TRÁTATE
BIEN
Basta
ya de complicarte la vida en vano, gratis, porque sí… Y
no hablo de subir montañas ni correr una maratón. Eso es fácil…
Hablo de complicarte la vida de verdad. De ponerte la zancadilla. De
no pensar en ti. De no reservarte un momento para mirarte y sentirte,
de no escucharte las ganas acumuladas de vivir, de no dejarte libre y
ni abrirte paso. Es maravilloso que pienses en los demás, pero si no
te tienes en cuenta, un día caerás en un bache profundo y tampoco
podrás ayudarles desde ahí… Mereces que te den lo que das, que te
cuiden como cuidas, que te ayuden como ayudas, que te mimen como
mimas y para ello debes permitirte recibir y abrir tu mente, tu
corazón y tu vida…
Notar
que estás en ti, que confías en tus posibilidades y percibes que
son infinitas… Que puedes cambiar tu mirada y con ella cambiar tu
percepción de la vida… Aunque ahora crees que son los demás que
no te tienen en cuenta y no digo que no sea cierto, en parte, pero
cómo
quieres que te vean si tú te has olvidado de ti… Si
te tienes postergado, escondido, te tratas como si no supieras nada,
como si valieras tan poco… Te miras y te ves los defectos y no te
das cuenta de lo mucho que vales y brillas. Hablas siempre de tu
nariz pero no te has fijado en tus ojos preciosos que miran con una
pasión que desborda, que calma, que revive, que transmite amor a
raudales. Ignoras tu mirada y tu forma de compartir y de dar, tu
forma de ser maravillosa que contagia amor pero transmite pena, la
pena de alguien que no se ve por más que mira y no se encuentra
porque ya no se busca…
¿No te das
cuenta de que mereces que te pasen cosas buenas? abre la puerta a
ellas y no te escondas…
A
veces, nos sentimos incapaces de querernos, pero siempre hay una
puerta por abrir para llegar a nuestra autoestima. Y
el ejercicio de encontrarla merece le pena, nosotros lo merecemos…
Merecemos lo mejor, aunque a veces no nos acordamos de permitírnoslo
y escucharnos, nos callamos y tragamos, nos sepultamos tras nuestro
cansancio, miedo y quejas pero no nos damos lo que realmente
necesitamos… No nos reconocemos ni aceptamos, no nos ponemos las
cosas fáciles… Nos ponemos trabas, obstáculos, piedras en el
camino… Nos ajustamos para decir que no cabemos, subimos el listón
para no llegar nunca, siempre dando sin pedir, siempre queriendo
demostrar lo que ya no hace falta, lo que nunca ha hecho falta…
Sin
dormir suficiente, sin respirar hondo, sin más aliento que el de la
prisa, sin concederle al miedo un momento para darnos cuenta de que
en realidad es muy chico a nuestro lado… Sin
permitirnos la tristeza que viene a contarnos que ya no nos acordamos
de estar alegres por nosotros mismos y solo nos apuntamos a la
felicidad ajena porque no invertimos ni un soplo en la propia… Y
no es que esté mal celebrar el éxito ajeno pero eso no ocupa el
vacío de no intentar el propio, de haber postergado tus sueños y
borrado tus metas…
Sin
prisa para descansar. Sin pausa para seguir… No
nos ponemos fácil la vida y la vida nos responde siendo cada día
más complicada, más árida e inhóspita, más amarga, más
oscura… Aunque
también es dulce y llena de magia, vibrante, serena, llena de
oportunidades para comprender lo poco que nos amamos y lo mucho que
lo necesitamos… Por eso, basta de imaginar todo tipo de tragedias
para mañana, deja de alimentar a tus fantasmas y saca de tu vida a
las personas que te restan energía.
Y luego un
golpe, otro, uno de repente sin avisar… Otro que era esperado, casi
deseado porque la incertidumbre de lo que no llega pero sabes que
vendrá te angustia…
Traiciones,
abandonos, injusticias, personas raras que se cuelan en tu vida y te
prometen mucho y dices sí porque tienes tan poco para conseguir
tanto, porque estás tan cansado de pelear para alcanzar lo mínimo,
de ver que todo es esfuma, que buscas que te salven…
Y
nadie te salva si no te salvas. Nadie te da si no te das. Nadie te
honra si no te honras, nadie te ve si no te ves…
Nadie
te pone la vida fácil si no te decides a hacerla fácil, si no te
pones a trabajar en ti y te escuchas las penas y te cantas nanas por
las noches. Si no te reconoces las heridas.
Nadie
verá tu luz si tú no aceptas tu imperfección.
Nadie
te ama si no te amas primero, ni te dice sí si antes tú no te dices
sí…
Dite sí ahora y
acorta el tiempo de espera. Alza el vuelo en este preciso y precioso
momento de encuentro contigo, en el que te das cuenta que si logras
amarte ya no habrá inviernos tan fríos o serán fríos pero no va
importarte.
Dite sí ahora y
baila contigo este baile prohibido para los que no se sueñan ni
consienten, para los que lloran en silencio y nunca se calman la sed
porque creen que nacieron para suplicar y no para pedir lo que les
toca y se merecen…
Acepta
ahora toda tu magia y empieza a usarla como jamás te has atrevido…
Dite
sí ahora y reclama
tu herencia de
risas, de momentos dulces, de juegos sin tregua, de responsabilidad
sobre tu vida, de abrazos, de besos, de momentos sinceros, de regalos
sorpresa, de soledad querida y aceptada contigo, llena de amor y de
vida… Reclama lo que mereces a la única persona que puede dártelo…
TÚ.
Queda
claro que no nos educaron para la risa sino para el llanto, para
callar y bajar la cabeza, para sufrir esperando algo que no existe de
alguien que no tiene intención de dar… Para preocuparnos por lo
que no pasará nunca y pasar la vida intentando eludir lo inevitable
hasta que al final de tus días te topas con ello y descubres que en
realidad no era nada…
Basta de
sacrificios inútiles y lamentos ahogados… Basta de creer que el
mundo se hunde si paras, si descansas y te tomas un respiro para
notar que estás vivo…
A
veces nos falta sólo aprender a vernos y escucharnos… Decirnos
que sí y decidir que vale la pena vivir sin darnos la espalda. Que
ya basta de que todo sea siempre tan difícil
y arrastrado… Ya basta de esperar a que todo sea propicio para
amarte…
Para
un momento, piensa en cómo te tratas… Empieza
a tratarte bien, empieza ahora.
Mercè Roura
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