TODO
ES PERFECTO
Mientras tuve la
razón jamás fui feliz porque siempre estaba pendiente de no
perderla, de defenderla y casi imponerla… Era
tan mía, tan obvia, me parecía tan necesaria… Porque pensaba
que era lo único que me quedaba en este mundo que me cortaba las
alas y me agarraba de los tobillos para que no pudiera subir por la
escalera que llevaba a mi cielo…
Pensaba, sin realmente saber nada,
que la razón que me daba haber acumulado tanta injusticia en mi
vida, era mi último reducto de poder antes de dejarme llevar por la
desidia. Aunque no era poder, era fuerza, era resistencia a
vivir, a dejarme llevar, era oposición de soltar y vivir en el
asombro y la sorpresa… Era miedo a soltar el control que nunca tuve
en realidad.
Por
eso, dejé la lucha por parecer y me quedé conmigo, con lo que había
tras la puerta cerrada de mi conciencia y abracé a la niña enfadada
con el mundo porque creía que no la aceptaba...
Y me di cuenta que no había nada tan grande como no esperar nada y
sorprenderse por todo, por absolutamente todo… Asumir
lo vivido y soltar la carga. Dejarlo todo en una tarde y ver como la
vida fluye cuando decides que ya basta…
Me
quedo con mis errores y mis miedos… Los miraré sin recelo, sin
culpa, sin resentimiento. Y los convertiré en vida, en “ahora”,
en cielo… Esa será la forma en que le devuelva a la vida el
maravilloso regalo de sus sabias lecciones…Ver la belleza de este
instante y notar que me invade, ahora… Saber que estoy aquí por
algo, para algo, con un sentido y un camino por recorrer. Notar que
yo entera me entrego a mis miedos y les doy la vuelta hasta convertir
a mi enemigo en aliado, a mi dolor en mi consuelo, a mi guerra en mi
paz.
La
guerrera ha dejado su puesto de centinela cansada y ahora confía, lo
intenta aunque cueste, aunque a menudo se sorprende todavía
empujando el peso del mundo por una cuesta cuando el mundo no le ha
pedido que haga nada. A veces, todavía mira al horizonte por
costumbre y surca entre las caras y las miradas para encontrar el
rechazo que tanto necesita para volver a culparse por no ser
perfecta… A veces, el miedo le puede e inventa historias tristes y
amargas que le sacuden el alma, pero entonces recuerda que hay tanta
belleza en cada cicatriz que cuando las juntas todas ves que en ti
han escrito una palabra, una frase, un libro… Que dejarse llevar
por lo que temes y bucear en tu dolor para comprenderlo es respirar
libertad… Que entregar tu miedo al miedo antes de que te coma la
esencia te libra de sumergirte en en la desesperanza… Que lo que
estás haciendo para muchos es locura pero para ti es un bálsamo.
La
guerrera está callada, pero no por guardarse el dolor ni encerrar la
rabia, sino por haber aprendido a amar el silencio de este momento y
haber decidido que no quiere más batalla… Porque no es que ya no
quiera ganar es que ya no le hace falta y prefiere la paz a la
gloria, el equilibrio a la medalla… Prefiere
sentir que pierde si perder es notar que fluye y que ama.
Me
quedo con este momento dulce, aunque no sea perfecto porque sé que
es perfecto para que lo que deba ser pase… Porque
sé que esta serenidad compensa todas la noches de ira haciendo
guardia, todos los días luchados por injusticias inventadas, todas
las tardes perdidas soñando venganzas sin sentido.
Me
quedo conmigo, desierta de gritos y rencores, vacía de rabia y
lamentos, enfundada en mi misma con mi traje más humilde y mi risa
más fácil… Me
quedo con esta sensación de que todo tiene sentido aunque no sepa
cuál, ni hacia dónde, ni cómo… Rota
pero recompuesta, cansada pero con ganas. Habiendo dejado de buscar
ni tres ni cuatro pies al gato y de imaginar historias siempre
amargas…
Me
quedo con que he llegado hasta aquí y suelto los reproches de una
vida que no fue y un reino que no he podido besar a pesar de los
intentos y las ganas.
Mis
sueños perdidos ya no gritan mi nombre en las noches largas. Porque
he descubierto que mi sueño es mi paz y mi risa… Mi aprendizaje de
esta tarde, mi nombre dicho por mi hija pidiendo ayuda y dándome las
gracias… Mi
sueño es un mar que me besa los pies y una roca que nunca me dice
nada. Un
par de amigos con los que hablo de cómo ayudar a otras personas a
encontrar esta paz y un vaso de agua fresca cuando el calor me seca
la garganta… Mi
sueño es no esperar nada y que todo lo que llegue sea regalo, sea
pura vida…
Tengo
sueños tan grandes y hermosos pendientes que no me caben todos en
esta tarde que acaba. Aunque yo me he convertido en alguien tan
paciente que soy capaz de saber que llegarán cuando deban y que si
no llegan no pasa nada… Porque lo mejor del sueño soy yo creciendo
para abrazarlo y la guerrera ansiosa convertida en oruga paciente que
espera su turno para que le crezcan unas alas…
Me
quedo con mis errores y mis miedos porque gracias a ellos he llegado
a abrazar mi paz y saber cuál es mi lugar en el mundo… Me
quedo con este momento, sea como sea, porque lo que cuenta es tomar
lo hermoso de cada paso y seguir andando… Y dar gracias,
siempre gracias.
Mientras
tuve la razón nunca tuve la risa, nunca tuve el regalo inmenso de
descubrir que no sé nada… De
no tener ni idea de lo que viene ahora y de que no importe… Y notar
que no me tiemblan las piernas, que no busco más refugio ni me
escondo de nada… No hay nada como la desnudez de no cargar con la
necesidad de parecer y de saberlo todo…
Nada
como soltar la necesidad de ser perfecto, de no fallar ni perder,
de no decepcionar ni fracasar, de no acumular ni culpar, ni reprochar
ni llegar siempre a la hora fijada.
No
hay nada como ser consciente de no saber nada.
Y
a veces ser, sólo ser… Y ya está. Es perfecto. Siempre es
perfecto.
Pensaba
que la perfección era el resultado de cambiarlo todo, pero en
realidad, es el resultado de casi casi no hacer nada…
Mercè
Roura
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