¿Qué
parece hacer tan apreciable la condición de los seres humanos
llamados despiertos? ¿Acaso estar despierto significa que se ha
salido de alguna pesadilla en la que los demás mortales parecemos
encontrarnos?
Despertar
del sueño es una forma más de nombrar la meta suprema de los seres
humanos que, prisioneros de los conceptos y condicionantes de su yo
superficial, deambulan por la hipnosis del Sistema. Un despertar que
los lúcidos han considerado como requisito de liberación infinita,
necesario para la evolución correcta.
¿Cómo
puede uno pensar que la vigilia que experimentamos cada mañana al
despertar de nuestro sueño de noche, siga formando parte de otro
sueño mayor que incluye al propio día?, ¿cómo puede uno pensar
que nuestra identificación mental con “reglas y modelos” sea
como vivir en esa caverna de Platón con su mundo irreal de
sombras?
¿Qué
solemos entender por un sueño?, ¿acaso la sucesión de
experiencias que ocurren dentro de nuestra cabeza? Y si tienen razón
los Vedas y esto que vivimos cotidianamente es lo irreal, ¿cómo
será entonces lo Real?
¿QUÉ
DICEN LOS QUE HAN DESPERTADO DE ELLO?
Dicen
que así como un pez que nunca ha salido del agua, no sabe que está
en el agua, de la misma forma el ser humano que deambula dormido y
nunca ha experimentado un instante de despertar, tampoco sabe que
está dormido.
Y
así como el pez ignora que está en el agua porque está
identificado con ella, de la misma forma el yo esencial del ser
humano está identificado con la actividad mental de su persona.
Es
decir, que para conocer la mente, habrá que “salir” de la
propia mente y observarse desde algún lugar diferente, más elevado
y des-implicado. Y dado que el ojo no se ve a sí mismo, si queremos
ver al ojo, habrá que trascenderlo y observarlo desde algo que no
sea dicho ojo.
Así
pues, para conocer a una mente que confunde la realidad con lo que
ella proyecta, se deberá trascender a ésta y proceder a observarla
desde un promontorio más elevado. Un yo-observador que no es
la mente, sino lo que ve a la mente.
Dicen
también que la mente es la gran “fabricante” de lo que llamamos
realidad y la intérprete de la percepción. De hecho, tal realidad
se conforma en el tálamo cerebral mediante un proceso de
escenificación que éste codifica con los impulsos eléctricos que
los sentidos captan del “exterior”. Una escenificación que no
tiene necesariamente que suceder cuando nuestros sentidos captan
objetos del exterior, sino que también se produce mientras nuestro
cuerpo duerme con todas sus consecuencias reactivas de pánico,
sudor, goce, placer, sonrisa, ritmo cardíaco... que dan realidad al
durmiente.
Los
despiertos dicen también que mediante un proceso de trabajo,
esfuerzo y ESTUDIO, han logrado salir de la caverna y despertar a la
Realidad, algo que no es un reflejo de la misma, tal y como sucedía
en la caverna, sino un “plano absoluto” de la conciencia
suprema. Un estado infinitamente mejor que la realidad plural en la
que deambulamos todos nosotros, los durmientes.
A
veces sucede en el mundo del sueño que vivimos que de pronto,
aparece en nuestra pantalla mental, un extraño “fluido
despertador” afirmando: “usted está en un sueño”. Una
posibilidad que, además, señala cómo hacer volar el programa de
identificación. Y si ante tal aparición, uno resuena y sigue
indagando, comienzan a suceder cosas.
Ante
tal perseverancia, “el despertador” aparece de nuevo y pone
cargas de des-hipnosis que dicen: atención sostenida, aquí ahora,
observa tu mente, no eres tu mente ni la personalidad que ella
fabrica, ni tu cuerpo, eres un ser humano integral pleno,
eres… océano de consciencia.
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