NO FINJAS QUE NO TIENES MIEDO, ÚSALO
No sabes nada. No sabemos nada.
No llevamos las riendas de nada, por más que nos chutemos
algunas de esas frases hechas que impactan en redes que nos dicen que podemos
con todo, porque muy en el fondo sabemos que no es cierto. No hace falta. No es
poder con todo, porque eso es maltratarse a veces, es saber quién eres. Es
encontrar la forma de vivirlo sin echarse tierra encima y poder darle la vuelta
para encontrar tu fortaleza al abrazar tu debilidad.
Saber todo lo bueno que mereces. Darte cuenta de qué sientes
y qué puedes hacer con ello para seguir adelante y evolucionar.
La incertidumbre acecha siempre. Fingir que no está ahí y presumir de vida controlada duele más. Es vivir en falso, en una incoherencia carísima que parchea nuestra vida sin llenar nunca el vacío que tenemos muy dentro. Eso nos atormenta, nos duele, nos mantiene pendientes y esclavos de lo no sentido, lo no admitido, lo no visto. Tal vez no ahora, pero a la larga, esa ansiedad no sentida, ese miedo no vivido y reconocido se atraviesa, clama salir, te rompe por dentro… Lo que rechazamos vuelve siempre con más ganas, más grande, más rotundo, más evidente.
No podemos resistirnos a lo inevitable. Y es inevitable
vivir lo pendiente, lo que hemos dejado y vamos arrastrando, lo que está ahí
esperando ser visto y reconocido. Lo que no hemos aceptado esperando a que
desaparezca a sabiendas de que no va a desvanecerse sino todo lo contrario. Nos
llama, nos pide atención, nos mantiene en vilo y nos despierta a media noche
diciendo nuestro nombre.
A veces, hacemos de lo que no queremos ver, ni sentir ni
escuchar el centro de nuestra vida. Porque trazamos nuestro camino esquivándolo
para poder ignorarlo y lo convertimos en algo siempre presente, sin decir su
nombre ni detenernos a reconocerlo.
No finjas que no tienes miedo, siéntelo y úsalo.
Siempre va a estar ahí. Siempre llamará tu atención. A
veces, será un cosquilleo en algunos momentos, otras un grito insoportable en
una noche oscura. Está ahí para que lo atiendas, no para que pases de largo, lo
eludas o pongas la música muy alta para no oirlo.
No hay lugar donde escapar de tu miedo a la vida.
No hay escondite suficientemente profundo para no ver tu
tristeza u ocultar tu rabia.
No sabes nada, en realidad. Todo lo que ha pasado en tu vida
sigue patrones que no ves porque te resistes a mirar de verdad donde están las
respuestas… Ahí dentro. Inconscientes, escondidas, agazapadas esperando a las
preguntas correctas, las preguntas incómodas e impertinentes.
No llevamos el timón de lo que pasa, navegamos esperando no
chocar y volcar sin tener en cuenta el mar de la vida y lo que nos cuenta el
viento. Escogemos un destino y no nos atrevemos a soltarlo por no dejar de
parecer valientes, porque nos aferramos a él y creemos necesitarlo tanto que lo
confundimos con lo que somos.
Porque nos dijeron que somos lo que hacemos, lo que
logramos, lo que conseguimos, lo que tenemos. Y si perdemos nos sentimos
perdidos y creemos que no somos nada…
Aunque lo somos todo. En vivo, ahora, en potencia.
No somos el destino, somos el camino. El amor con que
vivimos lo que somos. El amor que dejamos donde estamos. El amor con que damos
cada paso, lleve a donde lleve. A la gloria o a un maravilloso fracaso que nos
hace aprender más de nosotros y nos aporta más paz que cien éxitos calculados y
medidos.
¿Cómo se valora si triunfaste? por lo que sientes dentro… Y
no lo atiendes, ni lo escuchas.
Y eso nos condena a vivir lo que amamos y tememos, que a
menudo, es lo mismo.
No sabes nada. No sabemos nada. No decidimos muchas veces
más que cómo nos tomamos lo que pasa, qué nos contamos a nosotros mismos
mientras vivimos este camino, esta vida. Aunque eso lo es todo. Cómo decidimos
vivir lo que vivimos lo transforma. Si encontramos lo que sentimos, lo aceptamos,
tiramos del hilo y encontramos la madeja de nuestro dolor… El miedo, la culpa,
la tristeza ocultas en cada situación repetida…
Cuando decides que lo que te pasa es una oportunidad, de
inmediato se transforma. Aunque duela, aunque no te guste, aunque suplicarías
no vivirlo… Ya es.
No controlamos nada y vamos haciendo planes como si la vida
fuera a acomodarse a nosotros. Como si la vida no tuviera sus planes y
domináramos el mundo.
Y fingimos que lo controlamos. Fingimos que lo sabemos todo.
Fingimos que no tenemos miedo hasta que el miedo se nos come el corazón a
bocados o nos rompe por dentro para salir y gritar ese dolor que pretendemos
callar.
Si no lo hacemos, la vida nos lo hace. Si no lo sentimos, la
vida nos obliga a sentir. Si no lo escuchamos, la vida nos amarra a un momento,
nos congela, nos para y nos lo grita mil veces para que nos quede claro.
Por eso hay que atenderla al primer susurro, porque si no,
chilla y nos parte en dos para que podamos ver lo que llevamos dentro.
Vamos a atender y escuchar a nuestras emociones. A respirar
nuestros miedos. A dejarnos salpicar por nuestra ira y rabia contenidas que
necesitan desatar una marea y desbordarse… Vamos a acunar nuestra tristeza,
nuestro desamparo y nuestra desesperación absoluta porque nada es como
esperamos. Vamos a bailar con la incertidumbre más rotunda y reconocer quiénes
somos.
Somos los que pueden seguir adelante cuando se escuchan.
Cuando se atienden. Cuando se reconocen. Cuando se aman. Los que no esperan a
alcanzar ninguna meta para saber quiénes son.
Vamos a dejar de fingir y a vivir de veras, sin sujetar esa
cuerda que hace que nos sangren las manos y que siempre se nos escapa o nos
hunde hasta el fondo por no dejarla ir. Esa cuerda que atamos a lo que creemos
desear y que nos amarra a un vida y una forma de pensar que nos destruye, que
nos desdibuja, que nos corroe. Vamos a darnos cuenta de que muchas veces la
soga nos la ponemos nosotros esperando encajar en un mundo en el que nadie
encaja y todos fingen que sí para no caer en el abismo de la culpa y el miedo
más insoportables.
Vamos a hundirnos si hace falta y caer para darnos cuenta de
que no sujetamos nosotros mismos. Que todo es mentira y vivimos en un escenario
de cartón piedra inventado y construido con historias tristes.
Vamos a encontrar la paz en esta guerra mirando en el fondo
de nuestras almas.
Vamos a amar esto como si lo hubiéramos escogido.
Mercè Roura
https://mercerou.wordpress.com/2021/05/12/no-finjas-que-no-tienes-miedo-usalo/
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