EL DATAÍSMO, LA CREENCIA DEL FUTURO
Las
creencias van cambiando con los tiempos. Si bien no es lógico pensar
lo mismo que hace 1.000 años, dentro de cientos de años lo que
pensamos ahora también será olvidado. Indagando en las posibles
creencias del futuro, una
de las propuestas más interesantes es el dataísmo.
Esta
creencia en el poder de los datos bien podría convertirse en la
nueva religión del futuro. Aunque algunas de las principales
religiones del momento se forjaron en el Medio Oriente, este centro
neurálgico parece estar moviéndose a Silicon
Valley. ¿Quién
puede afirmar que las nuevas religiones no acaben por venir del norte
de California?
El dataísmo
El
dataísmo sostiene que el universo consiste en flujos de datos. En
esta visión, los humanos somos organismos con algoritmos
bioquímicos, mientras que las máquinas tienen algoritmos
electrónicos. Al fin y al cabo, ambos serían algoritmos, por lo que
las diferencias serían mínimas y el valor de cualquier fenómeno o
entidad estaría determinado por su contribución al procesamiento de
los datos.
De
esta forma, el dataísmo defiende que las mismas leyes matemáticas
se aplican tanto a los algoritmos bioquímicos como a los
electrónicos. En consecuencia, el
dataísmo elimina la barrera
entre máquinas y animales.
Asimismo, predice que los algoritmos electrónicos terminarán por
descifrar y superar a los algoritmos bioquímicos.
Desarrollo del dataísmo
En
el 2014, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han manifestaba que la
intuición es meramente subjetiva, por lo que el Big data terminaría
por hacerla inservible. Según este autor, las
teorías pecan de ser ideologías y,
cuando hay suficientes datos, estas sobran. Así, el dataísmo sería
el futuro, la renuncia de los sentidos en favor de los datos.
Por
otra parte, en 2016, Yuval Noah Harari ubica el dataísmo en un
contexto en su libro Homo Deus. Parte de que el universo es un flujo
de datos y los humanos contamos con la capacidad para procesarlos.
Esta forma de entender el mundo presenta la historia de la humanidad
como una búsqueda de la mejora de la eficiencia de los sistemas. En
concreto, los sistemas de procesamiento de datos. Así, los
seres humanos habrían mejorado las conexiones y la libertad de
movimiento de los datos.
“La religión emergente más interesante es el dataísmo, que no venera ni a dioses ni al hombre: adora los datos”.
-Yuval
Noah Harari-
El dataísmo como religión
El
capitalismo surgió como una teoría científica y acabó por dominar
el mundo y convertirse, incluso, en una religión. De forma similar,
el dataísmo surgió como una teoría, pero cada
vez se acerca más a la determinación de lo que está bien y lo que
está mal.
Cuando
los algoritmos lleguen a conocer a las personas mejor que ellas,
podrán decirnos cuáles son las decisiones correctas en todo
momento. ¿Imaginas
que un algoritmo te dice con quién debes casarte?
Este
sistema de procesamiento de datos será como un Dios. Estará en
todas partes y lo conocerá todo. Por tanto, los humanos están
destinados a fusionarse con él. Será la revolución de la clase
innecesaria.
Los
humanos optarán
por fusionarse con
las máquinas y
tratarán a quienes no lo hagan como tratamos a los animales. Por
tanto, el dataísmo se convertirá en una religión basada en la
premisa de que la libertad de información es el mayor bien de todos.
Mártires y profetas
Toda
religión cuenta con profetas que transmiten sus creencias y mártires
que fallecen en su defensa. El dataísmo no iba a ser menos. Así,
encontramos a Aaron Swartz. Este
hacktivista es conocido por descargar los artículos de revistas
académicas y liberarlos para
que cualquier persona pudiera acceder a ellos. En concreto, Swartz
liberó nada menos que 4,8 millones de artículos. Esta osadía le
valió su detención. Sin embargo, Swartz terminó suicidándose ante
un posible encarcelamiento de por vida.
Por
otra parte, las religiones también necesitan profetas. Personas que
transmitan la sabiduría de la religión. En el caso del dataísmo,
encontramos a Raymond
Kurzweil.
Este ingeniero trabaja para Google y afirma que la humanidad se
dirige hacia el transhumanismo. Esto es, la
mejora de los humanos mediante el desarrollo y la fabricación de
tecnología.
Predica/Vaticina
la futura fusión de humanos y máquinas.
El papel de los humanos
¿Qué
papel jugarían los humanos en esta nueva religión? Los humanos
seríamos chips. Esto es, los
humanos serían chips que procesarían los datos.
Así, las grandes ciudades con mayor número de habitantes tendrían
mayor capacidad de procesamiento. De la misma forma, la variedad de
procesadores aumentaría la capacidad de procesamiento.
En
consecuencia, emplear
distintos chips o personas aumentaría el dinamismo y la creatividad.
No obstante, aumentar el número de procesadores y la variedad no
tendría sentido si no están conectados. Por lo tanto, las redes
comerciales se expandirían entre ciudades de manera que la libertad
de movimiento sería mayor.
Aunque
predecir el futuro es difícil, por no decir imposible. El dataísmo
parece una alternativa viable. La
creencia en el poder de los datos y la fusión entre máquinas y
humanos es una posibilidad
a futuro. Esta
situación otorgaría el poder de decisión a los algoritmos,
reduciendo el margen de error. Sin embargo, quedan problemas por
resolver como la interpretación de la conciencia humana, la cual aún
no ha sido descifrada por algoritmos.
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