I LOVE YOU, YOU’RE PERFECT… NOW, CHANGE!
(TE AMO, ERES PERFECTA... AHORA, CAMBIA!)
A veces creemos amar a una persona, pero en realidad amamos la imagen ideal que tenemos de ella, la versión de ella que nos gustaría tener a nuestro lado y que nos hiciera sentir maravillosos. Una versión que llenara todos nuestros vacíos y ayudara a olvidar lo poco que nos gustamos a nosotros mismos. Aunque, eso no es amor, es necesidad. Y caemos todos en ello alguna vez, en mayor o menor medida, por ello lo importante es darse cuenta.
No cambiamos a nadie. Las personas cambian si lo necesitan,
si quieren realmente, si llegan a ese punto en que lo que viven es tan duro que
les compensa intentar verlo todo de otro modo y arriesgarse a hacer aquello que
hasta el momento no se atrevieron a hacer.
Para cambiar hay que aprender a pensar distinto y, en consecuencia, actuar distinto. Es decir, cambiar tus esquemas de vida, tus patrones mentales y tus hábitos en consecuencia a ello. Las personas de nuestro entorno nos ayudan a cambiar de muchas formas, a veces poniéndonoslo muy difícil y forzándonos a hacer lo que nunca pensamos que haríamos por pura necesidad y supervivencia.
Aunque no cambiamos por ellas, lo hacemos porque lo que
vivimos junto a ellas nos hace ver las cosas de otro modo y eso nos abre nuevas
posibilidades. Es importante tener claro que nadie cambia porque otro le
insista, le haga chantaje emocional o le ponga un ultimátum y, si lo hace como
resultado de ello, no se tratará de un cambio real, es una máscara que se puso
para ser aceptado y, algún día, se tendrá que quitar.
¿Cambiar a otros por su bien o por el nuestro? ¿Queremos que
cambien para ser felices o para que nos hagan felices? ¿Cambiarles cómo? ¿Qué
nos hace saber qué le conviene más realmente? Cada persona vive un proceso
interno de autoconocimiento y tiene su ritmo, no el nuestro. Tiene derecho a
parar, demorarse o decidir no cambiar nunca, aunque nos duela, aunque al
mirarle creamos que desperdicia su tiempo o su vida, precisamente porque es
suya y no nuestra. Y porque lo que para ti es una pérdida para esa persona
puede ser una aprendizaje valioso.
Cuando estamos con otra persona a la que amamos y
«necesitamos» que cambie, sin quererlo y sin saberlo, le estamos transmitiendo
a cada instante nuestra disconformidad respecto a ella. Le estamos diciendo con
nuestros gestos y nuestras miradas que no es correcto tal y como es, que hay
algo en él o en ella que no aceptamos, que para que le sigamos amando tienen
que ser de otro modo. Le estamos rechazando.
Que quede claro que no me refiero a tener que vivir sin que
nadie se adapte al otro un poco, todos nos adaptamos cuando decidimos empezar
un proyecto en común. Y tampoco se trata de asumir que la otra persona nos
trate mal, no me refiero a eso, cada uno es responsable de sus actos. Aunque
incluso en ese caso terrible, hay que tener claro que no va a cambiar y dejar
de esperar el milagro mientras sufrimos lo que no merecemos.
Tenemos que ser honestos con nosotros mismos y con las
personas a las que amamos y dejar de verlas como un proyecto, como «nuestro
proyecto». Dejar de esperar que nos den aquello que creemos que necesitamos y
que nosotros no somos capaces de darnos, dejar de esperar que nos completen y
permitirles que sean lo que son. Amar lo que es o decidir tomar otro camino. No
estar esperando, ni mendigando hasta que sean de otro modo… A que se levanten
una mañana y se den cuenta de lo que no se han dado cuenta hasta la fecha y
hagan un giro radical en sus vidas. No va a pasar. Y pensar lo contrario hace
daño a ambos.
Cuando miramos a otra persona esperando que cambie y
pidiéndole que sea de otro modo no solo le estamos reprochando lo que es, la
estamos juzgando y etiquetando. Y nuestra mirada de desaprobación también, en
cierta forma, le está incapacitando para hacerlo. Le dice que no pasa la prueba
todavía, que no llega al listón. Le está llevando a la desconfianza, a sentirse
rechazado, sentirse defectuoso, inadecuado, a medias, provisional. Miramos a
los demás con desconcierto, frustración, reproche, con rabia, porque no son
como deseamos que sean y luego nos sorprendemos de que se sientan frustrados e
infelices a nuestro lado, que se alejen y se sientan mutilados emocionalmente.
Cuando ponemos etiquetas a los demás les estamos recortando,
estamos construyendo una idea de ellos en nuestra mente que les limita, al
menos ante nuestros ojos, y que nos impide ver toda su belleza, todo su
potencial, toda su capacidad, porque nos enfocamos en aquello que nos parece
erróneo y nos perdemos lo maravilloso. Y si esa persona, que podría decidir no
hacer caso, muchas veces se mira a través de nuestros ojos y se deja influir. Y
eso sucede en muchísimas ocasiones porque la autoestima escasea y eso hace que se
conviertan sin percibirlo en esa etiqueta que les asignamos. Se valoran a
través de tus palabras, de tus juicios y de tus miradas. Esa persona a la que
amas se siente inútil porque la ves inútil. Se siente diminuto porque le ves
diminuto. Se siente inadecuado porque le ve es inadecuado, insuficiente,
insignificante.
Aunque lo hagas sin darte cuenta, sin querer, pensando que
lo haces porque le ayudas a mejorar, porque es bueno para él o para ella,
porque le quieres… Como si tu criterio fuera el único a considerar y supieras
mejor que esa persona lo que le conviene, cuando a duras penas a veces sabemos
lo que nos conviene a nosotros mismos. Aunque en realidad lo hacemos porque
tenemos miedo… Tienes miedo, admite, porque no te amas y buscas a alguien que
se acomode a ti y te haga sentir a salvo. Y no hay nada de malo en querer
sentirse a salvo con la persona a la que amas, siempre que sea respetando como
es y aceptando su naturaleza.
Si no te gusta como es, tal vez no sea la persona con la que
debes estar.
Todos cambiamos cuando estamos con otras personas, pero
nunca traicionando nuestra esencia y siempre que el cambio sea voluntario y no
fruto de una manipulación. Porque si lo hacemos bajo esa presión y sensación de
menosprecio nunca sale bien o vivimos algo que no es real. Tal vez lo mejor es
aceptar que la persona es como es y si no nos conviene su compañía alejarnos…
Si estamos bien con ella y aceptamos su manera de vivir, si tiene que cambiar
algo de ella misma, lo hará si es su momento y nuestra mirada de aceptación la
ayudará mucho a ello. Podemos dar mucha fortaleza a otros mirándoles y viendo
su lado hermoso, sus capacidades, sus puntos fuertes sin reprochar ni exigir
nada…
Lo más triste de todo y lo más irónico, es que cuando
miramos a otra persona, en realidad, lo que vemos es a nosotros.
Cuando miras a esa persona te ves a ti. Tu supuesta
pequeñez, tu supuesta incapacidad, ese rechazo que sientes por ti mismo o ti
misma que se proyecta en todas y cada una de las personas por las que te
cruzas, y con las que amas todavía más.
Porque ves en él o ella aquello que hay en ti, por exceso o
por defecto, lo mismo o todo lo contrario, lo que envidias o lo que aborreces,
lo que te asusta, lo que todavía no has perdonado, lo que te duele.
Y le pides que cambie para que deje de ser un espejo
perfecto de eso que no quieres ver en ti. Porque su presencia te araña y te
recuerda lo que no quieres recordar.
Esperas que cambie el espejo para que deje de recordarte
toda esa tarea pendiente dentro de ti. Independientemente de que esa persona
tenga muchas cosas por aprender como tú, muchas cosas por reconocer, mucho
trabajo interno pendiente como todos. Precisamente ese trabajo interno que
tiene pendiente también se refleja en ti, porque él y ella también proyectan. Y
eso os hace a uno y otro candidatos ideales para este experimento en el que uno
intenta cambiar a otro y viceversa, mientras evita cambiar él mismo por dentro,
porque le asusta demasiado, aún a sabiendas que es lo que realmente
solucionaría el problema y terminaría con esta batalla de proyecciones y
reproches.
La persona a la que ves ante ti y a la que amas o crees amar
es la persona ideal para ser tu experimento, para hacer tu proyecto de cambio,
para que sigas intentando que persona a la que amas se convierta en otra que no
refleje tu dolor mientras él o ella al otro lado está haciendo exactamente lo
mismo.
Cuando miramos a otra persona y no la aceptamos tal y como
es, le estamos pidiendo que sea mejor mientras con todo nuestro ser le estamos
diciendo que no va a conseguirlo, que nunca va a cambiar suficiente como para
gustarnos y satisfacernos, que haga lo que haga siempre se quedará medias,
porque lo que realmente necesitamos cambiar es a nosotros mismos. Porque lo que
necesitamos de verdad es aprender a mirarnos de otro modo a nosotros y
perdonarnos, dejar atrás esa culpa por no ser como pensamos que deberíamos o
nos dijeron que era esperable, mirar dentro y abrazar lo que somos.
Encontrar esa sombra que llevamos dentro, y que no enseñamos
a nadie para que no salgan corriendo asustados y no nos dejen solos, para
abrazarla. Mientras no seamos capaces de reconocernos, de ver lo que no nos
gusta en nosotros y aceptarlo, cambiar lo posible y asumir el resto, no
podremos liberarnos ni liberar a otros del peso que supone ser nuestro espejo.
Mientras no cambiemos nuestra forma de pensar y pensarnos a
nosotros mismos, de mirarnos y hablarnos, seguiremos viendo al mundo y a las
personas a las que amamos con el mismo desprecio y exigencias con que nos
miramos a nosotros mismos. No importa si es tu pareja, tu padre, tu hermana, tu
hijo o tu amigo… Nos vemos en todos ellos y a todos les pedimos que cambien
porque nos molesta lo que contemplamos.
Amamos a medias porque nos amamos a medias o casi nada…
Porque al mirar a los ojos de nuestro compañero, vemos al monstruo que no
queremos reconocer que llevamos dentro… Y que en realidad es un niño o una niña
triste y asustado que está esperando ser liberado y reconocido y recibir un
abrazo.
Nadie nos hace
felices. Solo lo conseguimos nosotros mismos cuando somos capaces de mirar
dentro y ya no nos avergonzarnos de nosotros mismos y amamos lo que somos.
Mercè Roura
Nota: I love you,
you’re perfect… Now change! es el título de un musical de Joe DiPietro y
Jimmy Rogers, estrenado en 1997, que trata en tono de comedia el mundo de las
relaciones…
https://mercerou.wordpress.com/2022/04/19/i-love-you-youre-perfect-now-change/
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