LO
MEJOR NO ESTÁ POR LLEGAR, YA ESTÁ AQUÍ
Es muy fácil caer en
el mañana, en “lo mejor está por llegar”, sin darnos cuenta que mientras no
apreciemos, valoremos lo que ya tenemos, lo que ya somos, siempre “estará por
llegar”.
Desde que dejé mi
trabajo “a las bravas”, estoy pasando por un período de no saber lo que quiero,
de dudas, de incertidumbre, de inseguridad económica, que me están enseñando a
vivir el presente, el día a día, el no planear nada, a confiar en la vida y en
mí, a fluir, a no dejarme llevar por el “futuro”, a caminar sobre tierra de
nadie, descalza y apoyándome únicamente en la creencia absoluta de que todo irá
bien.
Llevo seis meses de
24 horas diarias de introspección, de autonocimiento, de ráfagas de infinito
Amor y otras tantas de eterna Soledad, de auténtica conexión con mi Alma, de
ser consciente de mi gran ignorancia y de la sabiduría que se desprende de ella
cuando la aceptas, de “querer irme a casa” y de “qué bello es vivir”.
Cuando pasas tanto
tiempo a solas no puedes evitar Verte con mucha más claridad, intensidad y
rapidez que estando envuelta por otras energías que distorsionan lo que es tuyo
de lo de los demás. Tus sombras aparecen sin previo aviso, como caídas del
Cielo, para mostrarte sin tapujos qué intentas ocultar. En ese momento, o las
miras de frente y las iluminas, o te pones una venda y las rehuyes.
Poco a poco, empiezo
a entender de qué va esto, de cómo funciona la mente, de las trampas en las que
he caído y sigo cayendo, de lo poco que sé sobre el significado de la palabra
Amar y de cuánto me falta aún por aprender sobre ella.
Cada vez siento con
más asiduidad esa explosión de AMOR de “dentro” a “fuera”, sin motivo, sin
razón, sin venir a cuento, que se expande por todo mi cuerpo, por todo mi Ser,
como si “no me cupiera en el pecho” tanto Sentir, expresándose a través de mis
lágrimas y con una sensación de “todo es perfecto” que nada tiene que ver con
lo correcto y lo incorrecto, con lo bueno y con lo malo y con ningún tipo de
“amor humano” que podamos conocer.
Tenemos
todo lo que necesitamos para ser felices pero no lo sabemos porque creemos que
“cuanto más mejor”, siendo ese “más” un
producto externo a nosotros. Vamos probando, vamos acumulando, vamos buscando
que alguien nos valore, que alguien nos proteja, que alguien nos cuide, que
alguien nos necesite, que alguien nos ame, creyendo que la falta de “algo” es
lo que provoca nuestro vacío, cuando sólo es la carencia de nuestro amor por
nosotros, el darnos cuenta de que nacimos completos, lo que nos lleva a la
perdición, al olvido de nuestra divinidad.
Ya está bien que así
sea, porque para encontrarse primero es necesario perderse. Cada uno
tenemos nuestro propio camino, con las experiencias adecuadas PARA QUE
recordemos que todo aquello que deseamos, con lo que soñamos, se halla en
nuestro Interior; que todos esos sentimientos, valores que
tanto admiramos del otro ya los tenemos, pero no los vemos porque un día les
cerramos la puerta cuando nos creímos que no éramos suficientes, que éramos la
mitad de una naranja, que el paraíso era un pecado y que Dios nada tenía que
ver con nosotros.
Y no estoy hablando
de “tener” sino de SER. Para tener sólo hace falta dinero y, a estas alturas,
creo que todos ya sabemos que el dinero no da la felicidad, ni se le acerca. Para
SER es necesario AMAR-te y para amarte es imprescindible conocerte, sentirte y
aceptarte a Ti, en tu totalidad, con lo que te gusta y lo que no.
Tu humildad, tu
valentía, tu compasión, tu tolerancia, tu paz, tu honestidad, tu
agradecimiento, tu bondad, tu delicadeza, tu sensibilidad y tu humanidad nadie
te las puede enseñar, ningún lugar del planeta las posee, ningún mantra te las
canta, ninguna bruja te las hechiza, ningún mal de ojo te deja ciego más que tu
falta de responsabilidad, ninguna visualización te las muestra y ningún taller
te las vende. Se
activan SIENDO y “siendo” es una decisión que sólo tú tomas,
nadie más lo hace por ti: ni maestros, ni gurús, ni ángeles, ni arcángeles, ni
dragones, ni cuarzos, ni reikis, ni terapias, ni masajes, ni regresiones, ni
viajes astrales, ni yogas, ni ayahuascas, ni respiraciones, ni constelaciones,
ni ninguna técnica habida o por haber, inventada o en proceso de invención.
Todo está en ti, todo
está en mí. El Amor jamás proviene del “más allá”, está mucho mucho más cerca,
tanto que ni lo reconocemos porque no está separado de nosotros, porque corre a
la velocidad de la Luz por cada una de nuestra venas, por cada cuerpo del que
estamos compuestos…
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