IDENTIFICAR NUESTRAS EMOCIONES
Las
emociones son esas grandes desconocidas aunque todo el mundo habla
de ellas, sin saber muy bien que son, no es fácil porque la emoción
no es racional, ni física algo que se pueda tocar, es algo que solo
se puede sentir y esa es la dificultad.
Por
ejemplo: ¿Es lo mismo sentir terror que sentir pánico, histeria o
susto? La respuesta es no. Con mucha frecuencia, no sabemos cómo se
denominan nuestras emociones.
Conocer
y comprender los procesos emocionales nos permitirá ser capaces de
regular nuestros sentimientos. Por eso es importante que te
preguntes si ¿sabes poner nombre a cada una de tus emociones?
Las
emociones son reacciones (como nos sentimos nosotros) ante
determinadas situaciones o estímulos. La intensidad de las
emociones varía en función de la evaluación que realicemos sobre
dicha situación y su capacidad para afectar nuestro bienestar.
El
significado que concedemos a cada situación es lo que permite
etiquetar una emoción, en función del dominio del lenguaje, con
términos como alegría, tristeza, enfado, entre otros.
Podríamos
decir que las emociones se clasifican en dos grandes categorías:
EMOCIONES
BÁSICAS (Emociones primarias o elementales)
Son
aquellas emociones que no son aprendidas, sino universales e
innatas, y se asocian con una expresión facial concreta.
Todos
los seres humanos, con independencia de nuestra cultura o educación,
tenemos la misma expresión facial ante ciertas emociones, como son
la alegría, la tristeza, la ira, el miedo, la sorpresa y el asco.
EMOCIONES
SECUNDARIAS
Dependen
en mayor grado del desarrollo de cada persona (las respuestas
emocionales difieren ampliamente de unas personas a otras). Algunos
ejemplos de emociones secundarias son la ansiedad o la hostilidad.
LA
AUTOCONCIENCIA EMOCIONAL
Existe
una gran diferencia entre sentir una emoción y ser consciente de lo
que se está sintiendo.
La
autoconciencia emocional es la capacidad de tomar conciencia de los
propios estados internos y de reconocer las propias emociones, así
como los efectos que éstas tienen sobre nuestro estado físico,
nuestro comportamiento y nuestro pensamiento.
Una
persona con autoconciencia emocional es capaz de:
-
Conocer qué sensaciones está sintiendo y por qué.
-
Comprender los vínculos que existen entre sentimientos,
pensamientos y acciones.
-
Conocer el modo en que los sentimientos influyen sobre las
decisiones que se toman.
-
Saben expresar las emociones de manera adecuada.
La
autoconciencia emocional requiere de un amplio conocimiento de
nosotros mismos, de la comprensión de los procesos emocionales y de
la predicción de nuestras reacciones emocionales ante determinadas
situaciones.
¿CÓMO
PODEMOS SER MÁS CONSCIENTES DE NUESTRAS EMOCIONES?
Casi
siempre estamos experimentando alguna emoción en nuestra vida
diaria. Sin embargo, si estas emociones son de baja intensidad o muy
sutiles no les prestamos atención.
Sólo
atendemos a nuestras emociones si nos desbordan o son especialmente
intensas.
Es
importante realizar una pausa mental y mirar hacia nuestro interior
para intentar captar el murmullo de las emociones.
Para
desarrollar la autoconciencia emocional es necesario preguntarse:
-
¿Qué siento ahora mismo?
-
¿Cómo estoy actuando?
-
¿Qué pienso de esta situación?
-
¿Qué quiero?
-
¿Qué elementos de la situación me están provocando esta emoción?
Para
regular las emociones es clave ser capaz de percibir y comprender
cada emoción que sentimos, es decir, saber ponerle un nombre a la
emoción (una etiqueta verbal) y comprender qué la ha generado y
qué efectos ha tenido.
La
autoconciencia emocional se alcanza cuando comprendemos la manera en
que las emociones afectan a lo que percibimos, lo que pensamos, lo
que hacemos y las decisiones que tomamos.
ALFABETIZACIÓN
EMOCIONAL
Para
desarrollar la autoconciencia emocional es necesario poseer un
vocabulario adecuado y suficiente para definir o describir cada
sentimiento o emoción. Un buen ejemplo de todo lo expuesto es lo
que te propongo que hagas a continuación.
Lee
despacio estos más de cien términos referidos a emociones. Y la
pregunta: ¿Sabrías identificar cuándo sientes cada una de ellas?
Aburrimiento,
alegría, alivio, amor, angustia, ansiedad, añoranza, apatía,
apego, aprensión, armonía, arrojo, asco, asombro, calma, cariño,
celos, cólera, compasión, confianza, confusión, congoja, culpa,
curiosidad, decepción, depresión, desamparo, desamor, desánimo,
desasosiego, desconcierto, desconfianza, desconsuelo, deseo,
desesperación, desgana, desidia, desolación, desprecio, dolor,
enfado, enojo, entusiasmo, envidia, empatía, espanto, esperanza,
estupor, euforia, excitación, éxtasis, fastidio, frustración,
fobia, hastío, histeria, horror, hostilidad, humillación,
impaciencia, impotencia, indiferencia, indignación, inquietud,
insatisfacción, inseguridad, interés, intriga, ira, irritación,
júbilo, lujuria, melancolía, mezquindad, miedo, nostalgia,
obnubilación, obstinación, odio, omnipotencia, optimismo,
paciencia, pánico, pasión, pena, pereza, pesimismo, placer,
plenitud, prepotencia, rabia, rebeldía, recelo, rechazo, regocijo,
rencor, repudio, resentimiento, resignación, resquemor,
satisfacción, seguridad, serenidad, solidaridad, sorpresa, susto,
temor, templanza, ternura, terror, timidez, tranquilidad, tristeza,
vacío existencial, valentía, vergüenza…
La
clave de la esencia de la inteligencia emocional es tener tus
emociones trabajando para ti y no en tu contra.
Y
para que eso ocurra es necesario saber identificarlas en tu
interior.
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