29.10.12

No hay condiciones previas ni metas a cumplir para alcanzar la felicidad


LO MÁS IMPORTANTE, SENTIRSE BIEN

¿Por qué normalmente no podemos experimentar completa felicidad en cualquier situación cotidiana? La foto parece sugerir que sí podíamos…

La verdadera felicidad que tanto anhelamos está disponible para nosotros ahora mismo, no es necesario que alcancemos antes ninguna meta ni que se produzca primero ningún cambio en nuestras vidas. El logro de cualquier meta sólo nos provocará un bienestar pasajero, aunque nuestro “sentido común” nos asegure normalmente otra cosa: que la felicidad depende del cumplimiento de nuestros deseos.

Siempre que no nos sentimos plenamente felices estamos esperando que alguna situación se resuelva “favorablemente”, que algo cambie, que se solucione cierto problema, que se cumpla alguno de nuestros deseos. Pero a largo plazo, aún cuando alcancemos algunas de estas metas, el cuadro general parece ser siempre el mismo y la felicidad permanece como un estado ideal e inalcanzable.

No hay nada de malo en tratar de cumplir nuestros deseos… ¡al contrario! Los deseos son esenciales para darle sentido a nuestras vidas, nos señalan el camino que queremos recorrer. Pero si sentimos que sólo cuando se cumplan podremos ser felices entonces pasan a convertirse en “apegos”, y se transforman precisamente en los obstáculos que nos impiden alcanzar la felicidad.

Y, paradójicamente, tal como predice la Ley de Atracción, sentirnos bien ahora y experimentar ya la plenitud y la alegría que anhelamos, es la clave para hacer realidad nuestros deseos.

Los chinos lo dicen de una manera hermosa: “Cuando el ojo no está obstruido, el resultado es la visión; cuando el oído no está obstruido, el resultado es la audición…” Y yo agrego: “Cuando la mente no está obstruida, el resultado es la verdad; y cuando el corazón no está obstruido, el resultado es la dicha…” Anthony de Mello

Aquí algunas sugerencias para sentirse bien:

Desde ya que estos razonamientos no parecen aplicables mientras atravesamos una crisis profunda, una enfermedad o una pérdida irreparable. Pero normalmente estas situaciones graves, más pronto o más tarde, derivan en un nuevo escenario de equilibrio donde podemos volver a disfrutar de nuestro presente.

Nuestras metas no parecen tantas ni tan difíciles, lo que las convierte en imposibles de cumplir es que al alcanzar alguna inmediatamente se nos ocurren otras nuevas.

Una siesta, un helado o un abrazo encierran el potencial de una experiencia plena, a la que no le falta nada. Y podemos vivir así cada momento, construyendo de manera consciente una vida feliz. Por el contrario, muchas veces marchamos mecánicamente tras los espejismos que el ego pone frente a nosotros. Se trata de nuestras propias metas, pero el engaño consiste en hacernos creer que sólo si las alcanzamos podremos ser felices. Y si aceptamos dar los primeros pasos en esa dirección, tratando de alcanzar esa “zanahoria” que el ego parece ofrecernos, podemos pasarnos la vida entera buscando así la felicidad, pero sin llegar a alcanzarla.

Si estuviera llegando tarde al trabajo, por ejemplo, es probable que la preocupación por esos pocos minutos de retraso desplace a cualquier pensamiento positivo. La preocupación por un asunto de poca importancia normalmente pesa más que el milagro de estar vivos y que todas las bendiciones que recibimos diariamente. Y a lo largo del día la situación suele repetirse con otras preocupaciones, relacionadas tal vez con conflictos irrelevantes, tareas pendientes y otros problemas menores. Nunca parecen llegar los largos períodos de paz y de serenidad que nos merecemos, en los que podamos disfrutar de todo lo que ya está resuelto en nuestras vidas, de todo aquello que gracias a Dios sí tenemos.

Aquí algunas reflexiones acerca de cómo nos afectan nuestros propios pensamientos:

Muchas veces la causa de cualquier malestar depende más de nuestros propios pensamientos que de las circunstancias que nos toca vivir. Y somos nosotros, de manera consciente o inconsciente, quienes decidimos en qué pensar. Nuestra realidad personal es, entonces, nuestra propia invención.

Aquí más instrucciones para sentirse bien:

Los artículos de este blog tratan generalmente acerca de la autoestima, de la Ley de Atracción, de la importancia de vivir de manera consciente el “aquí y ahora”… Pero siento que la idea más importante, a la que le dedicaría el último artículo si supiera de antemano que ya no voy a poder seguir publicando aquí, es esta:

Salvo en situaciones extremas podemos experimentar cada momento con alegría y gratitud, podemos decretar que ya estamos bien y simplemente disfrutar, no hay condiciones previas ni metas a cumplir para alcanzar la felicidad.

Además, así creamos las condiciones para atraer todo lo que deseamos… las cosas, situaciones y relaciones que nos gustaría incorporar a nuestras vidas. Tal vez esta idea no sea fácil de aplicar, quizás al principio sólo podamos recordarla unas pocas veces al día… pero bien vale la pena perseverar!

Axel Piskulic

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