El
conocimiento implica en estos tiempos… soledad, la búsqueda del
conocimiento no es lo habitual en un mundo, donde lo material es lo
que se valora, donde se vive superficialmente y se ignora lo
profundo.
En
el momento actual en que vivimos, no podemos negar la evidencia, son
tiempos difíciles para casi todos los aspectos de nuestra vida.
Y
el conocimiento es la clave para entender lo que vivimos y sobre
todo para que lo vivimos y porque vivimos unas experiencias y no
otras… pero el acceso al conocimiento tiene sus peculiaridades.
La
soledad en el camino de la espiritualidad, el crecimiento personal,
el auto-conocimiento, la búsqueda de uno mismo o como cada ser
humano quiera llamarlo.
La
pregunta que me hacen es siempre la misma, es recurrente y se
refiere siempre a la soledad, que siente todo aquel que inicia
un camino de búsqueda.
Y
es algo habitual, ya que a medida que uno empieza a adquirir
conocimientos, a su vez adquiere mayor nivel de conciencia y como
consecuencia, su forma de ser, pensar y sentir cambia. Y sucede que
ya no le sirve lo de antes y las personas de su entorno cercano,
perciben sus cambios y al salirse de lo que el sistema o la sociedad
denominan “normal” le empiezan a colgar el cartel de “RARO/A”.
Y
efectivamente hay un tiempo donde esa soledad es evidente, pero solo
dura hasta que poco a poco vamos conociendo personas con las mismas
inquietudes, de nuestra misma afinidad y vibración. Pero nos guste
o no a todos los que estamos transitando este camino de búsqueda,
de espiritualidad, de auto-conocimiento, debemos reconocer que la
soledad, es parte del proceso y tiene su razón de ser.
Solamente
en la soledad es posible estar en contacto con uno mismo con la
honestidad suficiente para realizar una introspección adecuada;
sólo en la soledad es posible desarrollar la sensibilidad
suficiente para conectarse con todo lo creado y con uno mismo.
Sólo
en la soledad es posible tener la calma de espíritu suficiente para
permitirse a uno mismo sentir la experiencia de transitar por el
camino espiritual.
Aunque
es innegable que también en la relación con otras personas es
posible tener experiencias espirituales, aun así se requiere de la
soledad para sentirlas, integrarlas y llevarlas a la práctica.
El
ser humano es un ser social, y como tal, está expuesto a la
influencia del entorno en el que vive. Lamentablemente, esta
influencia no es siempre del todo positiva. En ocasiones, esa
influencia retrasa la decisión de comenzar a caminar por el camino
espiritual, el crecimiento personal, el auto-conocimiento o el
encuentro con uno mismo y uno debe estar preparado para sus posibles
consecuencias.
Por
ejemplo, a partir del momento que una persona desea crecer en alguna
área de su vida, es casi inevitable que despierte resistencia de
las personas que lo rodean. El ser humano es muy dado a criticar
todo aquello que no es capaz de entender.
Es
normal que suceda y uno deberá enfrentar estos retos de la manera
más consciente, responsable y armónica posible.
La
soledad posee otra ventaja, más acorde al tránsito del camino de
la espiritualidad: permite a la persona verse a sí misma tal como
es, minimizando la percepción de sí misma producto de las
percepciones ajenas. Es casi inevitable que una persona incorpore
dentro de sí la percepción de lo que la sociedad espera de ella.
La
enseñanza para nuestra vida es clara: para poder llevar una vida de
espiritualidad que muchas veces implica nadar contra la corriente
social, es necesario incorporar dentro de nosotros mismos las
virtudes que afirman nuestra independencia moral frente a las
exigencias sociales que nos alejan de nosotros mismos de nuestra
verdadera esencia y de todo lo creado.
La
pregunta es lógica:
¿QUÉ
DEBO Y COMO HACER PARA COMENZAR
LA
BÚSQUEDA DEL CONOCIMIENTO DE MÍ MISMO?
Pues
para comenzar busca toda la ayuda que puedas, lee los libros que
encuentres, asiste a los encuentros que te inviten, medita, respira
y espera, todo ayudará, pero finalmente solo tu harás la alquimia,
pues nada puede precipitarla, solo tu intención que suceda. Y aún
si no hicieras nada de nada, espera tranquilo, igual ocurrirá…
Si
ya has despertado y ves como duermen los demás a tu alrededor,
entonces camina en puntillas, respeta su sueño y descubre la
perfección de sus propios tiempos, así como fueron perfectos los
tuyos. Cuando ellos abran sus ojos, el fulgor de tu brillo los
ayudará a despertar sin necesidad que hagas nada.
Si
aún duermes, relájate y disfruta tu sueño, estas siendo arrullado
y cuidado.
¿Qué
es y que significa despertar al conocimiento?
Despertar
no es un acto de magia, aunque llenará de magia tu vida.
Despertar
no tiene nada que ver con tu mundo externo, aunque todo lo que te
rodea parecerá tener un nuevo brillo.
Despertar
no cambiará tu vida, si bien sentirás que todo ha cambiado.
Despertar no borrara tu pasado, pero al mirar atrás lo percibirás
como la historia de alguien muy querido que aprendió muchas cosas,
pero sentirás que ese alguien ya no eres tú.
Despertar
no despertará a tus seres queridos, pero ellos se verán más
divinos ante tus ojos.
Despertar
no sanará todas tus heridas, pero ellas dejarán de gobernarte.
Despertar
no solucionará tu situación financiera, pero te sentirás
millonario.
Despertar
no te hará más popular, pero ya no volverás a sentirte sólo.
Despertar no te embellecerá ante los ojos de los demás, pero te
hará perfecto ante tu propia mirada.
Despertar
no te dará más poder, pero descubrirás el poder que tienes.
Despertar
puede que no disuelva los barrotes de tus cárceles, pero te dará
la libertad de ser tú mismo.
Despertar
no cambiará el mundo (hasta que alcancemos la masa crítica), te
cambiara a ti. Despertar no quita responsabilidad, muy por el
contrario te dará conciencia de las consecuencias de tus actos y
elecciones.
Despertar
no te hará tener siempre la razón, más bien ya no sentirás
deseos de tenerla.
Despertar
no traerá caudales de amor a tu vida, descubrirás que ese caudal
habita en ti.
Despertar
tiene poco que ver con lo que imaginas y tiene todo que ver con el
amor.
Despertar
es amarte a ti mismo, con tus límites y con tus experiencias, es
amar al otro como parte de tu ser y es amar a la existencia… sí,
amar esta bella vida tan sorprendente y variada en todos sus
matices.
Permítete
disfrutar de la experiencia de ser el maravilloso ser que ya eres.
Tu vida es un acto sagrado pues es la creación que hay en ti, que
eres tú.
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