Cada
ser humano crea su realidad y parte de esa realidad que crea está
conformada por una serie de mentiras que creamos paralelamente a esa
realidad.
¿Crees
que todo lo que piensas es real? ¿Sabes cuántas mentiras te
cuentas cada día? Y la pregunta más importante ¿Qué razón hay
detrás de la decisión de mentirnos?
Nuestra
concepción del mundo, de los otros e incluso de nosotros mismos
está conformada por creencias. Estas creencias son argumentos u
opiniones que tomamos como verdad y a partir de los cuales
condicionamos nuestras reacciones, nuestras opiniones y nuestros
juicios. Pero debemos tener en cuenta que estas verdades son fruto
de las experiencias del sistema al que pertenecemos, son argumentos
perpetuados a lo largo del tiempo buscando ser transformados.
Sin
embargo, hay algo que bloquea esta transformación, algo que
nosotros mismos hacemos inconscientemente para boicotearnos, se
trata de las mentiras que nos contamos en nuestro día a día.
Todos
mentimos, todos nos contamos historias e inventamos razones que
tapan errores que no queremos reconocer y lugares donde no queremos
ir.
Nuestro
inconsciente está continuamente revelando nuestras mentiras a
través de los juicios que hacemos hacia los demás y aquello con lo
que nos definimos.
Imagina
alguien que se vanagloria de su independencia, siempre se define
usando esa palabra y se enorgullece de ello. Esa característica que
se repite oculta una información, y es que necesita confirmar e
identificarse con esa cualidad porque la desea desesperadamente,
Pero en realidad no siente que la tenga: Siempre nos hablamos a
nosotros mismos.
NUESTRA
VERDADERA IDENTIDAD MUERE
DETRÁS
DE LA MÁSCARA DE NUESTRA MENTIRA.
Una
forma de descubrir las mentiras que nos contamos es identificar
aquello que repetimos habitualmente a las personas que nos rodean.
Cuando hablamos, en realidad decimos en voz alta aquello que
necesitamos escuchar de nosotros mismos.
Comprueba
si hay algún tema del que sin darte cuenta acabes hablando
habitualmente. Lo que comunicamos y cómo lo hacemos son indicadores
de todo aquello que nos ocultamos de nosotros mismos.
Detrás
de cada mentira hay una “verdad” que, paradójicamente, también
es mentira. Dicho de otra manera, nos identificamos con una creencia
para tapar otra, pero finalmente las dos son creencias, ninguna es
una auténtica verdad. Sino que son interpretaciones de la realidad
sesgadas y basadas en las experiencias de nuestra vida y sobre todo
en las experiencias de nuestra familia.
Y
llega la gran pregunta... Si lo que nos decimos es mentira ¿qué es
la verdad?
La
única verdad real se encuentra en la capacidad de relativizar
nuestras mentiras y dejar de escondernos y refugiarnos detrás de
ellas.
“LA
MENTIRA SOLO TIENE SENTIDO SI
LA
VERDAD QUE OCULTAMOS DETRÁS DE ELLA,
LA
CONSIDERAMOS PELIGROSA PARA NOSOTROS”.
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