PEQUEÑAS
COSAS QUE DAN LA FELICIDAD
La
felicidad quizás sea eso que no sabemos definir muy bien, pero que
todos buscamos ansiadamente.
En ocasiones hasta producirnos un malestar tremendo por las propias
exigencias que nos imponemos para encontrarla, de ser feliz,
caiga quien caiga, pase lo que pase.
Si
preguntas a alguien dónde se encuentra la felicidad, normalmente
encontrarás respuestas que hacen referencia a lo externo,
a lo que se desvanece, a lo que está más fuera de nuestro control
que bajo el mismo.
<<Salud,
dinero y amor, y el que tenga esas tres cosas que le de gracias a
Dios>>
o
eso dice la conocida canción.
Pero
la realidad es que no es así, ni la salud, ni el dinero ni el amor
dan la felicidad y creer que tu estado de ánimo depende de que estas
áreas de tu vida funcionen es un gran error,
que al final te llevará a ser más infeliz.
¿Dónde
solemos buscar la felicidad?
Las
personas desgraciadamente nos hemos inventado multitud de creencias
irracionales.
Son exigencias y necesidades que solo están en nuestra mente, pero
que pensamos son verdades absolutas. Sentencias inquebrantables que
tienen que marcar nuestro camino, sí o sí. De hecho, cuestionarlas
puede causarnos el mismo vértigo que asomarnos a un acantilado
escarpado.
Nos
las tomamos como un mandato, nos guiamos por ellas, las hacemos
nuestras
e incluso las defendemos aunque nos generen sufrimiento.
Creemos,
erróneamente, que si tenemos cubiertas estas necesidades y
exigencias, hallaremos la felicidad y,
por el contrario, si se produce una grieta y no alcanzamos
nuestras expectativas,
tendremos que sentirnos desgraciados. Cargas con las que no podrá
nadie, tampoco nosotros.
Normalmente estas creencias hacen referencia a
la aprobación de los demás, al desempeño perfecto de uno mismo en
alguna tarea de relevancia, al dinero, a la salud, a tener una pareja
estable y que funcione perfectamente, a ser madre, a ser alguien
interesante y carismático…etc., etc., etc.
Realmente,
hay muchos tipos de creencias y cada persona tendrá las suyas
propias,
“El trabajo dignifica”, “Se te va a pasar el arroz”,
“El dinero da la felicidad”,
“La
salud es lo más importante que existe”…
Por
lo tanto, es ahí donde las personas solemos buscar nuestra
felicidad, lo que provoca que nos impongamos expectativas poco
realistas y al final seamos muy infelices. De hecho, cada
vez tenemos más necesidades cubiertas
y somos más infelices que antaño, y además, va en aumento.
Lo
que sí da la felicidad
Si cada vez poseemos más y vivimos más
cómodamente, con más abundancia, ¿por qué somos más infelices?
¿Qué está fallando?
Lo
que falla es creernos que lo externo nos hará felices. Es
cierto que conseguir el trabajo de
tus sueños, encontrar una pareja que te quiera y te trate bien o
tener dinero da cierto placer, pero en realidad es algo muy a corto
plazo. Y es placer, no felicidad.
El
ser humano se habitúa rápidamente a lo que tiene y cada vez va
necesitando más y más,
por lo que no tiene techo, no se conforma,
con todo lo que ello conlleva.
¿Quién no conoce gente multimillonaria que ha
robado? ¿No tenían suficiente? ¿Quién no sabe de alguien que se
mata trabajando a pesar de que, para vivir, podría trabajar la
mitad?
Cuando
las personas nos damos cuenta que no somos felices a pesar de tenerlo
todo, creemos que la solución es más de eso que ya
tenemos: trabajar
más horas, intentar ser más guapo, hacer más dinero, viajar más,
buscar pareja desesperadamente…con lo que la caída aun duele más.
Lo
que no saben estas personas, es que la felicidad está en ellos
mismos,
en
su actitud, en cómo deciden disfrutar de la vida y
en
cómo funciona su escala de valores.
La
felicidad está en cómo aprecias y te diviertes con lo que posees,
sea mucho o poco.
Existen personas que tienen muy poco y son mucho más felices que
aquellos que poseen mansiones y grandes fortunas.
No
existen pocos ejemplos de personas que lo tienen todo y acaban
suicidándose, después de llevar una vida entera tomando todo tipo
de psicofármacos.
Si
quieres ser feliz empieza a apreciar todo lo que existe a tu
alrededor
y a dejar de quejarte por lo que te falta.
Es imposible que
todas las áreas de tu vida estén completas,
pero eso no quiere
decir que no puedas ser feliz con lo que tienes.
El olor a café por las mañanas, la risa de tu
hija pequeña, bailar una canción bonita con tu pareja en mitad del
salón, correr con tus perros detrás de las mariposas, ver las
estrellas, una buena conversación en la playa mientras la brisa te
da en la cara, abrir una botella de vino con un baño caliente… Estas
son las pequeñas cosas que sí dan la felicidad, ¿lo sabías?
Alicia Escaño Hidalgo
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