LA IGNORANCIA Y EL MIEDO
El miedo lo que produce en el ser humano es la “desconexión de la parte racional”. De hecho, la frase que lo define mejor es: “el miedo te paraliza”.
De eso se valen si
anulan nuestra forma de razonar a través del miedo y si nuestra ignorancia no
nos permite entender que nos están haciendo el resultado está servido.
La obediencia del ser humano no
tiene límites
Hace tan solo un año
que a todos nos ha cambiado la vida radicalmente. Es cierto que unos viven este
cambio con mayor intensidad que otros, pero lo que está claro es que el mundo
que conocimos antes de lo que decidieron llamar virus parece que se ha ido (o
se lo han llevado) para no volver (o no traerlo de vuelta) en una larga temporada.
Mucho de lo que nos está tocando vivir es simple consecuencia directa del comportamiento natural del hombre hacia lo desconocido y potencialmente peligroso: el recelo a las relaciones sociales, la limitación de la vida pública,
cambios en los hábitos o la sobreprotección de los más débiles (incluso en muchos casos hasta el punto del abandono), son reacciones que cualquiera puede llegar a tener si realmente teme por su vida o por la de sus seres queridos.Sin embargo, hay
alteraciones que no son naturales ni tan siquiera racionales.
Estoy hablando por
supuesto de los arrestos domiciliarios indiscriminados, la imposición de la
mascarilla en cualquier situación, el cierre de negocios perfectamente legales,
la relativización de los derechos civiles o el abandono de la rigurosidad
científica sustituyéndola por la seguridad nacional.
Todas estas
anulaciones de la razón humana y la vida en sociedad son medidas arbitrarias,
diseñadas por una serie de tecnócratas de poca monta y que en muchos casos
carecen hasta de una justificación empírica y se contradicen entre sí.
Tan arbitrarias e
injustificadas son que cuando te las anuncian lo hacen en espacio cerrado, en
rueda de prensa y sin mascarilla ni distancia. Pese a esto, el relato suele
matar al dato, y como consecuencia tenemos a una sociedad dócil que no es capaz
de plantearse un debate de mayor trascendencia, Es decir poner en marcha
su capacidad de análisis, discernimiento y racionalidad, para entender que está
pasando y donde nos quieren llevar.
El peligro a mi
entender de toda esta situación ha dejado de ser que la gente no comprenda la
realidad de la situación a la que se está enfrentando.
El peligro real es
lo que viene ahora: la relativización de los principios. Todo el mundo va de
entendido haciendo llamadas de Zoom con una gran estantería de libros de fondo
y soltando
Las frases hechas
con las que quieren dar un toque cultural como: “la Historia se repite”, “los
extremos se tocan” o “no existen soluciones fáciles para problemas difíciles”.
Todo el mundo cree que la policía debe actuar con mesura, que los políticos son
unos inútiles y mentirosos, que el Estado debe estar al servicio de los
ciudadanos y que nadie va a venir a sacarnos las castañas del fuego.
Todo el mundo se
cree muy coherente e inteligente con ideas muy sólidas. Pero a la hora de la
verdad, todo esto es humo. Incluso los liberales que tanto presumen de su certera posición son incapaces de rechazar medidas propias de un estado de
excepción.
Todo el mundo parece
haberse vuelto esclavo de una idea: la idea del Estado. Como si de la idea de
Dios en la Edad Media se tratase, la gente es incapaz de vivir una vida
conforme a sus valores sinceros sin que hayan pasado el filtro de la aprobación
de la hegemonía de Estado.
Por mucho que se
presuma de irreverencia, objetividad y convicción, las ideas duran lo que duran
las circunstancias que las forjan: “estos son mis principios, y si no le gustan
(al Estado), tengo otros”.
Parece que han
dejado de existir valores universalmente válidos como que la libertad está bien
y la coacción está mal, para dejar paso a medias mentiras y parches “por tu
bien”. “Tan solo es por unos meses”, “tan solo es una mascarilla”, “tan solo
son unos bares”, “tan solo es un toque de queda”, “tan solo es una vacuna”.
Yo creo que debemos
reflexionar cada uno con nosotros mismos, ver nuestra forma de actuar y tratar
de ser coherentes, estar bien informados por quienes son científicos de verdad,
no por políticos, no creernos nada hasta haberlo investigado con racionalidad,
discernimiento y mucho… sentido común.
La situación actual
es solo el comienzo, se ira poniendo peor cada día que pase si no hacemos lo
que debemos hacer y recuerden…”que las cosas estén mal, no significa que no se
puedan poner peor”
http://lacienciadelespiritu.blogspot.com/2021/05/el-control-mental-al-que-nos-someten-se.html
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