17.7.19

Es mejor ver la realidad tal cual es. Saber qué terreno pisamos

EL RECURSO DEL AUTO-ENGAÑO

El auto engaño es un recurso al que el ser humano tiende a recurrir, cuando lo que siente, ve o percibe no es de su agrado y no sabe cómo cambiarlo.

Auto engañarse siempre aporta negatividad. Es como si nos negásemos a nosotros mismos no queriendo ver la realidad para no sufrir.

Cuando aludimos a este término, todo parece de ficción. Nos vemos sumidos en la debilidad, impregnados de timidez ante nosotros mismos y desesperados por reconocer la venda que ponemos en los ojos para no ver lo que seguramente hemos visto ya hace mucho tiempo.

Recurrir al engaño propio tiene sus beneficios (pocos la verdad), pero necesario a veces. Supone poder con situaciones de dolor inevitable e incluso, nos lleva a sobreponernos ante desgracias ineludibles que llegan sin previo aviso y que no se pueden evitar.


Entre lo negativo del autoengaño está la falsa realidad que creamos para defendernos del dolor que sabemos o intuimos. Un marco demasiado estrecho para permanecer en él por mucho tiempo.

En realidad, cuando se produce esta situación estamos construyendo el sabotaje a nuestra dignidad, a la capacidad para imponer la cordura o para evitar la locura.

Creemos que todo nos irá bien si no vemos “lo malo”, pero no es así porque lo que está mal sigue estándolo y tarde o temprano llamará a nuestra puerta para despertarnos, de nuestra falsa realidad.

Es mejor ver la realidad tal cual es. Saber qué terreno pisamos. Conocer dónde está el conflicto. Entender y encarar las dificultades para tener la opción de utilizar nuestras propias herramientas emocionales con las que poder salir airosos ante nuestros propios ojos. Lo cual nos dará un aumento de nuestra auto-estima.

Porque la mirada de los demás nunca debe condicionarnos; nunca cambiar nuestro rumbo, nunca comportarnos de otra forma a cómo lo hacemos desde nuestro interior. 

Por algo elemental “nadie nos conoce mejor que nosotros mismos” las opiniones y los juicios de los demás, carecen del conocimiento necesario sobre nosotros, para tenerse en cuenta y generalmente solo son meras proyecciones internas de la persona que opina o juzga.

No es sano, para nuestra salud mental, ni física, ni emocional distorsionar la realidad para que parezca otra.

PODEMOS Y DEBEMOS, ESO SÍ, SER COMPASIVOS CON NOSOTROS.

No emplear el juez riguroso que desde dentro nos acusa y condena y mecernos con la caricia de nuestro propio consuelo para resistir y poder cambiar, todo lo que en nuestra vida no es cómo nos gustaría.

Eso está dentro de nuestro poder, como lo está no querer ver.

Lo más recomendable para una vida feliz, perdonar y perdonarnos, así… todo será más fácil.


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