A lo largo de
la vida suele suceder en ocasiones que lo mejor que nos sucede llega
sin darnos cuenta, sin esperarlo, sin proponérnoslo, así de
pronto, de una idea, de un encuentro fortuito, de un pensamiento
ilusionante, de un pasar por ti la energía positiva y tocarte de
plano.
En
innumerables ocasiones creemos que en la voluntad, en el duro
trabajo y en el esfuerzo está el éxito….. y sí, en sí mismas
todas estas actitudes son una forma de conseguir nuestros logros,
pero nada tienen que ver con aquello que llega sin esperar, algo que
tal vez, en algún momento, pasase por nuestra cabeza como un
relámpago sin llegar a ver su luz, que nos sorprende tanto que nos
parece imposible que haya sucedido.
Todos tenemos
momentos especiales en los que nos han sucedido excelentes e
inesperadas sorpresas que parecen que no sean para nosotros, que
pertenezcan a otros.
Lo mejor que
te pasa no se puede contar, en la mayoría de las ocasiones, e
incluso no se debe, porque es como romper el encanto, como dejar
escapar la magia que encierra y porque nadie excepto nosotros lo
entendería.
Lo vivimos en
intimidad, lo disfrutamos en nuestro propio yo, embelesados con la
maravilla de que la suerte nos sonría de vez en cuando, con el
pensamiento secreto que ya era hora, que realmente nos lo
merecíamos.
HAY SUCESOS
QUE NO SE PUEDEN CONSIDERAR UN LUJO, SINO UN PRIVILEGIO Y ESOS SON
LOS QUE NO SE PUEDEN DEJAR ESCAPAR.
Lo mejor que
te pasa puede llegar en cualquier momento y sin darte cuenta. Puede
sorprenderte a la vuelta de la esquina o estar a muchos kilómetros
de ti, pero en cualquier caso ser tuyo.
Nunca he
creído en las búsquedas. Que la suerte te encuentre a ti. Que el
destino se pronuncie y que nos elija sorpresivamente.
Repasa tu
vida. Algo habrá en ella que se ajuste a este parámetro del
hallazgo sin igual, aunque creas que no. Piensa… Reflexiona y
hallarás.
Y llegará,
llegará un día, un momento, una persona, una mirada, una
conversación, un descubrimiento que de algún modo cambió algo
dentro de ti y a partir de lo cual ya nada fue lo mismo.
Si a pesar de
mirar atrás no ves nada es que te está esperando, seguro.
Estate atento
porque sería una pena que pasase delante de ti, te saludase, se
quedase hablando contigo y le dijeses adiós sin darte cuenta que
ese era tu momento.
Recuerda,
lo mejor que te pasa te va a sorprender en silencio y como todo lo
excelente, será incontable.
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