ÁMATE EN SILENCIO…
Corre cuando
sientas que no puedes, hazlo porque la carrera te traerá las ganas y
la fuerza para poder seguir.
Cuando notes que
todo se acaba, lávate la cara y vuelve a empezar. Eres tú quién
decide si tiras la toalla o sigues caminando… No
pierdas ese poder.
Cuando no haya luz,
sé tú la luz. No necesitas nada que esté ahí afuera, te bastas y
te sobras, aunque suene duro y asuste oírlo.
Cuando no haya
tiempo, pasa por encima del tiempo. A veces, tenemos que ver cómo se
nos escurren los momentos para entender que necesitamos
paciencia para tener paciencia…
Si las caras que te
rodean no te animan, no las mires, no las asumas, no dejes que te
calen hasta el alma y te reordenen los pensamientos. No
estás obligado a nada.
Si el desánimo te
acaricia la nuca, intenta escuchar tu voz diciendo que puedes. Busca
el recuerdo más hermoso y alentador y aférrate a él con fuerza
desmesurada… Recuerda su calor, su olor, su tacto, su música.
Vívelo hasta pensar que estás en él y afronta el momento presente
con esa energía acumulada que ya no malgastas batallando
contra el mundo sino invirtiendo en ti .
Si todavía no has
encontrado las palabras que pueden acompañarte en este viaje, busca
más y no te preocupes, ellas vendrán a ti… Si las palabras que te
dices no son las palabras que mereces, calla un rato. El
silencio es el antídoto que estás buscando… La quietud de ver
pasar tus pensamientos y salir de ti mismo para encontrar el camino…
No te angusties, todo lo necesario llegará en el momento adecuado.
Escucha tus
latidos, nota como fluyen tus venas, escucha el vals de las olas del
mar bailando en tus pies… Baila con su cadencia, mécete en sus
vaivenes y déjate llevar por su calma.
No dejes que
tus pensamientos te lleven a donde no perteneces. No habites
ideas que te hagan sentir pequeño, frágil, herido, maltratado,
náufrago… No eres víctima de nada ni de nadie, eres tu propio
guía. Si lo dudas, sal de ti mismo para ser más tú que nunca.
No te permitas
personas que te rebajen y te hagan sentir mal… No importa si están
o no están, no dejes que te posean el ánimo… Si consientes que
te menosprecien, eres tú en realidad quien se menosprecia. Decide,
escoge, reina en tu vida y en tu voluntad.
Aléjate de gurús
de egos hinchados que ocultan en realidad autoestimas flojas…
Aléjate de
aquellos que tienen fórmulas mágicas para todo y venden éxito
embotellado a cambio de perder la esencia. Mírales con compasión
porque es lo que merecen y necesitan.
No pienses
que no perteneces a donde sueñas. Si
lo sueñas, es que ya es en parte tuyo, es que ya estás preparado
para tocarlo aunque todavía no lo sepas.
Llora si lo
necesitas, pero no acabes viviendo en tu llanto… Llora para
vaciarte de asco y de pena… Ponte tu mejor traje para que el
fracaso te pille de gala y eso te deje ver que en realidad es un
triunfo.
Que te llegue la
noche con los sentidos saciados, los besos dados y al menos una meta
cumplida… Que antes de cerrar los ojos tengas claro el reto de
mañana. Vacía tu
agenda de citas mediocres y déjate tiempo para estar contigo, eres
quién tiene todas las respuestas a tus preguntas…
Busca el
silencio para amarte… Ese
espacio dentro de ti donde nada te golpea ni araña.
Encuentra tu paz
y para todos los
relojes para notar tu presencia y amarte sin prisas.
Allí
es dónde están todas la respuestas, donde han estado siempre.
Rebusca en todos
los cajones hasta sacar a la luz todos tus secretos… Ya sabes dónde
los escondes, no te hagas trampa. Mírales a la cara para descubrir
que no importan porque no hay culpas ni perdones, sólo personas que
están aprendiendo a vivir y a veces, cuando se olvida de amarse,
hacen cosas difíciles de entender.
Insiste siempre si
crees que compensa. No importa que seas la nota discordante, que
desafines, que canses y que algunos te miren mal por recordarles que
hay más mundo que su mundo… Hazlo con amor, sin acritud, con
mirada compasiva y comprendiendo otros puntos de vista. No batalles
por batallar. No busques dar patadas al mundo para desahogar la ira
que te quema dentro por algunas injusticias que en realidad son
oportunidades, aunque el dolor, a veces inmenso, no lo permita ver.
No sabemos más que nadie, cada uno lleva su camino como puede…
Usa el rojo
cuando todo sea gris…
Brilla
tanto que sea imposible apagarte o desconectarte
Porque
eres tú quién te enchufa a tu vida, quién tiene el
interruptor… No te lo escondas ni se lo cedas a nadie. Que los que
no soportan que brilles, tengan que aceptar tu grandeza y eso les
lleve a conocer la suya propia… Brilla para que brillen.
Camina bajo la
lluvia para que la lluvia te lleve.
Cuando estés muy
cerca de tu sueño y el miedo y el cansancio te tumben o te paralicen
los pies, mantén la calma y sonríe, es el momento de respirar… Es
la última prueba antes de llegar. El peldaño más complicado de
subir es el que más te acerca a tus retos.
No huyas de
lo que sientes. No
cierres la puerta a lo que te duele porque te perseguirá hasta el
final. Afróntalo de cara y permítete entenderlo y aceptarlo hasta
que dejes que se vaya si ya no forma parte de ti.
Suelta lo que te
pesa. Gran parte de tu cansancio es porque cargas una culpa que no
existe. Afloja la conciencia absurda y aprendida de un mundo que te
pone normas para que no te quede más margen para vivir que el que le
conviene.
Sucumbe a todas la
tentaciones de las que llegado el momento puedas prescindir… No
seas adicto a nada que te evada de ser tú, pero no te niegues el
placer.
No te subas
a trenes que no te lleven a donde quieres ir. A veces, lo hacemos
porque eso nos entretiene y distrae de afrontar lo que nos asusta.
Aunque, si ya vas en uno, no te apures, seguro que estás en él
porque era necesario para aprender. Todo pasa para algo…
Ilusiónate mucho
sin perder tu calma y no temas caer. Cae sin miedo, porque
sabes que cuando te levantes serás aún más increíble y poderoso…
Ponte las botas
de atravesar charcos llenos de lodo y lleva siempre en el
equipaje los zapatos de baile, por si invitas al destino a bailar y
dice que sí y luego cambias de rumbo.
Sé tu
amante y tu sosiego. Sé tu refugio y tu sol.
Arráncate las
etiquetas absurdas y sal de la fila de los que esperan que alguien
les solucione la vida. En esa fila todos fruncen el ceño y siempre
se cuela alguien ante ti y nunca se consigue nada.
No guardes la llave
de ninguna puerta que ya no quieras abrir. No dejes puertas por
cerrar ni habitaciones oscuras sin iluminar.
No encierres tu
alma, ni sometas tu consciencia.
No beses más sapos
pensando que serán príncipes porque serán siempre sapos… Y tú
no necesitas príncipes.
No te
asustes si a medio camino no te reconoces, el camino te cambia y tú
cambias al camino. A
cada paso irás soltando capas y desnudándote de historias tristes.
No te preocupes si
no te reconocen los que nunca se ocuparon de saber realmente quién
eras. No les escuches cuando te pidan que vuelvas a tu versión
anterior. Confía en ti.
No dejes un baile a
medias porque pare la música, sé tú la música.
No escuches a los
que han perdido la esperanza porque tal vez no quieren ayudarte sino
hacer que la pierdas tú.
No envidies
nada, lo tienes todo. A
veces, no lo ves porque el ruido te empaña los sentidos y las
percepciones.
Deja de mirarte con
ojos cansados y rencorosos.
Cuando te pierdas,
no te busques entre los trastos viejos y en los rincones sucios… No
visites los lugares más tristes ni los valles más oscuros… Nunca
más.
Si te pierdes…
Búscate entre las
flores. Ese es tu
lugar.
Mercè Roura
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