ACEPTAR LAS COSAS COMO SON DENOTA INTELIGENCIA
Una de las fuentes de sufrimiento más comunes en el ser humano es el deseo de que las cosas sean distintas a como realmente son.
¿Por qué anhelamos
siempre lo que no tenemos?
Nuestra forma de
vida está tan basada en el cambio y el progreso, que a menudo valoramos
negativamente la estabilidad sin saber cuál sería la alternativa.
La insatisfacción es
lo que permite el progreso de la ciencia, las artes y todo lo que tiene que ver
con la sociedad, pero cuando se vuelve crónica en nuestro día a día deja de ser
un estímulo para teñir de negatividad nuestra vida.
Hay personas que, instalados en la queja y la amargura, molestan a los demás –y a sí mismos– de forma totalmente estéril porque de nada sirve señalar lo que no funciona sin ofrecer soluciones.
Madame Bovary dio
nombre a lo que el filósofo Jules de Gaultier denominaría “bovarismo”. Se trata
de un estado de insatisfacción permanente a causa del desnivel entre las
propias ilusiones y la realidad. Sin abogar tampoco por el conformismo, si
nuestras aspiraciones se hallan siempre a gran distancia de lo que tenemos,
jamás alcanzaremos la serenidad. Como el burro que persigue la zanahoria,
podemos pasar la vida entera esperando “algo mejor” para descubrir al final que
ya lo teníamos y no habíamos sabido verlo.
Los manuales de
psicología han puesto de moda el verbo procrastinar, que significa postergar
aquello que deberíamos hacer hoy. Un aplazamiento que también se produce en un
nivel existencial.
Muchas personas
postergan la felicidad hasta que cambie la situación que están viviendo. Se
convencen de que cuando encuentren un trabajo mejor o la pareja ideal, por
poner dos ejemplos, se darán permiso para disfrutar de la vida. Sin embargo,
este planteamiento tiene un fallo de origen y es que nada resulta como
esperábamos una vez que lo conseguimos.
Lo que ocurre es que
muchas personas cuando llega el momento tan largamente esperado o deseado
sufren una desilusión; entonces fijamos nuevos objetivos esperando que una vez
alcanzados llegue, esta vez sí, el premio definitivo. Sin embargo, esto no
acostumbra a suceder, ya que más que insatisfacciones existen las personas
insatisfechas.
Del mismo modo que
nos resulta difícil aceptar las cosas como son, también nos cuesta aceptar a los
demás, ya que su forma de pensar y reaccionar nunca coincidirá con nuestras
expectativas.
Al hacer un favor a
un vecino, nos duele si no obtenemos el mismo trato por su parte cuando lo
necesitamos. En el ámbito laboral, a menudo consideramos que los compañeros no
cumplen con sus tareas, y el jefe o jefa es un ser inútil que está dinamitando
la empresa.
“Debes conocer al otro realmente bien para
darte cuenta de que sois dos extraños” (Mary Tyler Moore)
En esta clase de
pensamientos está el punto de partida de la mayoría de conflictos
interpersonales. Al esperar que los demás se comporten de determinada forma les
estamos negando el derecho a su identidad. Además, al enfadarnos por estas
diferencias obviamos algo muy importante: ser o actuar de modo distinto a
nosotros no tiene por qué ser negativo.
Afortunadamente,
cada persona tiene una combinación única de defectos y virtudes. Podemos
aceptar su singularidad y sacar partido de las cosas buenas que nos ofrece o
bien enrocarnos y señalar al otro como enemigo.
En 2002, Byron Katie
publicó un libro orientado a acabar con la insatisfacción personal: “AMAR LO
QUE ES”. Basado en aceptar y reconocer el valor de lo que configura nuestro
entorno, no se trata de resignarse a lo que hay, sino de amar nuestras
circunstancias para mejorar desde ese punto de partida.
Esta autora
norteamericana sostiene que “La realidad es siempre más amable que las
historias que contamos sobre ella” y que cualquier enfado que tengamos con
los demás es, en el fondo, algo de nosotros mismos que nos molesta. Por eso
desearíamos cambiarlos, porque resulta más fácil exigir la transformación del
otro que la de uno mismo.
Convencida de que “Lo que provoca nuestro sufrimiento no es el
problema, sino lo que pensamos sobre el mismo”, en su best seller propone que la persona
insatisfecha se entregue al “TRABAJO”, que empieza con estas dos fases:
1. PLASMAR EN EL
PAPEL LO QUE NO NOS GUSTA. Tomar
una situación o una persona que nos desagrada y especificamos quién o qué
provoca nuestra tristeza, qué es lo que no nos gusta y cómo debería ser para
que estuviéramos satisfechos.
2. INDAGAR EN EL
PROBLEMA A TRAVÉS DE ESTAS CUATRO PREGUNTAS:
a) ¿Es eso verdad?
b) ¿Tienes la
absoluta certeza de que eso es verdad?
c) ¿Cómo reaccionas
al tener este pensamiento?
d) ¿Quién serías sin
él?
Byron Katie sostiene
que ante un pensamiento negativo solo tenemos dos opciones: o nos apegamos a él
o indagamos para comprenderlo. Esa última actitud y una relación constructiva
con nuestro entorno nos llevarán a un plano superior.
“Señor, concédeme
serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, valor para cambiar lo que sí
puedo y sabiduría para reconocer la diferencia” (Reinhold Niebuhr)
Una anécdota que se
menciona en los talleres de superación personal tiene como protagonista a un
violinista que en pleno concierto en Nueva York vio cómo se rompía una de las
cuatro cuerdas de su violín. En lugar de detenerse, decidió adaptar la melodía
a las otras tres cuerdas, algo realmente difícil con este instrumento. Cuando
le preguntaron por qué había elegido esa opción, respondió: “Hay momentos en los que la tarea del artista
es saber cuánto puede llegar a hacer con lo que le queda”.
Sin duda, la
realidad nos pone a prueba y a menudo estamos expuestos a circunstancias
indeseadas. La cuerda rota del violinista tiene su equivalente, en la vida
cotidiana, en situaciones con mucho menos público, pero más dolorosas.
En lugar de lamentar
nuestra suerte, podemos preguntarnos qué es lo que nos queda y qué podemos
hacer para restablecer el equilibrio en nuestra vida. Para que vuelva a sonar
la música, no obstante, es necesario aceptar las cosas como nos ha tocado
vivirlas, ya que son un reto y un aprendizaje.
Al mismo tiempo, en
lugar de buscar culpables, debemos aceptar a los demás y no fijarnos en su cuerda
rota, sino en las otras tres que siguen sonando.
http://lacienciadelespiritu.blogspot.com/2022/02/aceptar-las-cosas-como-son-denota.html
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