Durante
muchos años he trabajado en cuidados paliativos, con personas que
tienen enfermedades terminales.
Mis
pacientes eran los que volvían a sus casas para morir. Algunas veces
compartimos momentos increíblemente especiales al estar con ellos
durante las últimas semanas de sus vidas. Las personas crecen mucho
cuando se enfrentan a su propia mortalidad.
Aprendí
que uno nunca debe subestimar la capacidad de alguien para crecer.
Algunos cambios fueron increíbles. Cada uno de ellos experimentó
una variedad de emociones, como la negación, el miedo, la ira, el
remordimiento, más negación y finalmente la aceptación. Cada
paciente encontraba su paz antes de partir.
Cuando
alguien les preguntaba acerca de los arrepentimientos que tenían o
acerca de cualquier cosa que hubieran hecho de manera diferente, casi
siempre surgían los mismos temas.
Estos
son los 5 más comunes:
1.
Ojalá hubiera tenido el coraje de vivir una vida siendo fiel a mis
sueños, no a la vida que otros esperaban de mí.
Este
era el lamento más común de todos. Cuando las personas se dan
cuenta que su vida está a punto de terminar, pueden mirar atrás con
claridad y es fácil ver cuántos sueños no han sido realizados. La
mayoría de la gente no había cumplido aún ni la mitad de sus
sueños e iban a morir sabiendo que esto se debía, a las elecciones
que habían o no habían hecho durante su vida.
Es
muy importante que trates de realizar al menos algunos de tus sueños
durante la vida, ya que en el momento en que se pierde la salud, es
demasiado tarde. La salud nos trae una libertad que muy pocos nos
damos cuenta antes de perderla.
2.
Desearía no haber trabajado tan duro.
Cada
paciente de sexo masculino que cuidé decía lo mismo. Se perdieron
la juventud de sus hijos y la compañía de sus parejas. Las mujeres
también se arrepentían de esto, pero como la mayoría eran de una
generación anterior, muchas de las pacientes de sexo femenino no
habían tenido que sostener la familia.
Todos
los hombres que cuidé lamentaban profundamente haber gastado su vida
en torno al trabajo.
Al
simplificar tu estilo de vida y tomar decisiones conscientes a lo
largo de tu vida, es posible que no necesite los ingresos que crees
que necesitas. Con la creación de más espacio para ti, andarás más
feliz y más abierto a las nuevas oportunidades.
3.
Ojalá hubiera sido capaz de expresar mis sentimientos.
Muchas
personas no expresaban sus sentimientos con el fin de mantener la paz
con los demás. Como resultado, nunca se convirtieron en lo que eran
realmente capaces de llegar a ser. Hay muchas enfermedades que se
desarrollan por sentimientos de amargura y resentimiento.
No
podemos controlar las reacciones de los demás. Sin embargo, aunque
las personas pueden reaccionar diferente cuando nos expresamos
honestamente, al final las relaciones son llevadas a un nivel más
saludable. O pasa eso, o nos damos cuenta que la relación a la que
nos estamos enfrentando no es para nosotros, de cualquiera de las dos
formas, salimos ganando.
4.
Ojalá me hubiera quedado en contacto con mis amigos.
Muchas
personas se dan cuenta del real valor de los amigos a solo semanas de
morir. Mucho de ellos fueron quedando en el camino debido a la rutina
que muchas veces aleja a las personas a la hora de querer ubicarlas
porque no queda tiempo.
Muchos
de ellos habían llegado a estar tan atrapados en sus propias vidas
que habían abandonado grandes amistades con el paso de los años. La
gente se lamentaba mucho de no haber dedicado el tiempo y el esfuerzo
que se merecían sus amigos. Todo el mundo extraña a sus amigos
cuando está muriendo.
Es
común dejar las amistades de lado, para cualquier persona que lleva
un estilo de vida ocupado. Pero cuando te enfrentas a tu muerte, los
detalles físicos de la vida desaparecen. Si se puede, la gente
quiere tener sus asuntos financieros en orden, pero no es el dinero o
el status lo más importante para ellos.
Estas
personas quieren que esté todo ordenado, porque se preocupan del
beneficio de aquellos que aman. Aunque por lo general, están
demasiado enfermos y cansados para preocuparse de estos asuntos.
Finalmente todo se reduce al amor y a las relaciones. Eso es todo lo
que queda en la semana final, el amor y las relaciones.
5.
Me gustaría haber sido más feliz.
Este
es uno sorprendentemente común. Muchas personas no se dan cuenta
hasta el final de que la felicidad es una opción. Han permanecido
estancados en viejos patrones y hábitos. El conocido confort o
familiaridad se sobrepuso a sus vidas tanto física como
emocionalmente. El miedo al cambio les dejó haciendo creer a otros,
y a ellos mismos, que eran felices, pero cada vez las risas y las
tonterías tardaban más tiempo en aparecer en sus vidas.
Cuando
uno está en su lecho de muerte, lo que otros piensan de ti es algo
que uno deja de pensar. ¡Qué maravilloso es ser capaz de dejar ir
las cosas y ser capaz de sonreír, mucho antes de saber que te estás
muriendo.
La
vida es una elección, la que estás viviendo es TÚ vida.
Elige
conscientemente, sabiamente y honestamente. Elije la felicidad.
Fuente:
Bronnie Ware
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