LA
SIESTA Y OTRAS ACTIVIDADES ALTAMENTE PRODUCTIVAS
Los
reptiles no tienen la capacidad de regular su propia temperatura
corporal. Muchas lagartijas, por ejemplo, destinan parte del día a
tomar sol sobre alguna roca. De esta manera sus cuerpos alcanzan la
temperatura óptima para regular sus funciones. Tomar sol puede
parecer una pérdida de tiempo, pero para estos animales es una
actividad muy importante porque su vida depende de que la lleven a
cabo cada día.
Algo
parecido le pasa al simpático robot protagonista de la película
WALL-E, que despierta todas las mañanas con las baterías muy bajas: https://www.youtube.com/watch?v=d8szceStqZI
Cargar
las baterías es algo imprescindible para WALL-E… lo mismo que para
nosotros. Hay una gran diferencia entre encarar cualquier actividad
cuando disponemos de energía y entusiasmo o hacerlo cuando estamos
“con las baterías bajas”.
Todos
tenemos más o menos claro en qué consiste una alimentación
saludable. También sabemos que el ejercicio físico es bueno para
nuestro cuerpo. Y que nos hace bien tomar mucho líquido, dormir al
menos ocho horas y evitar en general cualquier exceso.
Hasta
la revista más intrascendente y superficial, de esas que están
siempre en la peluquería o en el consultorio del médico, están
llenas de este tipo de sugerencias que ayudan a que nuestro organismo
funcione mejor.
Pero
este artículo no se refiere a ninguna de esas cuestiones.
Para
desarrollar al máximo nuestro potencial hay algo más que debemos
saber. Hay otro tipo de “tips saludables” que nos conviene
conocer y aplicar. Hay un estado óptimo que podemos cultivar en
nosotros y que nos permite desplegar al máximo todas nuestras
cualidades.
La
mejor versión de nosotros mismos
El
entusiasmo, por ejemplo, es esencial para obtener los mejores
resultados en cualquier tarea que desarrollemos. La motivación es
fundamental para poder entregar toda nuestra energía y atención
mientras estamos trabajando. La inspiración, la creatividad y la
intuición son imprescindibles para resolver los problemas más
difíciles.
Entusiasmo,
motivación, inspiración, creatividad, intuición… qué buenos son
esos momentos o breves períodos en los que disponemos de estas
maravillosas herramientas. No sólo somos capaces de desarrollar
nuestras actividades de manera precisa y efectiva sino que además
nos sentimos muy bien, estamos contentos, somos felices…
Por
el contrario, trabajar sin ganas, sin energía, cansados, con sueño,
aburridos, preocupados o apurados es realmente desagradable. Hasta
puede llegar a ser una verdadera tortura, sobre todo si lo hacemos
por largos períodos de tiempo… ¡a veces durante largos años!
Cuando
estés entusiasmado, “en lo alto”, mantente allí. Y cuando estés
“en lo bajo”… toma una siesta. O haz algo para cambiar tu
estado. Lo que puedes lograr cuando estás “en lo alto” es mil
veces más efectivo y beneficioso que lo que puedas hacer con mucho
esfuerzo estando fuera de tu centro.
Esther
Hicks
Aunque
no tengamos el hábito de dormir la siesta, todos hemos experimentado
alguna vez ese bienestar renovador que significa poder descansar un
rato a la tarde, tal vez después del almuerzo y despertarnos
renovados, despejados, dispuestos a volver a la actividad con nuevas
energías.
No
me refiero a esas siestas largas, de una hora o más, en las que nos
dormimos profundamente, sino a un descanso breve, de unos 20 minutos
aproximadamente.
Claro
que no todo el mundo puede dormir una siesta en su lugar de trabajo.
Pero por suerte hay otras actividades que nos devuelven la energía y
nos ponen en la mejor disposición para continuar luego con nuestras
tareas.
Qué
hacer y qué evitar si queremos hacer mejor nuestro trabajo
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Las actividades aburridas o repetitivas pueden convertirse en un verdadero suplicio, sobre todo si las llevamos a cabo pensando en cuánto nos falta, enfocados todo el tiempo en terminarlas de una vez. Si fuera posible lo mejor es evitarlas, pero lógicamente a veces estamos obligados a hacerlas. Entonces lo mejor es practicar la atención plena. Cualquier tarea simple y mecánica deja de ser aburrida si nos concentramos realmente en lo que estamos haciendo, en cada detalle, en cada movimiento, en cada sensación corporal. Podemos descubrir un inesperado bienestar en prestar completa atención a lo que sea que estemos haciendo, por más aburrido que parezca al principio.
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Hacer las cosas apurados nunca es placentero. Y en esos casos el resultado de nuestro trabajo tampoco será el mejor. La rapidez y la calidad rara vez van de la mano. Además, si tenemos que tomar decisiones estaremos en problemas porque es más probable que nos equivoquemos. Dentro de lo posible lo mejor es trabajar con cierta lentitud o al menos a un ritmo razonable. Que lo urgente no nos haga olvidar lo importante, que es sentirnos bien.
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Es una excelente idea buscar inspiración en alguna lectura estimulante o en algún video de YouTube, como este: Como puedes ser feliz, según la Universidad de Harvard https://www.youtube.com/watch?v=IqVlAQL6pDE
Cada
día practico una lección del libro Un Curso de Milagros y siempre
me devuelve a mi centro, me encamina en la dirección en la que
quiero avanzar, me recuerda quien soy y para qué estoy aquí.
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El café no es del todo saludable, pero tiene sobre mí el efecto de despertarme por la mañana o entregarme un “plus” de energía o atención en cualquier momento del día. Sólo unos minutos después de tomar un café me siento alerta y mejor dispuesto a continuar mi trabajo. Pero en parte el efecto se debe también a hacer una pausa y a relajarme, y eso mismo se puede conseguir tomando un té o un jugo. Es una buena idea, entonces, hacer una pausa y tomar algo que nos guste y que nos haga bien.
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Cultivar el pensamiento positivo también nos predispone de la mejor manera antes de encarar cualquier actividad. Tomarnos unos minutos para repasar y apreciar los aspectos positivos de nuestras vidas nos cambia el humor, nos vuelve optimistas, nos pone contentos. Y ese estado es el óptimo para ser más productivos y creativos. Los inevitables momentos de espera también son ideales para dedicarnos a apreciar cada detalle positivo de nuestra realidad.
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Hay muchas otras actividades que también nos ayudan a sentirnos bien y a ser más productivos, como meditar, hacer ejercicio o practicar Yoga. Hace unos años tomé un breve curso de meditación conocido como Ascensión de los Ishayas. Se trata de una técnica muy sencilla que debe practicarse durante veinte minutos, tres veces al día. Es una actividad simple y agradable que normalmente practico acostado por lo que a veces me quedo dormido… pero entonces se convierte en una breve siesta de la que siempre me despierto renovado.
Hacer
un par de respiraciones profundas y conscientes renueva nuestra
energía. Sonreír apenas por un momento mejora nuestro estado de
ánimo. Acariciar a nuestra mascota nos reconforta profundamente.
¡Todo suma!
Axel
Piskulic
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