10.6.16

Desplegar las alas, dejar atrás los miedos e impulsar nuestros deseos

VOLAR Y VOLAR MUY ALTO

Muchas veces nos gustaría volar lejos, alejarnos de todo aquello que no nos gusta, distanciarnos de lo que nos asfixia y nos hace sentir mal y encontrar otros cielos donde desplegar nuestras alas.

Y nos damos cuenta que se nos olvidó volar y nuestras alas están entumecidas y agarrotadas, porque nunca hemos volado.

Nos cuesta cambiar aunque lo estemos pasando mal, nos cuesta salir de nuestra zona de confort aunque en numerosas ocasiones de confort solo tiene el nombre, nos cuesta tomar decisiones aun sabiendo que es necesario tomarlas, para mejorar nuestra vida, nos cuesta ser nosotros mismos aun sabiendo que solo eso podemos ser para ser felices.

Casi siempre nos creemos incapaces de movernos en otros ámbitos. Nos aferramos a “Mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”; a esta frase que nos limita, nos frena y que no tiene sentido.

El caso es que unas veces por comodidad, otras por el que dirán, otras por no hacer daño a alguien, otra simplemente por miedo e incertidumbre de cómo nos irá, si analizamos nuestra vida con detalle veremos la cantidad de ocasiones que buscamos cualquier disculpa para no hacer lo que sentimos que debemos hacer.


Con esta actitud ante la vida, luego no queremos aceptar las consecuencias que se derivan de no tomar las decisiones necesarias a su debido tiempo, lo cual para estar en paz con nosotros mismos nos obliga a responsabilizar de lo que nos pasa, a la vida, a los demás, al tiempo, a la sociedad e incluso en casos desesperados al mal de ojo.

Basta, posiblemente, conque las coordenadas de nuestra vida cambien para darnos cuenta que la existencia está llena de paraísos para asentarnos y que los conflictos llegan solos, pero también las fuerzas y el conocimiento suficientes para salir airosos de ellos.

Desplegar las alas, dejar atrás los miedos y poner la energía en nuestros deseos, es una buena forma de empezar… el resto nos buscará a nosotros.

Nunca es tarde. No importa lo que se haya vivido, no importan los errores que se hayan cometido, no importa las oportunidades que se hayan dejado pasar, no importa la edad, siempre estamos a tiempo para decir basta, para oír el llamado en forma de voz interior de buscar el sentido de nuestra vida, para sacudirnos el miedo y volar alto... muy alto.


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