Vamos
a hacer una prueba. Un día como hoy, si quieres, te levantas y te
permites que todo resbale. Que lo que te araña te arañe menos. Que
lo que te parece urgente salte de tu agenda hasta perderse en el
olvido… Que nada te zarandee tanto como para quedarte muerto o
roto… Notar lo que pasa hasta el final pero sin dejar que te inunde
y te haga perder el equilibro, sintiendo que no importa, que dentro
de ti, en algún momento que no este, encontrarás solución… Y que
si no la encuentras, tampoco pasa nada porque la
vida no es morir en los intentos sino estar presente.
Y
no te hablo de no sentir, al contrario, te hablo de sentirlo todo,
pero lo de hoy, lo de ahora… No lo de hace años que llevas
adherido a la piel y no consigues soltar o lo que piensas que pasará
un día de estos porque te crees un ser predestinado al fracaso o al
sufrimiento. Te hablo de sentir cada instante, cada miedo, cada
sensación, cada risa, cada sonido… De ir por la calle notando este
viento fresco que eriza tu vello y pone en alerta tu piel y disfrutar
del tacto de los que amas como si fuera la primera vez y al mismo
tiempo la última.
Te
propongo por un rato no pensar más allá de la vuelta de la esquina,
para no perderte este ahora que se escapa y que mientras lees esto
(por cierto, gracias inmensas por dedicar una parte de tu valioso
tiempo a mis palabras) se va y se esfuma.
Ya
lo sé. Tienes tantas cosas pendientes… Algunas complicadas y
duras. Sin embargo, no las vas a solucionar desde esa sensación que
te golpea el pecho, que cuesta soltar y que no se irá en dos días.
Sin embargo, no se irá nunca si no te permites respirar, si no te
sientes merecedor de ser libre y vivir como si mañana no importara.
Porque en realidad, no importa… Y no porque no vayamos a hacer todo
lo posible (y mucho de lo imposible) porque esté lleno de lo que
amamos y soñamos, sino porque no existe todavía y le estamos
dedicando un tiempo maravilloso de nuestro presente…
Preocuparse
no sirve de nada. Lo que realmente sirve es comprender qué nos
cuenta la vida con cada conflicto y ponerse manos a la obra en lo que
sentimos que podemos hacer para solucionarlo… Hacer
desde la consciencia y no desde la necesidad de mantenerse
desesperado para demostrarle nada a nadie. Vivir desde una compasión
inmensa por lo que realmente somos y amarnos pese a reconocer
nuestros errores, sabiendo que están ahí para que los usemos de
puente a nuestra nueva vida.
Todo
cambia en un instante. Cruzas una calle y encuentras a alguien que
hace un siglo que no ves y que tiene la respuesta que buscas. Recibes
una llamada y algo se apaga, se rompe pero en pocos días abres un
libro y todo cambia. A
veces, el sol sale cuando cierras los ojos porque estás demasiado
cansado de enfadarte con la vida porque llueve y nunca lo ves…
Te
propongo que ahora no te enfades. Que te des una
tregua a ti y tus problemas pendientes. Que durante un rato (un
minuto o un siglo, el tiempo no existe en realidad) te permitas que
todo sea tan relativo que nada cuente, ni sume, ni reste, ni encienda
ni apague la luz… Tu luz… Que no tengas que hacer nada
concreto más que lo que te apetece, que no vayas a mirar tu lista de
objetivos para tachar algo que debes hacer hoy (si no es que te
entusiasma) Que pares y vivas y sientas qué deseas realmente. Que
hoy no importe nada más amarte y amar y vivir en consecuencia a eses
amor loco y maravilloso que nunca te permites porque te castigas
cuando crees que fallas.
Hoy
no produzcas. No generes. No taches nada en la lista ni planifiques…
Deja que la vida te cuente y te marque… A ver a dónde vas y qué
pone en tu camino. Si llaman a la puerta y no te apetece, no abras.
Afloja el cinturón y déjate el pelo ondulado, a su aire, sin que
tenga ese liso perfecto de cada día. Pierde deliciosamente tu tiempo
tomando café con alguien y charla sobre lo maravilloso que es tomar
café sin mirar el reloj. Entierra tu móvil y deja que los mensajes
los envíe la vida, el mundo que late y descubre caminos más allá
de una pantalla.
Déjate
llevar por un aroma y sigue su rastro. Come con pausa y llénate de
vida. Si tus planes te rompen, rompe tus planes hasta que a media
tarde estés aquí y ahora, y sepas que estás justo donde deseas
estar haciendo lo que realmente necesitas, no lo que el mundo te
vende… Y tal vez, sea hacer nada. Hay que hacer mucho de nada para
saber con qué llenar tu vida, para aprender a notar la necesidad
real de lo que amamos, de lo que nos apasiona y entusiasma…
No
hagas, pero mantente despierto a la vida. No pierdas detalle porque
alguien o algo, mientras encuentras tu calma, te va a susurrar todas
las respuestas que buscas y necesitas… Hace tiempo que las tienes
pendientes de escuchar pero no podían llegar a ti porque no paras ni
escuchas… Y no es que no pare tu cuerpo, no para tu mente. No paran
tus pensamientos terribles sobre lo que sucederá mañana ni los
pensamientos tristes que se ocupan de golpearte de nuevo por lo que
pasó ayer…
Te
propongo que hoy decidas no tener futuro ni pasado y notes este
momento como si fuera el único, pero con la extraordinaria sensación
de que si lo vives, conseguirás que haya otro, y otro, y otro, hasta
que tu vida sea un sinfín de momentos deliciosos y llenos de ti…
Deja
que la vida te toque y te cuente, que te invada y te marque el
camino. Deja que te cale tan hondo que te des cuenta de una vez por
todas de que tú eres la vida y en realidad eres tú quién lo marca
pero has sido hasta hoy incapaz de notarlo porque no te sueltas ni
permites dejas de angustiarte. Mientras te preocupas, no vives y es
justo cuando vives que encuentras las respuestas y las herramientas
para solucionar tus preocupaciones.
Te
propongo que hoy te mires con tanto amor que comprendas que te
mereces una tregua entre tanto aviso loco y exigencia bárbara… Que
te quieras tanto que te permitas descansar y no buscar rendimiento y
resultado a todo… Que te comprendas tanto que mires tus debilidades
con cariño y te des cuenta que llegarán a ser tus fortalezas si
sabes abrazarlas…
Que
seas tan amable contigo que te permitas decidir que no puedes hacerlo
todo hoy y busques un lugar hermoso donde darte cuenta de lo mucho
que mereces y amas.
Deja
de castigarte por lo que no eres y vive tu esencia. Te propongo que
te trates como mereces y comprendas que ya eres perfecto y no esperes
nada… Porque
todo lo hermoso y lo bueno que va a llegar está a dos minutos de
este silencio maravilloso que te permites ahora y que casi nunca
vives ni habitas.
Mercè
Roura
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