CADA COSA TIENE SU MOMENTO...
Y cada momento su oportunidad
Y cada momento su oportunidad
Cada cosa tiene su momento y cada momento, a su vez, nos
abre la puerta a una nueva oportunidad, esa que hay que saber ver y no dejar escapar solo
porque a los demás no les guste. Porque la felicidad es al fin y al cabo un acto de valentía y
responsabilidad que nos exige también entender que, en ocasiones, lo que en un
primer momento parece un problema, puede ser también una oportunidad.
Entre las dificultades se esconden las mejores oportunidades. Ahora bien, también sabemos que no es
precisamente fácil aplicar este enfoque tan optimista. El miedo, la
inseguridad, o incluso la presión de nuestro entorno nos hacen creer que aún no
es nuestro momento, que debemos esperar un poco más en nuestra “tranquila y
segura” zona de confort.
Nunca dejes pasar una oportunidad que te hace feliz
solo porque a los demás no les agrade,
la vida son momentos que hay que saber aprovechar con
intuición y coraje.
En la actualidad, la sociedad e incluso muchas de nuestras
instituciones atraviesan un complejo periodo de crisis. Tal vez este momento
era inevitable, no lo sabemos, pero lo que no debe ser inevitable es nuestra
rendición, nuestro abatimiento. A menudo suele decirse aquello de que la
vida nos envía regalos envueltos en problemas, así que lo único que
deberíamos hacer es atrevernos a quitarles ese revestimiento oscuro y descubrir
qué oportunidad nos ofrece.
La verdadera oportunidad y el modo en que
percibimos la realidad
Para muchos, nunca es el mejor momento para casi todo.
Posponen tantas cosas que aplazan incluso su felicidad para ese día en el que
consigan esto y lo otro, en que por fin, logren aquello de más allá. Ahora
bien, hemos de tener en cuenta que quien pospone demasiado deja de
vivir el presente, porque la felicidad no se programa en una agenda.
La
felicidad se crea, se intuye, se siente.
La forma en que percibimos la realidad es pues algo
determinante. Hay quien
se focaliza solo en los problemas hasta caer en el pozo del victimismo, ahí
donde la oscuridad nunca le permitirá ver ninguna salida. Otros, en cambio,
ejercitan el músculo de la responsabilidad y la valentía y son capaces de ver
en los mismos problemas auténticas oportunidades.
La pregunta al por qué de esta dicotomía, es decir, por
qué hay quien cae en la indefensión y quien, por su parte, es capaz de poner la
llave en la cerradura de la oportunidad, reside como siempre en ese residuo
genético tan latente en nuestro cerebro: el miedo.
Es este instinto quien nos susurra aquello de que es mejor
no asumir riesgos, que es mejor dejar las cosas como están, que es
mejor no arriesgar. Sin embargo, hay que tener en cuenta que ante cada
oportunidad perdida, ante cada momento no aprovechado, aparece otra aplastante
dimensión a tener en cuenta: la frustración.
Cómo aprender a ver las oportunidades
A día de hoy, en cualquier librería especializada
encontramos múltiples manuales que nos explican cómo hacer de los instantes de
crisis nuestras mejores oportunidades. Es común que se ponga como
ejemplo a Steve Jobs y
en especial, el reto que le supuso tener que afrontar su despido de Apple.
Lejos de rendirse, lejos de convertirse en víctima, creó, por ejemplo, ese
gigante de animación llamado Pixar.
“El fracaso es una gran oportunidad para empezar de nuevo
con más inteligencia.”
-Henry Ford-
Por otro lado, muchos de nosotros, y sin
llegar a estar al mismo nivel que alcanzó Steve Jobs, también afrontamos en
estos momentos alguna que otra dificultad. Por ello, estamos seguros que las
estrategias que a continuación te describimos pueden ayudarte, al menos, reflexionar
en ellas y tenerlas en cuenta.
Claves para saber intuir tus oportunidades
Sabemos ya que nuestro principal enemigo, el más cotidiano,
es el miedo. Es pues el momento de coger las riendas de nuestra
salud emocional y entender que la vida, la felicidad, acontece más allá de la
linea del miedo. Solo un paso más allá de la zona de confort.
·
Hemos
de darnos cuenta que un problema no está en las ”circunstancias externas”
sino en nuestra mente. Intenta verlo como una oportunidad de aprendizaje y
no como algo que escapa a tu control.
·
Otra
forma de enfocar las dificultades es dejar de verlas como “islas” donde
quedarnos aislados y envueltos por la bruma del abatimiento. Entiende
que un problema no es más que un PROCESO. Si nos despiden del trabajo
no debe ser el final del mundo, sino la oportunidad de hacer un cambio, de
iniciar una nueva dinámica.
·
Hay
momentos complejos para los cuales, no hay una solución. Si no somos felices con nuestra
pareja, por ejemplo, estamos pues ante una dificultad para la cual no hay
remedio pero sí un final: el adiós. Estamos pues ante un nuevo proceso con
principio y fin que nos abre a su vez las puertas a un nuevo ciclo vital y, por
tanto, a una nueva oportunidad de ser feliz. Pero esta vez, en soledad.
Para concluir, es muy posible que nuestras mejores
oportunidades estén aconteciendo ahora mismo y en este momento. Solo debemos
permitirnos ser un poco más valientes y dejarnos llevar por la ilusión, la
valentía y el coraje.
Porque
no hay nada más caro que una oportunidad perdida…
Valeria Sabater
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