LA INTUICIÓN ES EL ALMA QUE NOS HABLA
No es magia ni embrujo, sino esa sutil
capacidad que nos hace inclinar la balanza hacia un lado, ella quien en poco
más de dos segundos nos permite valorar si una persona es de fiar o no. La intuición
es el lenguaje del alma guiada por el sendero de la experiencia inconsciente
escondida en nuestro cerebro.
A pesar de que existe mucha
bibliografía que enmaraña el sentido más psicológico, puro e interesante de la
intuición, te interesará saber que es un tema muy estudiado y analizado por la
ciencia. Tanto es así, que Howard Gardner,
notable especialista en las teorías de la mente, nos habla de la necesidad de desarrollar
un tipo de inteligencia intuitiva, con la que ser más receptivos a nuestro
mundo interior.
Ningún marinero
consulta un libro para saber afrontar un océano revuelto.
Se deja llevar
por su intuición, por esa voz interior
que sabe leer los
peligros y prever la mejor ruta, la mejor estrategia.
Esa que toma en
muy pocos segundos…
Si por algo ha interesado desde siempre
el estudio de la intuición, es por ser esa estrategia que guía gran parte de
nuestras decisiones cotidianas. Tomar un camino y no otro, desconfiar de
alguien, declinar una oferta de trabajo, aceptar un proyecto…
Hay
quien medita mucho las cosas, otros, en cambio,
se dejan
llevar por ella: por la intuición.
Te
invitamos a saber más cosas sobre esta interesante dimensión psicológica.
La
intuición: el sendero del inconsciente al mundo consciente
Nadie puede garantizarnos que por seguir nuestra intuición vayamos a
tomar las decisiones más exitosas. No obstante, lo que sí conseguiremos es
un aspecto igual de importante: actuar de acuerdo a nuestras esencias, valores,
emociones y valoraciones obtenidas de acuerdo a nuestras experiencias previas. Daremos
un paso con adecuado equilibrio interior.
Dudo que algún
día un ordenador o un robot logre igualar
la intuición del
intelecto humano.
-Isaac Asimov-
Uno de los máximos entendidos en esta materia es el sociólogo y
ensayista Malcolm Galdwell. A través de sus muchos estudios nos
demuestra cómo agentes de bolsa, médicos, psicólogos, publicistas, mecánicos o
amas de casa son capaces de tomar decisiones acertadas en muy pocos segundos.
¿Estamos entonces ante un tipo de poder que va más allá de las capacidades psíquicas
ordinarias? En
absoluto, te lo explicamos a continuación.
Características
esenciales de la intuición
La intuición forma parte de lo que se conoce como “inconsciente
adaptativo”. Cada cosa aprendida, sentida,
interiorizada, pensada y experimentada crea un poso de sabiduría única y
particular que nos define. Es nuestra esencia, es un “capital mental” que
usamos casi sin darnos cuenta cada día.
El
poder de la persona intuitiva reside en saber usar este capital como
canalizador. El buen intuitivo sabrá separar todas las ramas del bosque para
encontrar el camino en medio de la encrucijada. Porque decidir es al fin y al
cabo el arte de descartar, y lo creamos o no, la intuición es una herramienta
formidable.
Cómo
desarrollar nuestra inteligencia intuitiva
Antes de saber cómo podemos potenciar
nuestra inteligencia intuitiva, es posible que te preguntes por qué deberíamos
hacerlo y qué utilidad tiene. Bien,
para ello hemos de recordar cómo funciona la inteligencia tradicional, es
decir, mediante la reflexión y el procesamiento más lógico.
Gracias a Howard Gardner sabemos que
existen muchos más tipos de inteligencia y que todas son igual de útiles. La inteligencia intuitiva, por su
parte, nos va a permitir aflorar nuestra conciencia y
nuestras emociones para poder tomar
decisiones más rápidas, o al menos, permitirnos disponer de ese otro tipo de
información “más íntima” para poder contrastarla con un punto de vista más
racional o convergente.
Claves para
desarrollar la inteligencia intuitiva
La
intuición se siente más que se piensa. Por ello, es necesario saber escuchar
nuestras emociones, entender qué acontece en nuestro mundo interior para
encontrar la calma y el equilibrio.
·
Daniel
Goleman, por ejemplo, nos recomienda que una vez controlemos y entendamos
nuestras emociones, nos permitamos pensar en Zen que no es otra cosa más que alcanzar un estado mental de calma profunda
para ser más receptivos a nuestro interior y a su vez, al entorno.
·
Los
mensajes que suele enviar la intuición son a veces algo complejos: sensaciones,
formas, palabras… Es tarea nuestra saber interpretarlas. Cuanta más libertad
demos a nuestra mente, sin prejuicios o barreras, más aflorará nuestra
intuición.
Para concluir, la inteligencia
intuitiva puede entrenarse cada día siempre y cuando nos permitamos ser más
libres de pensamiento y, a la vez, receptivos a nuestras emociones. Todos disponemos de esas ráfagas de luz mental, de esas corazonadas que
nos guían hacia un opción muy concreta que al final, puede ser la acertada. Vale la pena dejarnos guiar por
ellas, por ese lenguaje tan especial…
Nota: Más información en ‘Educar la intuición” de Robin M. Hogarth (Paidós, 2002) o
“Inteligencia Intuitiva, por qué sabemos lo que sabemos” de Malcolm Gladwell (Taurus
2005).
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