NUNCA PERDÍ EL TIEMPO, SIEMPRE RESPIRÉ CADA SEGUNDO
Yo
nunca he perdido el tiempo. A todos en algún momento de nuestra vida
alguien nos ha dicho que hemos perdido el tiempo, pero ese alguien
rara vez argumenta su juicio. Yo
nunca perdí el tiempo, siempre respiré cada segundo. Otra
cosa bien distinta es que pareciera pasar algo más lento a veces o
multiplicase su velocidad sin
que yo supiera que era una toma irrepetible.
Dicen que
debemos aprovechar el tiempo y no perderlo, pero añoro los tiempos
en los que el tiempo no era un capital preciado
sino simplemente existente, del que nadie parecía conocer mucho.
Esos tiempos en las manecillas seguían corriendo, pero su discurrir
no nos despertaba angustia.
Si
 los científicos buscan el principio del tiempo para hallar el
 origen del universo, a mí me
 gustaría conocer el origen de la obsesión paralizante y estresante
 por 
 aprovechar
 el tiempo,
 aunque detesten en lo que lo están empleando. Porque no lo viven,
 lo “emplean” en algo que les aporte productividad.
Que a veces pase el tiempo sin darme cuenta, respirando
Me
 parece que cuanto menos consciencia tengamos del tiempo, más
 ligeros nos sentimos. Añoro
 los tiempos de aburrimiento,
 añoro los tiempos en los que podía estar haciendo cualquier cosa
 sin pensar en la gran cantidad de asuntos importantes que no estoy
 haciendo o, peor aún, pensando.
Ya
 no me planteo tan a menudo si pierdo el tiempo o no, lo gano
 respirando cada segundo sin preguntarme si lo empleé correctamente.
 Me da paz,
 aunque no sé si es rentable. No
 me lamento por no haber sido mucho mejor en una época, un día, una
 noche. Ya
 no me culpabilizo por haber perdido el tiempo.
Todo el tiempo que “perdí” lo gané en aprender de sobra qué es lo que no tengo que repetir y qué tengo que hacer de otra forma. Todo el tiempo que “perdí” y muchas veces sufrí no me hace sentir culpable. De hecho me enseñó que nunca hay tiempos perdidos, sino nunca aprendidos.
Eso
 de perder el tiempo debería reconceptualizarse, ¿no créeis? Nadie
 nos lo otorga, nadie nos lo concede a plazo fijo. No
 tenemos que dar explicaciones a nadie con lo que hacemos con él.
 Mientras para unos perderlo es todo aquello que no esté dedicado a
 conseguir una meta,
 para otros es lograr que vivir sea todo aquello que nos haga perder
 la sensación de estar ” malgastándolo”. Hay que dejar más
 tranquilos a los que no cronometran su vida en base a objetivos,
 sino que viven con el objetivo de no sentirse cronometrados.
Coge los tiempos que algunos llaman perdidos
¿Quiénes
 y por qué nos dicen que “perdemos el tiempo”? ¿Quién
 dictamina lo que es una pérdida o ganancia vital? ¿Hay jueces para
 ello? ¿Hay
 ceros añadidos a la hipoteca,
 números de hijos y total del tiempo neto para hacerlo? ¿ Hay
 contestaciones que te libran de la cuerda floja ? ¿Cuál es el
 dictamen de los años aprovechados? Al menos deberían explicarnos
 cuáles son los argumentos y su base empírica, para orientarnos.
Los
 tiempos que algunos llaman perdidos, son los que más me
 ayudaron. Qué
 gozo y qué envidia  para
 algunos de los que nunca se turban, de los que nunca se espantan.
 Sin embargo, algunos tienen necesidad de tiempos que los turben, que
 los espanten o que simplemente los quebranten.
Me gustan los tiempos en los que la gente pensaba que estuve malgastando minutos. Son en los que solía notar más mi respiración y mis suspiros con más fuerza.
Son
 los que hicieron multiplicar los minutos y las historias cuando
 vinieron los “tiempos de provecho”. Necesito
 saber qué es perder el tiempo por mí misma. Lo
 que para unos es malgastar tu vida en capítulos innecesarios, para
 mí resultaron las partes necesarias de una novela,
 que reeleída en varios tramos vitales adquiere significados
 distintos y con una incoherencia constructiva.
Que nadie se atreva
Que
 nadie se atreva a juzgar una etapa de tu vida, un período
 de depresión o
 ansiedad, una relación que parecía ser perjudicial desde todos los
 ángulos. Era
 tu tiempo y si lo perdiste es porque tú, en aquel tiempo,
 desconocías cómo poder ganarlo de otra forma. Estabas viviendo,
 estabas aprendiendo a equivocarte. ¿Qué mejor aprendizaje que ese?
 Necesitabas
 esos errores para no volver a cometerlos más en el futuro porque
 hubiesen sido quizás más dañinos e irreversibles para tu
 bienestar. No hay tiempos perdidos, hay enseñanzas no muy bien
 aprendidas o digeridas emocionalmente.
No
 se trata de perder o no el tiempo, sino de saber que de una forma u
 otra nadie nos enseñó que hay que curar experiencias sin sentirnos
 extraños, sin creer que perdemos lo que fuimos, sin que nos
 atrevamos a pasar a otra nueva etapa en la que podamos aprovechar lo
 que perdimos en las anteriores. Sea el tiempo, sea otro
 concepto. Nada
 es perdido si es aprendido a nuestra manera.

No hay comentarios:
Publicar un comentario