NO ESPERES NADA DE NADIE: Espéralo todo de ti
En
ocasiones, solemos poner unas expectativas
muy altas en
determinadas personas. Es algo inevitable y una costumbre que
practicamos todos nosotros de un modo más o menos frecuente: pensar
que tu pareja debe
apoyarte en todo lo que haces sin discrepar, esperar que tu familia
resuelva todos tus problemas o que tus amigos, estén ahí cada vez
que los necesitas.
Establecer
unas expectativas muy altas en quienes nos rodean, es un modo de
coacción, casi una obligación moral a que cumplan nuestros deseos.
Es un modo de vetar
sus libertades,
cuando en realidad, de quien debemos esperarlo todo es de nosotros
mismos.
Pasamos
gran parte de nuestra vida “esperando cosas”, aguardando a que
ocurran determinadas cosas y que las personas, actúen a su vez
de acuerdo a lo que pensamos de ellas. No obstante, no somos del todo
conscientes que “esperar” es en ocasiones sinónimo
de “desear”, y
ahí está implícita una pequeña manipulación.
Siempre
será mejor que las personas que forman parte de nuestra vida actúen
con plena
libertad y con voluntad propia.
Si hacen algo por nosotros es porque así lo han querido desde lo más
profundo de su corazón, y como tal, lo agradecemos, pero si no lo
hacen, no es algo que deba preocuparnos u obsesionarnos.
Es
de nosotros mismos de quien hemos de esperarlo todo.
Eres
tú quién debes ser capaz de resolver tus problemas sin “someter”
a otros a dicha obligación, tú quien debes afrontar tus miedos y no
proyectarlos en los demás…
El peligroso poder de las expectativas
“No
esperes nada de nadie, espéralo todo de ti”. Es
posible que esta afirmación te haya parecido algo contundente. No
obstante, estamos seguros de que te habrás identificado en alguna
situación en la cual, esta idea describe muy bien lo ocurrido. Las
personas creamos expectativas diariamente y en cada momento, y dentro
de estas expectativas,
se inscribe además cierta ilusión.
Puedes
crearte unas expectativas muy concretas sobre tu pareja: el que
siempre estará contigo, el que no renunciará a nada por ti y serás
siempre su mayor prioridad. Sin embargo, están a punto de llegar las
vacaciones y te comunica, por
ejemplo, que
quiere ir a un viaje con sus amigos/as. Una parte de ti no puede
evitar sufrir una
gran decepción,
una pequeña parte de tus expectativas se
han fragmentado y no sabes cómo afrontarlo.
¿Significa
esto que tu pareja no te quiere? En absoluto. Se trata simplemente,
de que tú mismo/a te habías construido unos esquemas
demasiado idealistas.
En este caso el riesgo ha estado en esa expectativa en la cual, se
había instalado una anticipación, y además, se había
predicho varios acontecimientos futuros que ahora empiezan a fallar.
Las
personas tenemos una tendencia casi natural a anticipar hechos, y a
atribuir suposiciones sobre los demás a través del “yo espero”,
“yo deseo”. Y cuando algo falla, aparece la desilusión y sobre
todo la decepción. ¿Y
sabes en qué se inscribe y de qué se alimenta la decepción la
mayoría de las veces? De expectativas muy concretas y esperanzas en
las que habíamos instalado una “certeza” demasiado elevada.
Nunca
des nada por sentado, la decepción será menor siempre y cuando
evites las altas expectativas y los apegos exagerados, y a su vez,
seas capaz de ofrecer libertad a los demás. Espéralo
todo de ti,porque
tú eres el artífice de tu propia vida.
Huye de las certezas, acepta lo imprevisto
Sabemos
que cuesta, sabemos que no es fácil aceptar que la vida es
cambiante, que quien te quiere hoy puede que ya no te necesite
mañana, que quien ahora te apoya puede que dentro de una hora no
piense lo mismo. ¿Cómo
afrontar tantas incertezas cotidianas?
Manteniendo
el equilibrio y siendo el mástil de tu propia vida, porque eres tú
esa persona en la que siempre debes confiar en primer lugar, tú
quien debes resolver tus propios miedos y llenar
tus vacíos.
No amarres a nadie a esa obligación, a tener que solucionar tus
cosas o a ser el esclavo
de tus expectativas por
miedo a decepcionarte en algún momento.
Deja
que te quieran en libertad y sin sometimientos, permite que hagan
cosas por ti si así lo desean, y si no lo hacen, no los sanciones ni
te hundas, déjales ser como quieran que sean. Sé
tu como quieres ser,
aprende a andar por el mundo con seguridad y con madurez,
construyendo tu propia felicidad con respeto a los demás. Espéralo
todo de ti y vive en armonía con los demás.
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