Ahora es
el regalo. La posibilidad para hacer y deshacer, para lanzarte a lo
misterioso, hacia lo nuevo, de ampliar tu refugio.
Ahora es cuando puedes experimentar, ahora es cuando puedes darte
cuenta de que todo aquello que no controlas te puede sorprender,
porque cuando nada es seguro, todo es posible, ¿nos lanzamos?
¿Será
cuestión de la edad? Nos hacen pensar que experimentar es cosa
de jóvenes, el probar, que cuando te haces mayor entras en rutinas y
obligaciones y es cada vez más difícil. Pero, ¿sabes
qué? Nunca vas a ser más joven de lo que eres hoy, nunca volverás
al día ni al segundo ni a la situación en la que estás ahora, así
que date un capricho, sal de tu zona segura y disfruta de como tus
capacidades se desperezan.
¿Qué
puede pasar si sale mal? Puede que salga mal, la posibilidad existe,
pero al menos la duda no te perseguirá. No
cargues con el lastre del “y si…”, no limites tu mundo a
aquellas zonas en las que no existe la probabilidad. Si
lo haces, te estarás negando a
ti mismo la oportunidad de crecer.
No
dejes que sea demasiado tarde y tengas que arrepentirte, ahora
es el momento, ahora es el día para salir
de lo seguro y
explorar lo posible, de
abrir la mente a nuevas experiencias, de probar eso que tanto
deseaste y sigues queriendo hacer. Hoy es ese día, ¿a qué estás
esperando?
No
hay nada más mágico que un beso que no esperas, que unas palabras
que te sorprenden, que un gesto que te pilla desprevenido. Un primer
día de estreno, un primer día en tu trabajo o en la escuela, la
primera vez que viste a alguien especial. Una
de las razones por las que miramos a la infancia con nostalgia es
porque fue la época de las primeras
veces, porque
entonces nos despertábamos con la idea de que todo es posible.
¿Por
qué no seguir escribiendo nuevos principios? ¿Por
qué hemos anestesiado nuestra curiosidad? ¿Realmente
podemos perder tanto si vamos un poco más allá? ¿Por qué no
probamos a cambiar la rutina? Quizás lo hayamos pensado, pensado en
dejar para después, para cuando… los hijos se marchen de casa,
nos hagan fijos en el trabajo, nos jubilemos. Pero ¿quién nos
asegura este tiempo? La conciencia de finitud, más que darnos
miedo, suena en este sentido como un despertador.
La
vida o no, después de… es incógnita. Lo
seguro, a cambio, es que ahora nuestro corazón late.
“Me doy cuenta de que si fuera estable, estático y prudente, viviría en la muerte. Por consiguiente, acepto la incertidumbre, la confusión, el miedo y los altibajos emocionales, porque ése es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida fluida, perpleja y excitante”.
-Carl Rogers-El tiempo no da tregua
Seguimos
viviendo para después, rellenando maletas para los “por si
acaso”,
desconfiando de nosotros para lidiar con las dificultades futuras o
imaginando catástrofes improbables. Es hora de dejar de transitar
por los días con el piloto automático, con las prisas pegadas al
cogote.
La
magia de lanzarnos a lo desconocido viene precedida por el ahora,
por el ver lo que tenemos delante y lanzarnos, venciendo
nuestros miedos y
nuestras rutinas,
haciendo que el ocio y la diversión, los planes inesperados y
sorprendentes formen parte de nuestro día a día, de nuestra vida.
Deja
que fluya tu imaginación, sal de tus límites asfixiantes, aspira a
mejorar cada día, a dar lo mejor de ti. Rétate a aprender algo
nuevo cada día que pasa, a rodearte de gente diferente, a descubrir
otras culturas. Crea
nuevas rutas en tu camino, prueba comidas, sáltate de vez en cuando
las reglas y si lo haces, te sentirás vivo, te sentirás más tú
que nunca, descubrirás que todo es posible tras lo seguro. ¿A qué
esperas?
Adriana
Díez
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