SOLO POR HOY, QUE TODO FLUYA Y QUE
NADA INFLUYA
Solo por hoy, permite que todo fluya y nada influya. Solo por hoy, evita que la adversidad sea ese
peso capaz de hundirte, frustrando tus esperanzas y tu aliento por vivir. Solo
por hoy deja ir todo aquello que te influye con sus vientos oscuros, libérate
de lo que borra tus sonrisas y, sencillamente, avanza…
Estos sencillos principios deberíamos tenerlos presentes no hoy, sino
todos los días. Porque cada mañana cuando abrimos los ojos a nuestra nueva
jornada, nos enfrentamos a nuevos retos y a tantos desafíos que por un momento, llegamos a convencernos a nosotros
mismos, de que nos estamos olvidando de ser felices.
Deja fluir, no te aferres a los
resentimientos, no te apegues a los miedos ni a quien desea cortarte las alas.
Porque todo tiene su momento y cada momento,
esa oportunidad que solo llegará si tienes la mente tranquila y el corazón encendido.
Porque todo tiene su momento y cada momento,
esa oportunidad que solo llegará si tienes la mente tranquila y el corazón encendido.
Uno de los máximos exponentes de la teoría del flujo (flow)
es sin duda el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi.
Tal y como nos explica el célebre autor de “Fluir: una psicología de la
felicidad”, las
personas malgastamos demasiada energía psíquica en estímulos intrascendentes. Vivimos en una
sociedad tan sobrecargada de información que todo nuestro ser está focalizado
hacia el exterior.
Hemos perdido ese vínculo maravilloso con nosotros mismos con el
cual, sencillamente, avanzar con las “olas de la vida” en libertad, en
felicidad… Te invitamos a reflexionar sobre ello.
Que
todo fluya, que nada me haga cautivo
Todos, de algún modo, somos cautivos de algo o de alguien. Nos afecta las palabras de ese compañero de
trabajo tan fatalista, nos influye lo que nuestras parejas esperen de nosotros, nos preocupa
llegar al final del día sin haber cumplido esos objetivos, que nosotros mismos, nos hemos propuestos en la agenda…
Estamos tan aferrados a la selva de las influencias y las
autoexigencias que dejamos que gran parte de nuestra energía vital se esfume
como el humo que desaparece por una ventana abierta. Aún más, en un interesante estudio en la Universidad de Harvard, se
concluyó que una de las
fuentes más comunes de infelicidad es practicar lo que se conoce como “la mente
errática”
Las personas pasamos gran parte de nuestro tiempo preocupándonos
por cosas que ya han pasado, o peor aún, que aún no han sucedido. Es una forma
más de “cautividad”. Según el autor de este estudio, el doctor Daniel T.
Gilbert, una mente errante es una mente infeliz. En el momento en que nuestro cerebro se
desplaza del presente dejamos de comprometernos con la felicidad. Dejamos de comprometernos con
nosotros mismos.
Lejos de permanecer cautivos en esa mente errática influenciada por
el ruido ajeno, por las expectativas ajenas, por los equívocos del ayer y los
miedos del mañana, es momento de “levantar el ancla” y permitir que todo fluya
y nada influya…
“Fluir”
para que fluya la felicidad
Según nos explica el propio Mihaly Csikszentmihalyi, la felicidad
no es algo que surge o acontece como
la luz de ese faro que se enciende para guiar a los barcos. La mayoría de las
veces, no depende de fenómenos externos, sino de nuestra capacidad interna para
crear una auténtica calidad de vida. De nuestra propia “magia” o habilidad para
encender la luz de nuestro faro interior.
Se trata de dejar que todo fluya,
de permitirnos fluir, no de huir. Porque cuando nos dejamos llevar al son armónico
de la propia vida, sin cadenas, ni influencias, descubrimos esa puerta que
antes no podíamos ver.
Claves para aprender a fluir
Es importante entender que para permitir que todo fluya y nada
influya, se necesita por encima de todo, un profundo cambio de conciencia. Mucho de lo que nos afecta negativamente no
podemos cambiarlo, sin embargo sí podemos mejorar el modo en que nos afecta a
nosotros mismos. Por ejemplo, si tienes un amigo que siempre llega tarde, quizás no
puedas conseguir que modifique su conducta, pero sí puedes programarte para
llegar tú también cinco minutos más tarde.
Veamos algunas claves más sobre las que reflexionar unos instantes.
·
Muchas personas “programan” y
postergan su felicidad al fin de semana, a esas vacaciones, a cuando
obtengan ese ascenso. Ahora bien, la felicidad no se pospone, ni se compra en
una oferta de última hora en una agencia de viajes.
·
El bienestar, en realidad, se esconde
en lo que se conoce como “experiencias óptimas”. El viento acariciando nuestra piel
mientras paseamos, el abrazo de
nuestro hijo, la sensación al empezar a leer un libro, una reunión con los
amigos… No programes tu bienestar, sencillamente, déjate llevar.
·
También es importante tener en cuenta que los mejores momentos de nuestra vida,
en ocasiones, no son pasivos ni relajados. A veces, el hecho de hacer frente a la
adversidad también es “saber fluir”, porque lejos de quedarnos encallados como
una piedra en el fondo del mar, avanzamos como esa hoja aparentemente débil que
hace frente a las peligrosas corrientes para salir airosa. Ese triunfo, ese
logro, también nos aporta la felicidad.
El “arte de fluir” no tiene nada que ver con alcanzar picos más
altos o de superarnos cada día un poco más. Se trata, simplemente, de estar
presentes y de avanzar de un
modo armónico de acuerdo a nuestra conciencia, en libertad, en integridad y en
una adecuada paz interior que nos permita disfrutar del “aquí ahora“.
Así que solo por hoy, que todo
fluya y nada influya.
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