NO
PUEDO VIVIR SIN MÍ
No
puedo, de verdad. Lo he hecho durante años y luego me dolía la
espalda y la cabeza. Me dolían las rodillas y siempre estaba
cansada.
Estaba
cansada de estar cansada. De pensar siempre en lo mismo y no
encontrar una respuesta, pero no poder dejar de pensarlo. Como si me
hubiera metido en un agujero negro y no pudiera salir… Como si
estuviera enredada entre las sábanas y no recordara que estoy
durmiendo.
No
puedo vivir sin mí, no puedo. No puedo dejarme para luego
porque el luego no llega nunca. No puedo repartir y ser siempre la
última porque un día no me quedarán fuerzas ni alma para repartir…
No puedo ser la primera en levantarme y la última en caer en la
cama, no puedo. No puedo decir siempre que sí y doblarme por dentro,
no puedo.
Lo
he intentado durante siglos porque me dijeron que eso era lo que
estaba bien, pero no funciona. Si no hacerlo es ser egoísta,
bienvenido egoísmo a mi vida, porque estoy harta.
No
puedo vivir mirando el retrovisor y pensando en mañana al mismo
tiempo, no puedo… Tengo que estar presente ahora, porque se me
quema el guiso y se me agrieta el pecho deseando salir de mí y
decirle al mundo “ya basta”, no puedo más, me apeo, me bajo, me
voy…
Necesito
pensar en mí un rato, notarme los pies y las manos, saber que estoy
aquí y que no me he ido mientras hacía mil cosas al mismo tiempo…
Necesito habitar mi vida y mi esencia. Recordar que existo y que
tengo sueños y deseos y que son tan importantes como los vuestros,
ni más ni menos.
Necesito
mi silencio para contarme las cosas que importan y escuchar mi voz de
verdad, no las de otros. Necesito escogerme a mí también la
ropa y lo que como, tratarme como trato a otros. Necesito mirarme la
cara y cruzarme con mis ojos para recordar su color y su brillo.
Necesito parar y sentir que estoy viva y que me importa. Que el sol
sale también para mí y que cuando abra la puerta, la calle estará
puesta para que yo la pise. Necesito zurcirme y remendarme a mí
misma como a un calcetín y coserme el alma para que no se me
escape.
No
puedo vivir sin mí, ni mis ganas y cuando vivo sin mí, las ganas se
me acaban. Necesito romper la hucha e irme de viaje a las antípodas
de mis pensamientos. Sacar la bruma espesa que llevo dentro y llorar
lo no llorado nunca, llorar tanto que se inunde mi mundo y justo en
ese momento decida qué salvo y qué dejo. Vaciar mi vida de “casi”,
de “tal vez”, de “puede” y de “más adelante”.
Sacar mis penas al sol y ver como el sol las pulveriza y las abrasa.
Necesito salir de mi vida a las siete de la mañana y no regresar
nunca hasta que no parezca mi vida.
Necesito
tirar la ropa vieja y quedarme desnuda. Dejar de subir las montañas
más altas esperando que la vista sea otra y descubrir siempre que
mis lamentos me persiguen, que mis miedos van en la mochila…
Necesito soltar el equipaje y escribir otra vez mi historia. Quedarme
quieta tanto rato que me ronden los pájaros y me surquen las
hormigas… Que el mar me arrastre porque piense que soy de arena y
el viento me esculpa como a una roca. Necesito dejarme llevar por la
vida a ver qué pasa, porque estoy harta de intentar manejarla y que
me vapulee en las esquinas para que vea mi ignorancia.
No
puedo vivir sin mí, me soy imprescindible. Durante años he callado
y he escuchado a otros mientras me hacía la sorda conmigo y me decía
que podría, que aguantaría, que era capaz… Y lo soy, lo sé. Pero
es que ya no me da la gana… Ya basta, puedo con mucho pero no
quiero, no necesito esta perfección estúpida y dolorosa, no busco
llegar a todo y quedarme muerta por el camino, no deseo esta vida a
medias donde todo está controlado menos mi locura por tanto control…
Quiero escuchar mi llanto y mi angustia, mi voz interior que clama
justicia por mí y me pide que me abrace y me conforte… Quiero
volver a oírme la risa y cantarme una nana hasta que me
duerma.
Necesito
respirar tan hondo que el mar me cubra y el aire se termine si no lo
suelto. Bailar sin pensar que me miran. Caer sin creer que importa.
Fallar sin que el mundo deje de girar. Necesito tomarme vacaciones de
mi vida sin que la vida de otros empiece a desmoronarse. No puedo
vivir sin mí y dejarme de lado mientras estoy siempre atenta a otros
y soy el parche para todo, el consuelo para todo, la que cose y lame
las heridas, la que escucha las penas, la que plancha las camisas de
los días especiales y llora en la ducha para que no se note y otros
no crean que algo va mal… No vayan a preocuparse y cargar parte de
la responsabilidad que decidí asumir yo.
No
puedo vivir sin mí y no voy a esconderme, ni a disculparme, ni a
sentirme una mala persona… Merezco lo mejor de la vida y tengo que
empezar a dármelo y permitirme soñar. No importa si no llega, no
todo llega, pero me tendré a mí misma, sabiendo que me lo permito,
que ya no me pongo la zancadilla ni me aparto de la vida que deseo…
No
puedo vivir sin mí y no quiero… Ya basta.
Mercè
Roura
No hay comentarios:
Publicar un comentario