosas; joven
olvida sueño.
Evidentemente,
nadie va a decirte que se vendió por dinero o que le venció el
miedo, pero al
que se entrega a su pasión se
le nota en seguida.
Es
necesario recuperar
la pasión y
llevarla a todos los ámbitos de nuestra vida. Tu vida no empieza
cuando terminas el trabajo, tu vida empezó al nacer. Si lo que más
amas es cantar, canta; si lo que amas es hacer surf, monta una
escuela de surf, y si
lo que amas es escribir,
crea tu propio universo de lo sencillo.
No
basta con estar contento en el trabajo, hay que estar enamorado de
él de la misma forma que lo harías de una persona. A tu pareja no
le dirías “estoy contento contigo”, a tu pareja le dices “me
vuelves loco, quiero
‘tú’ a todas horas”.
Con tu trabajo debe ser igual.
No
seas menos de lo que quieres.
►No basta con estar contento en el trabajo, hay que estar enamorado.
Si
aceptas el reto, hay tres grandes obstáculos a los que debes hacer
frente. Son los
asesinos de sueños: el
dinero, la impaciencia y la opinión de los demás.
El
dinero
Se
llama ganarse la vida a ganar dinero, pero por ganar dinero, muchos
se pierden la vida.
El
dinero es el gran hipnotizador de
nuestro tiempo. Uno de los mayores efectos que produce es hacer
creer que aunque no sea nuestro trabajo más deseado, si pagan bien,
vale la pena porque mejora la calidad
de vida.
Pero la calidad de vida no es una TV de plasma más grande o un
aperitivo al sol una vez a la semana; la calidad
de vida es vivir enamorado cada
minuto de lo que haces, es no querer acostarse y despertarse antes
que el despertador. La
gente apasionada duerme poco.
Otra
creencia equivocada es pensar que dedicarse a una pasión no da
dinero. Todo lo contrario: la
pasión conduce a la maestría, la maestría genera valor y el valor
da dinero.
Aunque para ello hay que tener algo de paciencia.
Impaciencia
En
la cultura de la inmediatez, los primeros afectados son el
esfuerzo y la perseverancia.
Queremos muchas cosas y las queremos ya. La capacidad para posponer
recompensas y gratificaciones está en peligro de extinción, y los
prismáticos han sido sustituidos por unas gafas de cerca que todo
lo aumentan y ocultan cuanto hay más allá.
Perseverar
es hacer lo necesario el tiempo necesario.
Es
posible que tu pasión tarde en darte dinero, y que hasta que eso
llega tengas que buscar
un trabajo ‘nutricional’ o de mantenimiento. ¿Cuál
es el problema? Valga
el ejemplo –y con todo respeto–, si trabajas ocho horas en una
pizzería y al terminar te pones a pintar, no eres pizzero, eres
pintor. Eres
lo que amas, no lo que da dinero. Llegará
el día que puedas vivir de tus cuadros. Al final, lo que diferencia
a la gente que triunfa de la que no, es lo que hace al salir de la
pizzería.
La
opinión de los demás
Nada
nuevo bajo el sol. A la gente le gusta opinar, juzgar y proyectar su
vida y experiencias en ti. Creen que sus límites son los tuyos, que
el camino que ellos tomaron fue el mejor y que lo demás es
desviarse. Llamarán
locura y fantasía lo que para ti es pasión, pero
la fantasía es solo la imaginación sin acción, y muere al pelear.
A
menudo te harán sentir que vales menos y que no
eres lo suficientemente bueno,
lo cual es lógico (tener un sueño no es ser idiota), al principio,
¿quién lo es? Pero no es quién eres, es quien vas a ser. Dice
más de una persona dónde va que dónde está o de dónde viene.
Apostar
por tu sueño implica grandes
momentos de soledad en
los que gente
que debiera estar a tu lado empujando
no lo está. Y es muy doloroso: ¿cómo les explicas que el éxito
de una persona no es una cuenta de resultados que se mida en cuanto
ganas, qué tienes o cuánta gente te conoce? ¿Cómo les explicas
que lo que haces te gusta tanto que no quieres ponerlo en un segundo
plano de nada? ¿Cómo
les explicas que aunque no te apoyen no vas a cambiar de rumbo, y
que si siguen así lo que van a conseguir es perderte?
En
el fondo son preocupaciones comprensibles: cómo vas a mantenerte,
cómo vas a comer de eso… pero es precisamente en este momento
donde hay que apretar con más fuerza, confiar en el poco a poco
y dar
más valor a lo que tú crees que a lo que otros puedan creer. Es
en esta bifurcación donde elegimos si tomamos el camino del
verdadero éxito o el de regalar un buen trozo de nuestra vida.
►No vivas esperando que vean lo grande que eres, vive intentando ser grande, que ya lo verán.
El
trabajo es una de las partes más importantes de nuestra vida. La
cuestión es si te elige él a ti o tú a él, si manda en ti el
miedo y la seguridad o tu ambición, si tus decisiones las tomas
desde el miedo o desde el amor.
Confía
en esa voz interior que te dice que es posible y trabaja poco a
poco; no
vivas esperando que vean lo grande que
eres, vive intentando ser grande, que ya lo verán;
ten la humildad de saber que tal vez no puedas llenar una plaza
y cantar delante de diez mil personas, pero seguro que puedes cantar
mil veces delante de diez. No
se trata de ser una estrella, sino de sacar tanta luz como
tengas; y,
sobre todo, ama todo cuanto hagas, desde el primer minuto hasta el
último, pues ningún segundo merece el deslucimiento que otorga el
conformismo.
Haz
lo que amas. No
seas tu plan B.
Pablo
Arribas
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