TRES INGREDIENTES PARA CREAR UNA BUENA VIDA
Es habitual
querer tachar algunas etapas de nuestra vida, borrarlas de nuestra
historia vital porque parece que, posemos donde posemos nuestra
memoria, solo encontramos recuerdos amargos. Fallos, equivocaciones,
impotencia. Situaciones que nos llegaron demasiado pronto,
oportunidades que aparecieron disfrazadas y no supimos ver o amores
que se insinuaron y a los que no supimos acercarnos. Todo con un poso
de verdad.
Aprender
de las decisiones que tomamos y ser responsables de las mismas nos
permite sentirnos libres durante toda nuestra vida.
Todo comienza aceptando quienes somos, las razones del por qué las
llevamos a cabo. Pero existe una franja en nuestra cultura que nos
invita constantemente a poner en entredicho nuestras elecciones,
conduciéndonos a pensar que estamos siempre equivocados o no somos
lo suficientemente “buenos” para
vivir.
Cuando
sucede esto último podemos
ser víctimas de las propias creencias
negativas que
hemos creado y alimentado. Pensamientos
que, como la lluvia, son expertos en encontrar huecos en nuestra
fortaleza para envenenarnos. Para que nos neguemos. Porque negar
nuestro tiempo es negarnos a nosotros.
Dicho lo cuál,
nuestra vida la vamos cocinando a fuego lento (a veces rápido) con
infinidad de ingredientes que nosotros, poco a poco, vamos echando a
nuestra mochila, a nuestra olla, a nuestro sabor. Si quieres que sepa
bien, cuando la recuerdas, puedes probar a echarle estos tres
ingredientes.
“Para
qué sirve el arrepentimiento, si eso no borra nada de lo que ha
pasado.
El
arrepentimiento mejor es, sencillamente, cambiar”
-José
Saramago-
Sentirte orgulloso de ser tú mismo
Es
habitual confundir el amarse a uno mismo y estar conforme con cómo
se actúa y se es en cada momento con el tener un ego elevado
o tener una personalidad egoísta. Puede,
además, que haya personas que te intenten hacer sentir inferior
a lo que eres, pero nunca olvides que tienes todo lo que necesitas
para sentirte orgulloso de ti.
Cuando
hablamos de amarnos, respetarnos y querernos no estamos haciendo daño
a nadie, pero sí contribuimos a seguir desarrollando nuestra vida.
Para ello, es vital desechar el arrepentimiento,
una vez sanado. Podemos aprender a vivir de forma plena y sin
ataduras con el pasado. Tan solo viviendo el presente y respetando el
momento con herramientas como las que te comparto en este vídeo:
Ser quién toma la iniciativa
Cuantas
veces nos han debido avisar que “somos
demasiado decididos o mandones”. Tomar
la iniciativa
nos lleva a pasar a la acción y dar el primer paso, mientras otros
aún están pensando.
Dar este paso adelante, en muchos casos es una decisión inteligente,
ya que sino decidirán por nosotros.
Si
te sucede, recuerda que no hay nada de malo en ser quién crea el
primer
“movimiento” ,
ya que no existe experiencia más liberadora que no depender de los
demás para actuar consiguiendo lo que deseas. Si quieres
algo ve a por ello, comienza el camino que te conduzca a ello y
entiende que equivocarte
y pedir perdón es algo tan natural como acertar y celebrar.
Cuidar tus expectativas
Solemos
preferir la comodidad de lo conocido.
Por ello, somos muy dados a investigar en exceso los posibles
escenarios que se nos pueden presentar y así descubrir el que
realmente es mejor para nosotros. De forma similar sucede con las
relaciones y las personas que amamos. Nos encanta generarnos
expectativas de cómo van a actuar unos y otros continuamente para
protegernos.
Muchas
veces esas “ideas
preconcebidas” no
suceden como esperamos y comenzamos a generar emociones poco
positivas, sintiéndonos mal por ello o que hemos fracasado con
determinada persona. Recuerda que eso es problema de quien se genera
dichas expectativas, no de quien debe cumplirlas. Lo
más importante es cuidar de lo que esperamos de nosotros mismos.
No de nadie más.
Sea
para sentirte orgullosos de ti, para cumplir con las expectativas que
has generado o para no decepcionar a quienes te quieren, cuando
decidas, hazlo siempre con el corazón.
De esa manera seguirás coleccionando arrepentimientos, pero estos no
serán amargos. Incluso irán acompañados de una sonrisa
dulce y traviesa por la aventura que viviste.
Así, la
vida no deja de ser una aventura, la única y la más extraordinaria.
Una aventura a la que has sido invitado y en la que te han dado un
montón de recursos (aunque sean menos que a otros, pero no dejan de
ser un montón) para que la hagas, a fuego lento o rápido,
maravillosa.
“20
años más tarde estarás más decepcionado por las cosas que no
hiciste que por las que hiciste.
Así que suelta las amarras, navega
lejos del puerto seguro y atrapa los vientos favorables en tus velas.
Explora. Sueña. Descubre”
-Mark
Twain-
Paula Díaz
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